martes, 12 de febrero de 2013

Hitchcock, pánico en la escena



Título Original Hitchcock (2012)
Director Sacha Gervasi
Guión John J. McLaughling y Stephen Rebollo, basado en el libro de este último
Actores Anthony Hopkins, Helen Mirren, Scarlett Johansson, James D'Arcy, Jessica Biel, Toni Collette, Danny Huston, Michael Stuhlbarg, Kurtwood Smith, Richard Portnow, Ralph Macchio, Michael Wincott, Frank Collison




Alfred Hitchcock, británico, obeso, católico, director de cine, reconocido como el mejor de la historia del medio, y autor de clásicos incontestables como Con la Muerte en los Talones (North By Northwest), Vértigo, La Ventana Indiscreta o Los Pájaros. Sacha Gervasi, también inglés y director así realizador del documental (ya de culto) Anvil!: El Sueño de una Banda de Rock sobre la decadencia del que fue el mejor grupo de heavy metal de Canadá durante los años 80. Ambos cineastas cruzan sus caminos en Hitchcock, adaptación cinematográfica de la novela Alfred Hitchcock And the Making of Psycho del escritor Stephen Rebollo (interviniendo también en el guión) que Gervasi se ocupa de llevar a imágenes.




En 1960 Alfred Hitchcock era considerado el mago del suspense y el mejor director de su época. Pero superando la sesentena decidió implicarse en llevar a cabo una obra que rompería tonalmente con todo el cine que había realizado hasta ese momento, Psicosis (Psycho), la adaptación de una no muy conocida novela del escritor norteamericano Robert Bloch inspirada en la vida del asesino Ed Gein. El proyecto era polémico desde su gestación  por tratar temas como asesinatos de manera explícita, travestismo y ciertos complejos edípicos impropios para el Hollywood de la época. Con la ayuda de su mujer Alma Reville y sus colaboradores Hitch consiguió sacar adelante el que se convertiría en uno de su mayores éxitos y la cinta que revitalizaría su carrera como cineasta.




Divertido, nada pretencioso y muy inteligente biopic sobre los pormenores del proceso artístico de la gestación de Psicosis como obra cinematográfica. El casi novato Sacha Gervasi triunfa de pleno al mezclar comedia británica con algunos trazos de humor negro, con el subgénero de cine dentro del cine y un interesante acercamiento a la mente de Hitchcock por medio de su obsesión con dar forma a su película número 53 (si no fallan mis cálculos) con la acertada inclusión de los sueños con Ed Gein que dan cierto poso muy interesante al film para contrarrestar la liviana naturaleza que impera en la trama central del largometraje.




El director de Anvil! acierta al rodear a sus magníficos y muy reales personajes de un tono que se mueve entre el humor incorrecto de Pero... ¿Quién Mató a Harry?, la intriga puramente hitchcockiana (Sospecha, 39 Escalones)  a la horda de abordar la supuesta infidelidad de Alma a Alfred y la morbidez de la misma Psicosis con esos pasajes oníricos protagonizados por el Carnicero de Plainfeld (magnífico Michael Wincott en sus breves pero intimidantes apariciones). De esta manera Gervasi da a parir un producto deudor del personaje al que está retratando, tanto en fondo como en forma, sin introducirse en terrenos farragosos o de intelectualismo impostado, apelando siempre a la cercanía con todo tipo de espectador pero sin tomarlo por tonto.




Hitchcock ahonda en las virtudes y manías propias del cineasta británico. Hombre de humor bastante políticamente incorrecto (aunque un servidor sigue pensando que en la realidad era aún más tosco que el reflejado en el film) inclinaciones vouyersitas que lo emparentaban con el personaje de Norman Bates y obsesión con sus actrices (sí, sobre todo las rubias) es mostrado en el film como un perfeccionista con su trabajo pero que no daba un paso firme sin la ayuda de su mujer Alma Reville, la que fue montadora de muchas de sus películas y que acabó contrayendo matrimonio con él, pero siendo siempre su principal apoyo, colaboradora y crítica constructiva.




Porque a pesar de que el apellido del director de Atrapa Un Ladrón está en el título del largometraje que nos ocupa, no cabe duda que la cinta de Gervasi a quien hace verdaderamente justicia es a Alma Reville, es más, si bien el rol de Hitchcock está retratado con inteligencia, cercanía y las suficientes dosis de fanservice para que los seguidores del orondo cineasta inglés nos derritamos con las referencias obvias (la final a Los Pájaros) y las que no son tanto (esa casa en la playa como la de Rebeca) a gran parte de su filmografía, es al rol al que da vida Helen Mirren al que parece hacerse justicia con una obra como la que estamos abordando en esta entrada, confirmando lo que en ella se narra aquel dicho de que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.




Sir Anthony Hopkins ofrece un recital magistral como Alfred Hitchcock, porque al igual que en Nixon el protagonista de El Silencio de los Corderos no se parece físicamente a la persona real a la que interpreta, pero eso no es un problema que un buen maquillaje (nominado al Óscar este año) no pueda remediar. El británico sabe modular la voz, los gestos, los andares patosos, el laconismo y la mala idea a la hora de lanzar palabras lapidarias al prójimo y cuando comparte plano con su esposa saltan chispas y eso que se supone que estamos delante de una pareja que llevaba por aquel entonces casi 40 años de convivencia marital.. 




Pero es que Helen Mirren está mejor incluso, dando vida a uno de los personajes femeninos más interesantes que ha visto un servidor en mucho tiempo dentro del cine reciente. Una señora que no se deja pisar por nada ni por nadie y que sabe poner en su sitio a todo individuo que intenta mirarla por encima del hombro, es más, el discurso que le suelta a su marido después de que le eche en cara su supuesta infidelidad es el momento más logrado dramáticamente hablando de la velada, donde los dos actores ponen toda la carne en el asador y el tour de force interpretativo llega a niveles de considerable calado. Tan brillantemente están ambos en sus roles que nos hacen olvidarnos de secundarios como Toni Collete (Peggy Robertson) Scarlett Johansson (Janeth Leigh), Jessica Biel (Vera Miles), James D'Arcy (Anthony Perkins) Danny Huston (Whitfield Cook)) o Michael Stuhlbarg (Lew Wasserman) que estando todos entre correctos y muy convincentes quedan eclipsados por Odín y la Reina Isabel II.




Hitchcock ha sido para el que suscribe una agradable sorpresa, una pequeña joyita que llega a tocar la fibra sensible de los hitchcófilos y sobre todo de los que tenemos a la película protagonizada por el Motel Bates como su mejor obra. Hay escenas en las que se nota que Gervasi ha puesto todo su cariño y admiración, como esa maravillosa extensión del travelling inicial que entraba por la ventana en la Psicosis original pero acabando esta vez en la cara del director, las puñaladas llevadas a cabo por el propio Hitch en un ataque de rabia o ese final deudor del de la inolvidable Ed Wood de Tim Burton. Finalmente el largometraje que nos ocupa puede verse, sobre todo, como un inteligente y agradable (puede que demasiado) making of de la Pycho original, de la misma manera que la recuperable RKO281 de Benjamin Ross lo era de la Ciudadano Kane de Orson Welles. Pero de eso se hablará en otro momento.



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