domingo, 31 de mayo de 2015

Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio, un viaje inesperado



Título Original The Adventures of Tintin: Secret of the Unicorn (2011)
Director Steven Spielberg
Guión Steven Moffat, Edgar Wright, Joe Cornish basado en el cómic de Hergé
Actores Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig, Simon Pegg, Nick Frost, Daniel Mays, Toby Jones, Enn Reitel, Joe Starr, Mackenzie Crook, Kim Stengel, Gad Elmaleh, Tony Curran, Cary Elwes, Sebastian Roché





El 10 de Enero de 1929 el mundo conoció por primera vez a Tintín, el mitico personaje del cómic europeo creado por el guionista y dibujante belga Georges Remi "Hergé". El famoso reportero propenso a involucrarse en aventuras internacionales de espionaje, conspiraciones o viajes imposibles protagonizó álbumes inolvidables como Tintín en el País del Oro Negro, Aterrizaje en la Luna, Las Joyas de Castafiore o el ahora polémico Tintín en el Congo que han pasado a ser clásicos del medio en el viejo continente. Durante 24 entregas Hergé demostró ser un maestro en esa "línea clara" que él ayudó a hacer célebre hasta que falleció en 1983 dejando inacabado aquel famoso Tintín y el Arte-Alfa del que sí se salieron a la luz los bocetos del autor. Por descontado que, como muchas otras, una obra del arte secuencial como Tintín no iba a quedarse sin llevar sus correrías a otros medios viajando a la televisión con series de animación y al cine con largometrajes de distinto pelaje.




Tintín ha tenido varias incursiones en televisión con series de animación emitidas en distintos años como 1959 y 1991, pero como hemos afirmado con anterioridad también ha conocido traslaciones para la gran pantalla, una vez más, animadas (Tintín: El Cangrejo de las Pinzas de Oro, Tintín en el Templo del Sol o Tintín en el Lago de los Tiburones) y por supuesto en imagen real con actores reales (Tintin: El Secreto del Toisón de Oro, Tintín: El Misterio de las Naranjas Azules, esta última una co producción entre Francia y España sin basarse en ningún álbum) que no llegaron a conseguir un gran éxito, considerándose a día de hoy bastante olvidadas. Seguramente la escasa repercusión de dichos largometrajes fue el motivo por el que el cineasta norteamericano Steven Spielberg decidió llevar la creación de Hergé a la gran pantalla por medio de una de sus mastodónticas superproducciones, pero curiosamente, y aunque él todavía no lo sabía, no lo haría solo.




La elección por parte del director de La Lista de Schindler o Salvar el Soldado Ryan de realizar su adaptación de Tintín al celoluiode por medio del formato motion capture le puso en contacto con la empresa neozelandesa Weta Workshop, responsable de los efectos digitales de la sagas de El Señor de Los Anillos o El Hobbit, y gracias a ello hizo amistad con un Peter Jackson, fan irredento de la obra de Hergé, y deseoso de colaborar con Spielberg en labores de productor para que el proyecto de realizar una nueva película del pizpireto periodista y sus amigos llegara a buen puerto. Por otro lado el cinesta nortemaricano puso toda su monstruosa maquinaria en funcionamiento para que no sólo en el apartado técnico la obra destacase notablemente sino para que también en la escritura su Tintín funcionara al 100% de su capacidad. Para ello contrató los servicios del cineasta Edgar Wright, autor de la impagable trilogía del Cornetto y Scott Pilgrim Contra el Mundo, Joe Cornish, escritor y director de la muy celebrada Attack the Block, y al afamado Steven Moffat, libretista de series de alto nivel como Doctor Who o Sherlock.




Con las dotes como narrador de Steven Spielberg, la ayuda inestimable de Peter Jackson en la producción, la colaboración de un dream team al guión a lo que habría que sumar un acabado técnico fuera de serie gracias a un presupuesto de altos vuelos que permitía utilizar actores reales para que las interpretaciones de estos pasaran a un formato de animación animada digitalmente para ser lo má fiel posible a la obra en viñetas de Hergé esta Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio lo tenía absolutamente todo para convertirse en la mejor película sobre el personaje jamás rodada. Posiblemente el resultado sea ese, la mejor cinta jamás realizada con el intrépido periodista rubio del flequillo imposible, pero como adaptación de la obra del guionista y dibujante belga comete algunos fallos graves que pasaremos a enumerar más tarde y que son lo que no permiten que el triunfo de la película del director de Amistad o El Diablo Sobre Ruedas sea total.




Como su propio subtítulo indica Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio está basada principalmente en el álbum homónimo que vio la luz por primera vez en entregas entre los años 1942 y 1943 dentro del diario Le Sour y que narra el descubrimiento por parte de Tintín en un mercadillo de una maqueta de barco llamada Unicornio que finalmente resulta tener dos réplicas idénticas más y una relación que tiene bastante que ver con un antepasado directo de su gran amigo el Capitán Haddock y la enemistad de aquel con su letal enemigo, el pirata Rackham el Rojo, Por otro lado también toma gran parte del argumento de su continuación, El Tesoro de Rackham el Rojo y de Tintín: El Cangrejo de las Pinzas de Oro, historieta en la que debutaba por primera vez nuestro ínclito y borrachín capitán y que en las viñetas no estaba conectada de manera explícita con las dos entregas antes mencionadas,




Como previamente hemos adelantado el acabado técnico de Las Aventura de Tintín: El Secreto del Unicornio es del todo intachable. Gracias al formato de motion capture Steven Spielberg tiene toda la libertad del mundo para que en un reducido hangar con objetos metálicos y unos actores que prestan su rostro y físico para dar vida a los personajes del largometraje esta producción de 2011 sea tan espectácular, vistosa y enérgica como cualquier entrega de las aventuras de Indiana Jones a las que el director de Always, Parque Jurásico dio vida junto a su amigo y colaborador George Lucas. Gracias a la ya mencionada caputura de movimiento Spielberg consigue que todos los matices de su soberbio casting de actores quede en gran parte retratados en pantalla gracias a las altas tecnologías digitales que sustentan el acabado plástico del proyecto.




Ese reparto que mencionamos consta de Jamie Bell dando vida a un perfecto y dinámico Tintín, el habitual de la captura de movimiento Andy Serkis dando clases de interpretación en la piel digital del mejor personaje de las historietas de Hergé, el entrañable capitán Haddock que él aborda de manera intachable al igual que a su antepasado Francis Hadoque, Daniel Craig infundiendo carisma y respeto como Sakharine o Rackham el Rojo, los amigos Simon Pegg y Nick Frost bordando unos impagables Hernández y Fernández,Toby Jones que tiene su momento de gloria como el cleptómano ladrón de carteras Silk y finalmente huelga mencionar a un Milú totalmente digital que se gana el corazón del espectador desde el primer momento. Todos ellos ofrecen una magnífica labor que Spielberg, Jackson y compañía saben extrapolar al celuloide gracia a su profesionalidad y conocimiento de un formato lleno de posibilidades que todavía hoy está en pleno desarrollo.




Como previamente hemos mencionado gracias a la captura de movimiento que desemboca en efectos digitales Spielberg consigue que los personajes que los actores abordan con total convicción sean reconocibles para los lectores habituales. Todos ellos gracia a su diseño parecen salidos directamente de las viñetas. El colorido, la simpatía, la aventura, la elegancia de las criaturas de Hergé las encontramos en la pantalla y gracias al magnífico guión que Wright, Moffat y Cornish escriben a seis manos el respeto a la esencia de las historietas del autor belga es tan perfeccionista como cariñoso. Pero el mayor fallo de La Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornia nace precisamente de su brillante apartado visual, ese con el que Spielberg asienta su puesta en escena y el que por desgracia nos ofrece de manera errónea una visión de las aventuras de un cómic europeo como Tintín por el filtro de una mirada totalmente estadounidense.




La sobreproducción vsiual y formal con la que Spielberg quiere ejecutar su versión de Tintín choca frontalmente con el clasicismo, la secillez y fluidez sutil de aquella "línea clara" que fuera seña de identidad de la obra de Hergé. Travellings imposibles, planos secuencia interminables en continuo movimiento, escenas de acción aparatosa (ojo, siempre bien ejecutadas y ensambladas, Spielberg no es un Michael Bay o Roland Emmerich de mala muerte) y un ritmo demasiado frenético hacen que estilísticamente la obra que nos ocupa no pueda encontrarse más en las antípodas de las historietas que todos conocemos, antojándose todo como si los personajes de Tintín, Haddock o Milú hubieran salido de sus viñetas para ir a para al interior de una película del actual Hollywood más comercial del tipo Piratas del Caribe. Dicho fallo es grave, porque hiere al film como traslación de un medio a otro, pero evidentemente no daña su, por otro lado, portentoso acabado cinematográfico.




En resumidas cuentas Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio es una excelente cinta de animación en la que todos los profesionales implicados en ella se entregaron al máximo para dar forma a un producto de calidad con el que los espectadores profanos disfrutaran y los lectores habituales del reportero belga reconocieran a los personajes con los que se criaron. El problema es que estos últimos, entre los que me incluyo aunque no soy un seguidor irredento, se darán cuenta de que la obra de Hergé ha sido aquí víctima de una sobredosis de esteróides con un Spielberg que aunque muestra todo su potencial como cineasta para todos los públicos puede que no fuera el más adecuado para esta adaptación de Tintín, Veremos qué tal queda esa secuela dirigida por Peter Jackson, que como director parece tener una visión más fiel a la estética de este clásico, uno de los bande desinee más importantes de la historia europea del medio.



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