lunes, 15 de julio de 2013

G.I.Joe: La Venganza, desaparecidos en combate




Título Original G.I.Joe: Retaliation (2013)
Director Jon M. Chu
Guión Rhett Reese y Paul Wernick
Actores Channing Tatum, Ray Park, Lee Byung-hun, Dwayne "The Rock" Johnson, Bruce Willis, Elodie Yung, Adrianne Palicki, Joseph Mazello, D.J. Cotrona, Ray Stevenson, Arnold Vosloo, RZA, Walton Goggins, Jonathan Pryce






Segunda entrega de la versión cinematográfica que en 2009 rodó Stephen Sommers (La Momia, Van Helsing) sobre las famosas figuras de acción (vamos, los muñecos de toda la vida) creadas en los años 60 y relanzadas por la empresa Hasbro veinte años después. Aquella G.I.Joe: Rise of Cobra era una simpática mala película llena de acción, tufo militaroide cutre, artes marciales, humor simplón y reparto de buenos actores haciendo el tonto para divertirse y llevarse un buen dinero por ello. Como es lógico la cinta fue tanto un éxito de taquilla como un fracaso crítico. Muchos fans de los juguetes pusieron el grito en el cielo, porque claro, es muy lógico que uno le pida la calidad de La Chaqueta Metálica a una obra cinematográfica basada en muñecos articulados.




Esta G.I.Joe: Retaliation rodada en 3D (o eso suponemos, yo no la he visto en ese formato) supera considerablemente en el plano cinematográfico a la anterior película, pero claro, esa tarea no era ardua precisamente. En este mediocre producto funciona todo lo que se le puede pedir a una cinta de acción de naturaleza unineuronal que son las escenas de combates, las fantasmadas, los personajes planos como una radiografía que no paran de disparar con lo que tengan a mano y las coreografías de artes marciales indispensables para hacer que los actores expertos en dichas lides puedan lucirse en condiciones para jolgorio de la platea.




El argumento no es para pararse a analizarlo porque no da para más y es más simple que la autobiografía de Paris Hilton. Tras una misión en la que los G.I.Joe son traicionados y dados por fugitivos deciden buscar venganza contra el grupo terrorista Cobra que dirigido por el comandante homónimo tiene el control de la Casa Blanca gracias a un agente infiltrido que ha suplantado al presidente de los Estados Unidos. Con la ayuda de aliados inesperados los Joes tendrán que derrocar a Cobra y evitar la tercera guerra mundial. Evidentemente la película no da para más y ciertamente no lo necesita.




Hay varios aciertos en esta G.I.Joe: La Vengenza que la hacen más disfrutable que su hermana, que para un servidor también lo era. El primero es que se deja de lado los gadgets tecnicficadamente jamesbondescos como armaduras superopoderosas, naves pesudoespaciales o batallas submarinas para que la cinta se centre en ser una sencilla película bélica de violencia casi inócua. Es decir, los creadores del film deciden quitar artificio y con ello ser más fieles a los cómics que Larry Hama escribió y dibujo con estos personajes de Hasbro a finales de los 80 y principios de los 90, algunos de ellos considerablemente buenos y memorables, no me olvido de aquel "Preludio Silencioso" episodio mudo protagonizado por los indispensables Snake Eyes y Storm Shadow.




Por el camino se toman decisiones acertadas dentro de la inanidad cinematográfica que impera en la obra. Como ese inesperado efecto "Channing Tatum" impropio del celuloide comercial americano, sacrificar tramas de personajes principales por darle más protagonismo a los secundarios, contratar a Arnold Vosloo para que salga sólo durante unos segundos, su personaje cambie de rostro y a partir de ahí lo interprete otro actor, darle al Comandante Cobra más protagonismo como el villano de opereta (esa Casa Blanca con las banderas con el logo de Cobra en las ventanas) que siempre ha sido con frases lapidarias, que Bruce Willis salga cinco minutos se lo pase bien y se lo lleve calentito, ofrecernos a un Ray Stevenson memorable como Firefly y acentuar el tono pulp del largometraje poniendo al rapero RZA como maestro de Snake Eyes y Storm Shadow. A este hombre le das una katana y pierde el norte por la excitación.




Dentro de la acción la mejor escena está lógicamente protagonizada por los dos ya mencionados expertos en artes marciales, rivales clásicos de la franquicia, interpretados por el norteamericano Ray Park (Star Wars: La Amenaza Fantasma, X-Men) dando vida a Snake Eyes y Lee Byung-hun (JSA, Encontré al Diablo) en la piel de Storm Shadow. El pasaje del secuestro en el templo y la posterior escalada ninja en el monte es la mejor escena técnica del largometraje (alternando la misma CGI con coreografías reales) y la confirmación de que el director del film, Jon M. Chu, sólo es bueno para este tipo de secuencias, más no se le pide para hacer una obra como la que nos ocupa.




Pero si hay algo que me ha gustado en G.I.Joe: Retaliation y que no me esperaba en absoluto es la incorrección política que inyecta a la trama el personaje del doble del presidente de los Estados Unidos al que da vida Jonathan Pryce. El protagonista de la mítica Brazil salía fugazmente en la primera entrega dando vida al mandatario norteamericano, pero con la excusa argumental de que el rol de Zartan suplanta al del mismo Pryce tomando su rostro los guionistas se marcan unos divertidoa comentarios hirientes sobre política (lo divertidas que son las torturas, lo puteros que son los componentes de la administración del presi, cómo le gusta tener armas nucleares a su alcance o hacer bromas con la preocupación internacional con el calentamiento gobal) que tienen su culmen con la destrucción vía explosión de la ciudad de Londres entre risas por parte del mismo actor, recordemos, un británico dando vida a un estadounidense.




Me faltan Destro y la baronesa, echo de menos a ese bombonazo llamado Rachel Nichols (aunque Adrianne Palicki también está muy bien) y por mucho The Rock que protagonice los actores son planos y faltos de carisma en su mayoría (¿de dónde coño ha salido ese tal D.J Cotrona? con ese nombre podría dedicarse a pinchar discos, seguro que se la da mejor que interpretar). Pero la cinta da lo que promete y un poco más. Acción a raudales, comentarios viriles vergonzantes, conspiraciones mundiales, militarismo castrense de andar por casa, un villano que grita "¡Lo quiero todo!" cuando le preguntan cuáles son sus planes, hombres supuestamente sensatos diciendo continuamente "¡Hu ha!" y la confirmación de que el repelente niño de Parque Jurásico se ha convertido en un repelente adulto. Pedirle más al director de aquel documental sobre el mal inherente en la raza humana llamado Justin Bieber: Never Say Never sería demasiado.



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