jueves, 22 de mayo de 2014

Godzilla (2014)



Título Original Godzilla (2014)
Director Gareth Edwards
Guión Max Borenstein y David Callaham
Actores Aaron Taylor-Johnson, Ken Watanabe, Elizabeth Olsen, David Strathairn, Bryan Cranston, Sally Hawkins, Juliette Binoche, CJ Adams, Richard T. Jones, Al Sapienza, Patrick Sabongui




Godzilla, el dinosaurio atómico, el rey de los monstruos nacido en el seno de los nipones estudios Tōhō vuelve por todo lo alto con una superproducción mastodóntica en la que sus creadores han puesto al frente al realizador británico Gareth Edwards, autor de la meritoria e interesante Monsters, atípica cinta sobre gigantescas criaturas alienígenas invasoras en la tierra que es sin lugar a dudas la que llamó la atención de Warner Bros y Legendary Pictures para darle los mandos de un proyecto de proporciones tan enormes. El público andaba reticente con respecto a Godzilla, ya que la última incursión a nivel internacional por parte de Hollywood con el personaje había sido la versión de Roland Emmerich de 1998 que disgustó a muchos y agradó a más bien pocos. Por suerte Gareth Edwards y su equipo han estado a la altura regalando a la platea una magnífica obra que aborda varios aspectos y vertientes, triunfa en prácticamente todos ellos, pero que como muchas de las producciones rompetaquillas de la meca del cine contiene algunos fallos típicos de estos largometrajes que por otro lado no ensombrecen sus muchos logros, que no son pocos precisamente.




Este reboot de 2014 quiere dejar satisfecho a todo tipo de espectador y lo consigue prácticamente con todos ellos. Por un lado es una monster movie clásica, con enormes criaturas luchando y destruyendo ciudades enteras con sus desproporcionados enfrentamientos. Por otro es un kaiju de manual, un rendido tributo a este género incluyendo la lógica presencia de Godzilla, la aparición de otras criaturas para batirse en duelo con el monstruo protagonista a modo de referencia a las múltiples secuelas que surgieron tras el éxito del primer film protagonizado por el dinosaurio atómico, la presencia de científicos que han jugado a ser dioses o un mensaje final en el que la humanidad recibe a Godzilla como a un salvador reivindicando así su peso como icono de la cultura pop del siglo XX en pleno siglo XXI. Pero lo más es interesante es que Gareth Edwards y sus guionistas quieren respetar la esencia del origen y génesis del personaje. Godzilla nació como una metáfora del terror de Japón a la radiación producida por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, de modo que en esta versión de 2014 no sólo se respeta en gran parte esa teoría con incluso una referencia directa a aquellos hechos (el momento reloj entre el Doctor Ichiro Serizawa y el almirante William Stenz) sino que incide en convertir a Godzilla (y sus monstruos rivales) en proyecciones dentro de la ficción de hechos históricos trágicos de nuestra historia reciente, alegorías de nuestros miedos como sociedad como los atentados del 11 de septiembre de 2001 (esos cazas chocando con los rascacielos) los Tsunamis que arrasaron Thailandia en 2004 o Japón en 2011 (cómo la ciudad se ve sepultada por las olas cuando los monstruos llegan a la costa) ya dentro del mismo país nipón el accidente nuclear de Fukushima (todo lo relacionado con el arranque del film con los personajes de Bryan Cranston y Juliette Binoche) e incluso nuestro 11M de 2004 (el tren siendo destruido mientras Ford Brody trata de salvar su vida y la del niño que se encuentra bajo su cuidado) o la inutilidad de las fuerzas militares que se confirman como ineficaces en un plano ofensivo y sólo útiles a la hora de rescatar a las víctimas de los envites entres los monstruos eludiendo así el patriotismo típico de los films americanos en los que su ejército acaba siempre salvando al resto de la humanidad del ataque invasor sea de la índole que sea. Todas referencias intencionales o no, pero de manera extraña fácilmente extrapolables a nuestra realidad como también sucedía en otra memorable monster movie como era aquella The Host de Bong-Joon-ho que la semana pasada estrenó en España su última cinta, Snowpiercer.




Pero si hay un aspecto en el que destaca Godzilla y en ese sentido parece haber consenso entre publico y prensa especializada es en que visualmente es una maravilla que en más de una ocasión bordea la brillantez formal y conceptual. Gareth Edwards confirma con su último film que aquellos apuntes de genialiad estética que se vislumbraban en Monsters no fueron casualidad. Godzilla es una de las películas comerciales mejor rodadas en el plano técnico del 2014, la puesta en escena del realizador británico es intachable, poderosa, con un control del tempo narrativo de una tensa calma cuando la historia lo demanda, ya que la primera criatura tarda en hacer acto de presencia y Godzilla es mostrado poco a poco hasta su aparición estelar (aunque por suerte desde el potente arranque Garteh Edwards inyecta un ritmo endiablado a su historia) y brutalmente espídica cuando la acción impera en la pantalla haciendo un uso magistral de los medios que tiene a su alcance que van desde unos efectos digitales prodigiosos (en lineas generales) a un diseño de producción holgado en todos los sentidos. Pasajes como el del salto halo en su totalidad, pero especialmente los planos subjetivos desde el punto de vista del personaje de Aaron Taylor-Johnson, la escena de cortejo entre dos de las criaturas (referencia directa al clímax final de la ya mencionada Monsters) el primer rugido de Godzilla que supone su principal aparición completa en pantalla, el arranque a modo de prólogo que insufla acción a la historia desde su punto de partida para luego apelar a un ritmo más calmado con tensión creciente a lo Alfred Hitchcock (imposible no pensar en Los Pájaros) hasta que el primer monstruo empieza su campaña de caos y destrucción o la pelea final con Godzilla en todo su apogeo haciendo lo que mejor sabe. Resumiéndose todo en una producción intachable que nos confirma que la elección de Gareth Edwards ha sido un acierto mayúsculo a la hora de resucitar a la criatura de los estudios Tōhō y llevada a lo más alto por Ishiro Honda con aquella ya lejana producción de 1954.




Pero si hay algo que reprochar a Godzilla es el simplismo de sus estereotipados personajes y que aunque en el guión de David Callaham (con historia original de Max Borenstein) trata de evitarlo no impide que caigan en los clichés propios del género de catástrofes como la presencia del científico loco que luego no lo está tanto (en esta caso hay dos, uno occidental y otro oriental) el militar sacrificado con familia esperándolo en casa (la misma que también correrá peligro por culpa de los ataques de Godzilla y sus enemigos naturales) o el alto mando militar duro e inmisericorde pero justo y honrado. Tampoco ayuda que del magnífico reparto el único que parece esforzarse por ofrecer una labor notable sea Bryan Cranston, que aunque distraiga al espectador con es terrible postizo capilar mal colocado que le han plantado en la cabeza no deja de ofrecer lecciones de interpretación. Los demás no pasan de cumplidores y es una pena, porque gente como Juliette Binoche, David Starthairn, Sally Hawkins o Ken Watanabe son intérpretes de sobrado talento y por desgracia no llevan sus roles más allá del papel escrito aunque cumplan lo mínimamente exigido. Curiosamente el más flojo del equipo artístico es Aaron Taylor-Johnson, que aún estando a la altura en lo que a fisicidad se refiere a la hora de dar alas al dramatismo que requiere su trabajo, el del protagonista principal nada más y nada menos, no está a la altura transmitiendo poca versatilidad y cierta apatía. Mejor que él está Elizabeth Olsen que se entrega más y sabe transmitir las (simples) inquietudes sentimentales de su personaje, aunque poco puede hacer con los pocos minutos de metraje que tiene en pantalla con una presencia tan tangencial en la historia que Gareth Edwards y sus guionistas nos están relatando.




Por suerte Godzilla se confirma como un triunfo prácticamente total que aunque es consciente de su poca relevancia cinematográfica como producto de consumo rápido quiere ir más allá con ciertos apuntes politicos que nos hablan de nuestra situación actual como sociedad por medio de referencias al pasado. Por el camino se confirma el talento de Gareth Edwards para ejecutar un potente ejemplo de kaiju en particular y monster movie en general y el cariño por parte de sus creadores hacia este género de origen japonés (la inclusión de cierta estética oriantal a la puesta en escena, tomar a Tokio como epicentro de la acción del largometraje y el añadido del rol de Ken Watanabe son todos aciertos tan meritorios como elegantes) que influyó en la impronta de tantos autores cinematográficos y espectadores que quedaban fascinados con esos monstruos de plástico destruyendo edificios a escala hechos de cartón piedra en films que los hacían soñar con otros mundos, tan aterradores como fascinantes. El éxito de esta Godzilla de 2014 está confirmado con un número en taquilla a nivel mundial y la confirmación de que se ha dado luz verde a la secuela. Sólo el tiempo nos dirá cuándo volveremos a ver al Rey Monstruo demostrándonos que el hombre no controla naturaleza sino que es la naturaleza que que nos tiene sometidos a nosotros.



1 comentario:

  1. Esta crítica fue escrita originalmente junto a otras dos más en este artículo de la web Zona Negativa:

    http://www.zonanegativa.com/zn-cine-critica-de-godzilla-de-gareth-edwards/

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