martes, 19 de septiembre de 2017

Juego de Tronos: Temporada 7, be quick or be dead



"Si no apartamos las enemistades y nos unimos, moriremos. Y no importará quién se siente en el Trono de Hierro"




Ya podemos hablar globalmente de la séptima temporada de Juego de Tronos y la segunda en la que sus showrunners, David Benioff y D.B. Weiss, no han tenido la prosa de George R.R. Martin como base para estructurar su material audiovisual. Si bien la sexta temporada demostró la competencia de los ideólogos de la serie a la hora de volar libres sin traicionar la esencia y el discurso del autor de la saga literaria Canción de Hielo y Fuego, también dejó en evidencia algunos agujeros de guión y altibajos de ritmo que denotaban la importancia y el peso de Martin a la hora de dar solidez a la narración del programa aunque no fuera de manera directa. Esas carencias argumentales (al menos en cuanto a los fallos narrativos) se han hecho más evidentes en esta séptima tanda episodios, la más corta y de mejor ritmo de todas las del show de HBO, pero también la más cuestionable en cuanto a su escritura y las licencias que esta se toma para que el espectáculo y las secuencias memorables, que las hay a puñados, tomen forma en pantalla.




Ya en la pasada temporada supimos que la llegada de los Caminantes Blancos comandados por el Rey de la Noche iba a suponer un punto de inflexión en Juego de Tronos de cara a que los distintos bandos enfrentados por años de traiciones, sangre y muerte se unieran para afrontar la mayor batalla de la historia de Poniente. Esta temporada se ha ocupado de ir colocando las fichas de ajedrez estratégicamente sobre el tablero para que esa alianza tome forma, pero el camino ha sido dificultoso y arduo a todos los niveles. Las intrigas palaciegas, los secretos susurrados en angostos pasillos de descomunales castillos y los “juegos de tronos” se han visto reducidos al mínimo exponente durante esta temporada y es algo que se ha criticado a los creadores de la serie, pero es lógico que durante este prólogo de lo que será la gran guerra el ritmo se acelere y la acción prime, ya conocemos a los personajes y sus aspiraciones, de modo que sólo queda que la estrategia y el ataque para dar empaque a la serie.




Primero me voy a centrar en los temas más controvertidos de la temporada, los mismos que se han convertido en la comidilla de las redes sociales. Por un lado se han criticado notablemente, y no sin motivo, las transiciones temporales del todo improbables que pueblan el metraje y aunque los creadores de la serie y el mismo George R.R. Martin las han defendido es indudable que las prisas por dejar todo preparado para la octava temporada han dado pie a estas incongruencias que se hacen notables en pantalla, con personajes con poderes cercanos a la ubicuidad u otros que corren a una velocidad que ni Flash o Quicksilver. Por otro lado el famoso y muy mencionado fanservice también ha sido puesto en tela de juicio, afirmando más de un fan de la rama dura de la serie, y los libros, que esta temporada está llena de concesiones de cara a la galería para satisfacer a los seguidores del producto. Esto es totalmente cierto, pero no lo es menos que ver a todos los personajes que se dan reunión en el último episodio en Desembarco del Rey, por poner sólo un ejemplo, es un regalo para los que llevamos siguiendo la historia de Poniente desde sus inicios.




Teniendo en cuenta todas estas cuestionables características que merman en cierto modo el conjunto de la producción el que esto firma no puede hacer otra cosa que admitir lo mucho que ha disfrutado de esta última temporada de Game of Thrones. La interacción de los personajes se ha antojado sobresaliente, las secuencias de batallas multitudinarias colosales y los pasajes para el recuerdo como el ataque suicida de Jaime contra Daenerys, la conversación entre Tyrion y Cersei, la revelación de la traición de esta última a la alianza, la batalla entre los Greyjoy (¡qué grande es Pilou Asbæk!) la última confesión de Olenna Tyrell cn respecto a la muerte de Joffrey, la muerte de Viserion a manos del Rey de la Muerte o la última secuencia de la temporada son desde ya algunos de los mejores momentos de la historia de la serie. Sí, es cierto que las prisas han hecho mella en esta tanda de episodios y que Benioff y Weiss se han bajado los pantalones para satisfacer a los fans, pero el que esto firma ha disfrutado igualmente del viaje a pesar de los baches y la conducción temeraria.

Lo Mejor – El encadenado continuo de pasajes para la estantería del recuerdo
Lo Peor – Las trampas de guión y la simplificación de la complejidad narrativa que siempre ha sido una de las señas de identidad más importantes de la serie
Los 3 Momentos de la Temporada – 1) Olenna Tyrell 2) Cersei y Tyrion 3) La muerte y resurrección de Viserion


1 comentario:

  1. Reseña incluida en una entrada más amplia publicada originalmente en la web Zona Negativa

    http://www.zonanegativa.com/znseries-juego-de-tronos-septima-temporada-la-redaccion-opina/

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