sábado, 30 de julio de 2011

Tropa de Élite 2, política del miedo





Título Original Tropa de Elite 2: Ou Inimigo Agora E Outro (2010)
Director Jose Padilha
Guión Jose Padilha
Actores Wagner Moura, André Ramiro, Maria Ribeiro, Tainá Müller, Milhem Cortaz, Seu Jorge, Peter Van Held, Rod Carvalho, André Mattos, Bruno d'Elia, Fabrício Boliveira




En el año 2007 Jose Padilha, un director carioca de documentales, debutó en el cine de ficción con Tropa de Élite que suponía una adaptación a imágenes de una novela del escritor André Batista. Esta ópera prima nos mostraba los métodos expeditivos que un grupo de asalto de la policía brasileña llamado BOPE utilizó en 1997 para limpiar las calles de Río de Janeiro en vísperas de la llegada del Papa Juan Pablo II a la ciudad. Una dirección sólida, un guión ambiguo que mostraba las bajezas de los defensores de la ley pero también de los delincuentes de las favelas o los aburguesados que negociaban con ellos para mover el tráfico de drogas en las calles, sirvieron para que el film ganara el oso de oro en el festival de Berlín de ese año.




La película fue un éxito internacional, pero sobre todo en su país de origen donde atrajo a la gente a los cines y gustó considerablemente a la crítica. Es raro que dentro del cine brasileño se lleven a cabo secuelas de sus éxitos más notables y con una película como Tropa de Élite más todavía, ya que parecía que poco más se podía sacar de esa historia sobre policías, criminales y narcotráfico. Pero en 2010 Padilha se arriesgó con una segunda parte. La cinta al estrenarse se convirtió en el largometraje más visto de la historia del cine brasileño y lo cierto es que no es para menos.




El mayor acierto por parte de el guionista y director es que si bien en la primera entrega se dejaba influenciar por The Shield, la sensacional serie de Shawn Ryan sobre un grupo de asalto de la policía de California introducido en la corrupción, en esta secuela toma una clara influencia de The Wire la obra maestra catódica de David Simon y Ed Burns, ya que en esta segunda parte la mirada de Padilha se extiende hasta el mundo de la política, apuntando directamente a los mandatarios más importantes de Río de Janeiro y utilizando excusas narrativas como las escuchas telefónicas encubiertas y la interminable guerra contra la droga.




La disolución del BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales) por culpa de la mala gestión en un motín carcelario en el que se implica a un futuro diputado defensor de los derechos humanos que se ofrece como escudo humano en la reyerta y en la que muere un preso a manos de uno de los componentes del grupo de asalto, le sirve a Jose Padilha como punto de partida para mostrar un feroz retrato de la corrupción política y social en la que está envuelta la ciudad brasileña. El director de Secrets of the Tribe no escatima medios para mostrar todo lo podrido y oscuro que hay en las altas esferas de su patria.




El realizador dibuja un fresco en el que podemos asistir a como los candidatos políticos de Río permiten a batallones de la policía ejercer como corruptos verdugos en las favelas a espaldas de la opinión pública, siendo amparados por las furzas de la ley y legislativas además de con la complicidad de unos medios de comunicación que o los apoyan a escondidas (la televisión) o no sacan a la luz sus tácticas mercenarias (la prensa escrita) con las que permiten el narcotráfico del que sacan una suculenta tajada monetaria en los barrios bajos.




La historia sigue en dos subtramas las andanzas del Coronel Nascimento, el violento jefe del BOPE que nos narraba en con voz en off la primera parte (aquí lo hace nuevamente) y de Andrea, el policía novato que en el anterior film debía decidir si entraba dentro de ese submundo en el que la aplicación de la justica sobrepasaba la línea de la legalidad o sí decidía ser un defensor de la ley honrado al que devorarían los delincuentes como un cordero rodeado por una jauría de lobos hambrientos.




Aquí de nuevo Padilha apela a la ambigüedad, pero como sus dardos envenenados están dirigidos sobre todo a los políticos su posicionamiento está más claro. Lo que si se confirma es que el director empatiza con Nascimento, Andrea y por efecto dominó con los componentes del BOPE a pesar de los métodos violentos del todo reprobables que llevan a cabo para erradicar (nunca mejor dicho) la delincuencia en una ciudad tan peligrosa, en sus zonas desfavorecidas, como Río de Janeiro.




Padilha nos quiere mostrar que siempre que exista un policía violento o de maneras reaccionarias lo más lógico es que por encima de él haya otro más visceral y criminalizado por las circunstancias. Buena muestra de ello es la presencia de la milicia formada por agentes corruptos que campan a sus anchas en las favelas eliminando a toda aquella persona (civil, criminal) que se interponga en su camino o intente desestabilizar sus negocios turbios, siempre encubiertos por el gobierno central en una relación de reciprocidad del todo execrable, pero por desgracia imposible de detener.




Jose Padilha vuelve a utilizar su potente pulso en la dirección y si es cierto que esta vez no deposita el protagonismo en el batallón, que era el que incitaba al ritmo frenético de la primera Tropa de Élite, sí sigue haciendo un uso magnífico de la fotografía, el montaje y la cámara al hombro, poniendo la misma en las nucas de los personajes para que la implicación del espectador sea tan considerable como realista, bordeando, una vez más, el tono cuasi documental del film de 2007.




Tropa de Élite 2 no supera en calidad a su predecesora, pero sí la iguala como producto cinematográfico de calidad. En lo que sí llega más lejos en en su mensaje de denuncia tan comprometido como nihilista. Mostrando todo lo pútrido y terrible que hay en la sociedad brasileña, comandada por un grupo de gobernantes corruptos que permiten a las fuerzas de la ley cometer verdaderas atrocidades en las calles, pero siempre a espaldas del mundo, en el anonimato y sin ensuciar la imagen de los partidos a los que representan.




Por suerte algo debe ir mejorando, minimamente, en un país como Brasil cuando la película que nos ocupa fue vista por 10 millones de espectadores en 8 semanas. Para finalizar, decir que si Jose Padilha rueda una tercera parte, ahí estará un servidor para verla esperanzado de volver a encontrar buen cine de denuncia camuflado en un excelente thriller criminal y policíaco de calidad dificilmente discutible y mensaje tan directo como necesario.


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