lunes, 24 de febrero de 2014

Robocop: Prime Directives, the technology is our friend



Título Original Robocop: Prime Directives (2000)
Director Julian Grant
Guión Joseph O'Brien y Brad Abraham basado en personajes de Ed Neumeier y Michael Miner
Actores Page Fletcher, Maurice Dean Wint, Maria del Mar, Anthony Lemke, Kevin Jubinville, David Fraser, Geraint Wyn Davies, Leslie Hope






Después del enorme fracaso que supuso Robocop 3 la Orion Pictures daba sus últimos coletazos. Para sacar algo de beneficio monetario en tiempos aciagos decidió vender los derechos del personaje a una productora canadiense llamada Skyvision Entertainment. Una vez en su poder esta puso en marcha en 1994 una serie de televisión en la que no se escatimaron medios (cuenta la leyenda que cada episodio tenía un presupuesto de un millón de dólares) pero el tono demasiado para todos los públicos alejado de la esencia del personaje dio pie a que el programa no durara más de una temporada siendo cancelado prematuramente a los 22 episodios. Un servidor la vio completa en su momento y sólo la recuerda lejánamente, pero si puedo remediarlo la revisionaré y comentaré antes de que acabe este mes que le estoy dedicando a Robocop.




En el año 1999 Jay Firestone (dueño de la productora Fireworks Entertainment) conservaba los derechos de Robocop que en su momento adquirió Skyvision Entertainment y decidió hacer "algo" con el personaje antes de que los mismos expiraran. Firestone contrató al director Julian Grant y a los guionistas Jospeh O'Brien y Brad Abraham para que dieran forma a una miniserie de cuatro episodios de 90 minutos de duración cada uno para relatar una nueva historia protagonizada por el policía más famoso de la Detroit del futuro. Robocop: Prime Directives se estrenó en el año 2001 con un moderado éxito de audiencia. El producto a pesar de sus escasísimos medios es un trabajo muy entretenido que consigue algo que ningún otro proyecto audiovisual relacionado con el personaje ha conseguido. Captar adecuadamente el tono de sátira política corrosiva y punzante que destilaba la cinta primigenia dirigida por Paul Verhoeven.




Robocop: Prime Directives está formada por cuatro episodios en continuidad titulados Dark Justice, Meltdown, Ressurrection y Crash and Burn. La historia tiene lugar 10 años después de que Robocop entre en servicio, Delta City es una realidad y es considerada la ciudad más segura del mundo gracias a los servicios del mencionado agente Álex Murphy. La OCP controla toda Delta City y entre los componentes de la organización se encuentra James Murphy, el ya maduro hijo del protagonista y candidato con futuro dentro de la compañía. La historia comienza cuando un antiguo compañero de Álex, el agente John Cable, empieza a investigar los trapos sucios de la OCP y descubre algunos secretos bien guardados por los que tendrá que unir sus fuerzas con su antiguo colega y pagar un caro precio por sus descubrimientos.




Vayamos al grano y sin muchos rodeos. Robocop: Prime Directives es un producto formalmente mediocre que no se aleja estilísticamente mucho de un episodio de la primera serie de Nikita protagonizada por la australiana Peta Wilson y realizado con el único fin de que los, por aquel entonces, dueños de los derechos del personaje pudieran exprimir los mismos hasta el último momento, de modo que no podemos esperar una obra muy destacable. En pantalla eso se deja notar ya que la miniserie en casi todo momento deja claro al espectador que los escasos 8 millones de dólares que se invirtieron para crearla no fueron suficientes para que los efectos digitales de baratillo, las cámaras lentas cutres y los rayos de electricidad ridículos den forma a las esforzadas pero en general humildes secuencias de acción que por otro lado son indudablemente entretenidas y con un tono a Serie B que no le queda nada mal al conjunto del proyecto.




Pero ante la escasez presupuestaria lo mejor es tener imaginación y ganas de ofrecer algo interesante, no sólo al espectador ocasional, sino también al fan del verdadero Robocop, el de la película de Paul Verhoeven. Como ya he comentado brévemente de manera previa Julian Grant, Jospeh O'Brien y Brad Abraham consiguen con Robocop: Prime Directives algo que no han logrado ni secuelas, ni remakes, ni series de televisión en imagen real o animadas que es nada más y nada menos que captar totalmente el tono sardónico, de humor negro, mala baba e incorrección política de la cinta de 1987. Pero no como la malentendieron Frank Miller, Walon Green o Fred Dekker sino en toda su extensión llegando a ejecutar momentos de puro genio que se convierten sin lugar a dudas en lo mejor de la miniserie y su más interesante virtud.




El telediario Media Net encabezado por dos asépticas presentadoras de sonrisa falsa ofrecen noticias como que un atentado en Texas reivindicado por un grupo extremista enfadado por la derrota del ejército mexicano más de 200 años atrás hace volar por los aires el monumento a El Álamo declarando sus miembros que: "Más vale tarde que nunca". En la publicidad podemos ver la promoción de un dvd que contiene "los grandes momentos de Robocop" deteniendo y eliminando a los delincuentes (hay un plano genial en el que Robo se ve incluso lanzando por los aires un carricoche de bebé) para poco después cuando el protagonista es tildado de "peligroso terrorista rebelde" por la OCP  promocionarse el mismo dvd pero como muestra de lo peligroso que puede ser el policía cyborg cambiando el tono friunfal del spot anterior por una brutalmente alarmista.




Científicos de la OCP desautorizando las voces que critican que Robocop incrementa la violencia a la hora de imponer la ley por medio de la brutalidad policial, una caja de ahorros llamada Chelsea Clinton, una plaza "cívica" con el nombre de Jerry Springer y como cumbre un programa de investigación en el que, tras convertirse Robocop en un renegado, sus reporteros deciden ir a visitar de manera furtiva la sala donde se realizaba hasta ese momento su mantenimiento preguntándose que hay dentro del disco duro de la memoria del personaje (¿peliculas de Barbra Streisand, la existencia de vida extraterrestre, pornografía?) o el momento en el que se menciona el culo del protagonista para seguidamente salir una aplicación interactiva en pantalla en la que si pinchamos nos permite a los espectadores saber más cosas sobre el culo de agente cibernético.




Esa es la tónica general a la hora de retratar lo manipulados que están los medios de comunicación en la miniserie, son tantos los chistes, tantas las bromas ocultas que mientras tenemos a una presentadora hablando de la OCP puede pensar por los ciudadanos y quitarles así esa engorrosa tarea por la parte baja y superior de la pantalla destilan mensajes como que sólo un mal americano que no mira por la seguridad de su familia no aceptaría el libre comercio de armas para defender sus derechos. Hasta tenemos unos anuncios publicitarios protagonizados por una especie de Michael Moore de baratillo criticando esos mismos medios y acusando a los televidentes de ser los conejillos de indias de una corporación que por medio de un programa informático llamado SAINT quiere controlar desde las oficinas centrales de la OCP toda la energia de Delta City. En resumidas cuentas, por fin alguien capta la esencia del verdadero Robocop, el que vive en un futuro privatizado, fascistoide, globalizado y por desgracia no muy diferente a los tiempos que estamos viviendo en la actualidad.




Lo demás es acción por un tubo, personajes pintorescos, simpáticos villanos de opereta, violencia más o menos cruda, dos pares de tetas furtivas, muchas armas eléctricas, científicos pirados, yuppies engreidos (con una tal actriz llamada Maria del Mar de origen madrileño de muy buen ver) cierta inciedencia en la piscología del protagonista y un nuevo Robocop para enfrentarse con el clásico en varios combates cuerpo a cuerpo y tiroteos que no están mal pero que finalmente se llegan a hacer cansinos por redundantes. Los actores se esfuerzan y aunque podemos ver rostros más o menos conocidos del cine canadiense como Page Fletcher (Carretera al Infierno) Maurice Dean Wint (Cube) Leslie Hope (Hablando con la Muerte, 24) o Geraint Wyn Davies, protagonista de aquella mediaocridad catódica titulada El Señor de las Tinieblas (Forever Knight en su nombre original) que llenó mi infancia de vampiros modernos a lo Anne Rice pero en cutre y que casi con toda seguridad inspiró a Joss Whedon y David Greenwalt para crear la serie Ángel, el reparto está formado por intérpretes que parecen salidos de cintas eróticas de medio pelo.




Si tenemos en cuenta su origen y los motivos por los que fue gestada este miniserie Robocop: Prime Directives es, no sólo un producto entretenido y bastante aceptable, también la obra en imagen real que, como ya he mencionado, es más fiel a la esencia del personaje que toma como protagonista y una grata sorpresa que hace pasar al espectador seis horas harto entretenidas entre acción, sátira, reminiscencias al género western (el terrible tema principal parece un corte compuesto por Alan Silvestri creyéndose Ennio Morricone bajo los efectos de la mescalina) no sólo un Robocop sino dos y muy buenas intenciones que eclipsan los pocos medios con los que el proyecto fue gestado y que fueron suficientes para crear la pieza audiovisual más simpática e irónica relacionada con Robocop desde la película que lo vio nacer como icono de la cultura pop.



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