sábado, 30 de enero de 2010

Los Abandonados, la flaqueza del bolchevique



Director: Nacho Cerdá (2006)
Guión: Karim Hussain, Richard Stanley y Nacho Cerdá
Actores: Anastasia Hille, Karel Roden, Valentin Ganev, Carlos Reig-Plaza, Paraskeva Djukelova




Nacho Cerdá es uno de los cortometrajistas más conocidos de España. El más célebre de cuantos ha dirgido es Aftermath con el que ganó premios en la mayoría de los festivales a los que asistió. Se esperaba con muchas ganas el debut en la dirección de Cerdá (como se espera desde hace años también el de Tinieblas González) y decepeción es la palabra que me vino a la cabeza cuando lo vi en su momento.




No hay nada peor que ponerte detrás de una cámara para realizar tu primera obra cinematográfica y no tener nada que contar. Los Abandonados no tiene ninguna sustancia, su guión hace aguas por todos lados. Una mujer vuelve a su país de origen (Rusia) para ir a la casa en al que nació y allí se encuentra con un personaje que es clave en la historia y con unos extraños muertos vivientes/espíritus y punto.




Para narrar esto Cerdá alarga planos de paseos de la protagonista por la casa hasta la extenuación, sin contar nada, así los primeros 45 minutos. Después cuando quiere contarnos por qué están sucediendo todos esos extraños fenómenos en la casa lo hace de manera torpe y confusa. Los pocos diálogos son horribles y los actores no están muy inspirados (aunque hacen lo que pueden) de manera muy curiosa saben descifrar facilmente qué sucede en la casa y qué deben hacer para arreglarlo. Terror poco, algún susto suelto que tampoco impacta, ni queda en el recuerdo, ni siquiera las escenas gore son muy destacables.




¿Hay algo bueno en The Abandoned? sí. La realización de Nacho Cerdá es bastante buena. Cuando en las manos de este hombre caiga un guión en condiciones llegará a ser un muy buen director, pero su debut fue de todo menos bueno. Una gran oportunidad desperdiciada y que queda herida de muerte por un libreto con una historia practicamente inexistente.


Carretera Perdida, la infinidad de la mente



Director: David Lynch (1997)
Guión: Barry Gifford & David Lynch
Actores: Bill Pullman, Patricia Arquette, Balthazar Getty, Robert Blake, Natasha Gregson Wagner, Jack Nance, Richard Pryor, Gary Busey, Robert Loggia





David Lynch es uno de los autores con un universo más personal de la historia del cine. Profundamente críptico y surrealista, con un concepto narrativo siempre entre dos tierras, la fantasía y la realidad, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, fusionando el pasado, el presente y el futuro en un sólo carril (o carretera en el caso que nos ocupa), este hombre nos ha regalado maravillosas películas y en varias ocasiones hasta obras maestras. Tras el enorme batacazo que supuso la infravalorada precuela cinematográfica de la inigualable serie Twin Peaks (Twin Peaks, Fire Walk With Me) Lynch pasó largo tiempo parado, hasta que en 1997 nos regaló esta maravilla, oscura y retorcida llamada Carretera Perdida.




Explicar Carretera Perdida es una futilidad, ya que esta película se escapa a la razón y a la narrativa convencional, son dos historias con protagonistas ¿distintos?. Un relato que habla de redención, sexo, mafia, infidelidad, conciencia o de nada de eso y ahí reside la magia del séptimo film de Lynch. Sus múltiples lecturas y trasfondos, así como sus subyugantes y en ocasiones aterradoras escenas.




El guión es de Lynch y del escritor Barry Gifford (autor de la novela Corazón Salvaje que Lynch adaptó con desigual fortuna en 1990) y es un entramado de dobles personajes, situaciones oníricas y artísticamente onanistas, tan indescifrable que desconcierta al espectador, que está deseando ver el film de nuevo cuando aún no ha terminado el primer visionado del mismo.




Entre el reparto, Bill Pulman está sin lugar a ninguna duda en el mejor rol de su irregular carrera. Al protagonista se le se suman una atractiva Patricia Arquette y un correcto Balthazar Getty, el genial Robert Loggia y Robert Balke memorable como el Hombre Misterioso, personaje clave del film. ¿La conciencia de Fred, el mismo Fred en el futuro, el lado oscuro de su mente? nunca lo sabremos, sólo somos conscientes de que Blake y su personaje son indispensables para intentar desentrañar la trama. Entre los secundarios Giovani Ribisi, Gary Busey y el tristemente desaparecido Richard Pryor en su último papel.




Carretera Perdida
es una obra maestra de lo bizarro, aterradora y bellísima, es la mejor película de la vertiente mas irracional de Lynch. No hay explicación oficial para esta joya del cine moderno, algunos nos aferramos a la fuga psicogénica que dejó entrever Lynch en los extras de la edición especial del dvd del film, pero como ya he dicho esta obra se opone a lógica alguna.




Hay que verla sin prejuicios y repetidas veces, cada nuevo revisionado hace descubrir nuevos detalles que se olvidaron en el anterior. Es posible que por su hermetismo cause rechazo, pero si su ambientación y personajes atraen, la película atrapara al espectador y no se olvidará de ella facilmente, para bien o para mal. Yo a día de hoy aún no me puedo quitar de la cabeza sus imágenes y sonidos y por suerte no soy el único. Recordad muchachos, Dick Laurent está muerto y la autopista está oscura y no parece tener fin.


miércoles, 27 de enero de 2010

Teniente Corrupto, New Orleans, hogar de piratas y fulanas



Director:
Werner Herzog (2009)
Guión: William M. Finkelstein basado en el guión de Zoe Lund y Abel Ferrara
Actores: Nicolas Cage, Eva Mendes, Val Kilmer, Xzibit, Shea Wigham, Fairuza Balk, Katie Chonacas, Brad Dourif, Jennifer Coolidge, Michael Shannon





Teniente Corrupto del italoamericano Abel Ferrara supuso un film extremo sobre un agente de la ley de métodos deplorables que se enfrentaba a una autodestrucción física y moral debido a sus adicciones y a una enfermiza crisis de fe como cristiano radicalizado. Si al conjunto se le sumaba un excelente guión de el director y la actriz Zoe Lund y la interpretación inmensa de un Harvey Keitel insuperable, el resultado era una de las mejores películas de la década de los 90.




Por suerte para los que somos fans de la película de Ferrara esta nueva Teniente Corrupto dirigida por el alemán Werner Herzog no tiene absolutamente nada, pero nada, que ver con ella exceptuando que ambas están protagonizadas por policías que viven al otro lado de la legalidad. Ambas cintas son dos mundos completamente diferentes, en fondo y forma y una supera a la otra con aplastante claridad.




Teniente Corrupto
de Werner Herzog es un retrato ácido y descreído de la ciudad de New Orleans y sus gentes, camellos, prostitutas, inmigrantes, centrándose la historia en las correrías del teniente Terence McDonagh, un Nicolas Cage que empieza bien y acaba como siempre, pasadísimo de rosca, un agente de la ley que tiene una manera muy peculiar de aplicar la misma. Drogadicto, putero, camello, un tipo que aprovecha su placa para llenarse el bolsillo de dinero o estupefacientes y que se pasa por el forro el manual del buen policía.




Lo que en la versión de Ferrara era profundidad, existencialismo vital y teológico, nihilismo y redención, en la versión de Herzog es una liviana mirada entre ácida y cómica, bebiendo más de gente como Todd Solondz u Oliver Stone que del director de El Rey de New York o Ángel de Venganza. El creador de Nosferatu, Vampiro de la Noche o Fritzcarraldo jura que nunca ha visto ni la Teniente Corrupto original, ni ninguna cinta realizada por Ferrara y yo le creo vistos los resultados.




La película se deja ver, pero aporta poco. No profundiza en ninguno de sus personajes, nos regala alguno del todo prescindible que no aportan nada a la trama (el de Eva Mendes) y no es tan transgresora como quieren venderla. Pero la dirección de Herzog tiene un pulso envidiable y la cinta tiene alguna escena memorable, como la del cacheo a la primera pareja (sin nada que ver con le arriesgadísima de las dos chicas del coche de la versión de Ferrara) la de las iguanas y sobre todo la de el Alma Bailarina que es descojonante por su naturaleza estúpida y lisérgica.




No le llega ni a la suela de los zapatos a la cinta en la que se basa, pero es tan radicalmente diferente a ella que ni se las puede comparar. Herzog abandona momentaneamente su genial perfil de documentalista que nos ha ofrecido maravillas como Grizzly Man o Encuentros en el Fin del Mundo, inudablemente obras que tienen más su sello que esta impersonal película tan intrasncendente como entretenida, en resumidas cuentas indigna de su obra, que tampoco es tan soberbia como quieren hacernos creer los entendidos más recalcitrantes del medio.


martes, 26 de enero de 2010

Taxidermia, innecesaria bocanada de bilis


Director: György Pálfi (2006)
Guión: Zsófia Ruttkay, György Pálfi, Lajos Parti Nagy
Actores: Csaba Czene, Gergõ Trócsányi, Marc Bischoff, Adél Stanczel, István Gyuricza





"Soy un director húngaro llamado Gÿorgi Palfi tengo potencia visual y hago unas virguerías con la cámara maravillosas, pero no tengo nada que contar, ¿qué hago? pues acumulo escenas grotescas una detrás de otra que al menos daré que hablar". Eso debío pensar el director de Taxidermia antes de ponerse a rodar su segunda película. Este film que armó una buena en su país de origen y en todos los festivales en los que se presentó.




El film toma como (mínima) excusa argumental la historia de tres generaciones de una familia de Hungría para aunar uno de los mayores desfiles de escenas escatológicas que jamás se han visto en una pantalla de cine. Yo soy un moñas que suelta la lagrimilla a la mínima, pero en cambio tengo estómago para parar un tren a la hora de ver cosas desagradables en una película. Esta cinta tiene como único fin hacer vomitar al espectador, nada más y nada menos. Conmigo no lo consiguió (ni esta ni ninguna de las películas que he visto en mi vida me han hecho sentir algo más que una sensación de incomodidad) pero alguien que no esté acostumbrado a ver aberraciones fílmicas lo pasará muy mal viendo esta obra.




Onanismo, zoofilia, sadismo, automutilación, gore. Todo llevado a cabo con brocha gorda, en primerísimo plano y con humor de dudoso gusto (que unas veces funciona y otras no) la cinta no pasa de un juguete escatológico para aprovechar un buen rato si tienes un estómago curtido en mil y una guarradas cinematográficamente hablando.




Como he dejado ver en el primer parrafo del comentario el director del film (Gÿcori Palfi ) es un muy buen realizador, pero todos sus hallazgos visuales quedan ensombrecidos por su pasión por desagradar y escandalizar al espectador. Su estilo es una mezcla de el de Jeaunet, Kusturika y Gilliam pero todo rebozado con, sangre, vómito, grasa, semen y comida.




Si quereis terminar la relación con un amigo, o romper el noviazgo con alguna pareja con la que no veis un futuro conjunto llevadlos a ver Taxidermia y no se os olvide decir en los créditos finales esto si es cine de verdad, todas deberían ser así seguro que no falla, no os volverán a dirigir la palabra... o a lo mejor os llevais una sorpresa y salen encantados de la proyección. Ah, a mi me ha parecido una mierda, pero muy, muy divertida.


Pathfinder, el Guía del Desfiladero



Director: Marcus Nispel (2007)
Guión: Laeta Kalogridis
Actores: Karl Urban, Moon Bloodgood, Russell Means, Clancy Brown Jay Tavare, Nicole Muñoz, Michelle Thrush, Ralf Moeller





La persona más inteligente que tiene relación directa con El Guía del Desfiladero es una señora que responde al nombre de Laeta Kalogridis y que firma el guión de la cinta, es la más lista porque cobró y hacer lo que se dice hacer no hizo nada, porque esta película no tiene guión. Pueblo de indios, llegan los vikingos y se lian a palos con ellos, pero uno de los indios que es en verdad un vikingo desterrado desde su niñez les echa cara para que no acaben con el pueblo entero, punto final.




Marcus Nispel es un realizador, no un director, así lo demostró en La Matanza de Texas 2004 (cinta que era realmente buena por su diseño de producción y por nada más, al igual que su precuela) y una vez más lo vuelve a hacer en El Guía del Desfiladero. El es ese tipo de profesional cinematográfico al que le dan todo hecho y le dicen que se ponga detrás de la cámara y grabe en imágenes lo que tiene delante, nada más. Este hombre no tiene ni puta idea de lo que es una dirección de actores o un plano secuencia, lo suyo es la estética videoclipera, las cámaras lentas y el esteticismo falsario.




El Guía del Desfiladero es un remake de una cinta noruega de mensaje ecologista que según dicen tiene poco que ver con esta revisión llevada a cabo por los yankis. Esta cinta es una mezcolanza de películas previas. Conan, Legend, cualquiera de El Señor de los Anillos y algún toque más chabacano al recibir inspiración de cintas más cutres como El Señor de las Bestias. Los vikingos deben medir tres metros cada uno y parecen salidos de un concierto del grupo Gwar, la artificosa fotografía de la cinta remite a videoclips de cientos de bandas de black metal.



De los actores mejor no hablar, parece como si estuvieran agilipollados durante todo el rodaje, Karl Urban se pasa con cara de estreñimiento todo el metraje y al gran Clancy Brown (inolvidable hermano Justin en Carnivále) no lo he reconocido hasta que quedaban 5 minutos de cinta, ya que el maquillaje no dejaba que se le viera a penas la cara.




¿Hay algo bueno en esta Pathfinder? por supuesto. Cumple de sobras el cometido por el que fue creada, entretener, es un film plano con alguna escena violenta, ninguna destacable y con secuencias de lucha más o menos bien ejecutadas. Si alguien quiere ver una cinta como Apocalypto pero en plan más tonto, y es que le pese a quien le pese, a mi por ejemplo, Mel Gibson es un cojonudo director y muy buen narrador de historias épicas y Marcus Nispel no, esta es su cinta. Una película para no pensar mucho, sin nigún rigor histórico, creada solo para que el respetable vea a salvajes darse de hostias durante hora y media, punto y final.


domingo, 24 de enero de 2010

Ghost Rider, highway to hell



Director: Mark Steven Johnson (2007)
Guión: Mark Steven Johnson
Actores: Nicolas Cage, Wes Bentley, Eva Mendes, Peter Fonda, Matt Long, Sam Elliott, Donal Logue




No sé como se las apaña el director Mark Steven Johnson para que todas las películas que realiza parecen gestadas dos décadas antes de su producción. Esta Ghost Rider parece una producción de 1979 de la más grotesca serie B. Si bien Daredevil también padecía tal enfermedad la película era entretenida con buenas escenas de lucha y personajes con carisma dentro de la sosez imperante en la cinta. Pero en Ghost Rider no hay mucho material para sacar provecho.




La película es mala hasta el hartazgo. El amigo Mark Steven Johnson no tiene ni puta idea de cómo llevar a pantalla el personaje torturado de Johnny Blaze. El Hijo de la Medianoche, el Espíritu de la Venganza es mostrado aquí como una especie de Ángel Cristo de pocas palabras dando saltos con su moto, hasta suceden ciertos hechos trágicos que dan lugar a su transformación. 




Los actores, peor imposible. Desde Nicolas Cage y su inenarrable peluca hasta una Eva Mendes totalmente desubicada pasando por un Peter Fonda horrible como Mefistófeles. Sólo se salvan el gran Sam Elliot, un seguro de vida andante para todo tipo de películas, y el simpático rol de Wes Bentley (inolvidables sus parafilias con las bolsas de plástico en American Beauty) como Black Heart.




Los efectos especiales, entre lo correcto y lo malo, las escenas de acción, aceptables, el humor, chusco y sin gracia, los diálogos, de vergüenza ajena, y encima el final es un intento fallido por plagiar la gloriosa Vampiros de John Carpenter con toques western metidos con brocha gorda y a destiempo. Eso sí, la película entretiene, se pasa en un suspiro y no aburre un ápice. No puedo decir nada mejor de ella. En resumidas cuentas, tarde aburrida, ver Ghost Rider, sí. Ivertir dinero en alquilar o comprar Ghost Rider, no.


United 93, sad wings of destiny



Director: Paul Greengrass (2006)
Guión: Paul Greengrass
Actores: J. J. Johnson, Gary Commock, Polly Adams, Opal Alladin, Nancy McDoniel, Starla Benford, Trish Gates, Simon Poland, Khalid Abdalla, David Alan Basche




Alguien muy sabio dijo (su blog lo tenéis a la derecha entre mis enlaces amigos) que lo mejor de esta película y lo que la hace funcionar es que aún sabiendo el que la visiona cual es el final, hay momentos en los que cree que esa gente salvarán la vida y a fe mía que ese efecto se consigue en esta United 93. Paul Greengrass entre la segunda y tercera entrega del desmemoriado Jason Bourne volvió al hiperrealismo de aquella olvidada joya suya llamada Bloody Sunday y creó esta bestialidad fílmica que está a punto de cruzar la delgada línea entre ficción y documental en muchos momentos de su metraje.




La primera mitad que se centra en los empleados del control aéreo es puro suspense Hitchocockiano solido como una roca con un ritmo frenético pero que confunde al espectador aunque estoy seguro de que este efecto era buscado por el realizador inglés. Pero la segunda parte del film y más en concreto cuando los terroristas dan la cara al resto del pasaje la cinta llega a unos límites desmesurados de fuerza y realismo. La secuencia en la que los talibanes llevan acabo el secuestro del avión es de las más realistas y bestiales que yo he visto en mi vida, ojo, violencia poca y sangre apenas, pero la planificación de esa parte de la cinta es oro puro cinematográficamente hablando.




Otra gran baza (a parte del acertadísimo reparto desconocido que lo da todo delante de la cámara) es la mínima utilización de la música que sólo da la cara hacia el final del metraje de la cinta y que engrandece y llena de emociones ese último plano que pone un nudo en la garganta al espectador. Aquí no hay lugar para heroísmos, sólo seres humanos que tratan de sobrevivir a una situación límite comportándose como animales y si bien es cierto que muchas partes del largometraje están basadas sólo en hipótesis algunas de Munich también lo eran y es una obra maestra del cine cotemporáneo y uno de los mayores logros de Steven Spielberg como cineasta.




United 93 es cine político, cine rabioso, cine necesario y doloroso como una cicatriz que no cura y puede que nunca lo haga. Esta obra es uno de los motivos por los que el cine en muchas y valiosas ocasiones es algo más que una inocente distracción palomitera para echar la tarde en una multisala llena de gente o delante de nuestros televisores. Esta pieza de Paul Greengrass es un puñetazo directo a la cara de nuestra conciencia social llevado a cabo con respeto, profesionalidad y entereza. Una cinta que con el paso de los años será revalorizada como es debido tanto en el plano cinematográfico como en el histórico.


martes, 19 de enero de 2010

A Serious Man, el Bar Mitzvá de los hermanos Coen



Director: Joel Coen (2010)
Guión: Joel Coen & Ethan Coen
Actores: Michael Stuhlbarg, Richard Kind, Fred Melamed, Sari Lennick, Adam Arkin, Aaron Wolff, Jessica McManus, Simon Helberg, George Wyner, Fyvush Finkel


Trailer


La primera en la frente. A Serious Man es el primer caso en toda la filmografía de los Coen en la que no salgo del todo satisfecho con el producto que visiono. También es cierto que soy consciente de que este film tiene más entidad que cosas como Crueldad Intolerable, pero eso no evita que la sensación de hastío que experimenté al ver hace unos días la última cinta de los Coen remita.



Sé que todo lo que los autores de Fargo plantean en Un Hombre Serio es interesante. También soy consciente de que todas las teorías que plantean sobre religión, fe, amor, madurez, decadencia, patetismo y desprecio son acertadas y de una solidez considerable, El problema es que al llevarlo a pantalla me causa una desarmante indiferencia por mi total falta de empatía con el personaje de Larry Gopnick, sí, es fácil sentir pena y una entrañable condescendencia por su triste existencia, pero es que el desinterés hacia la historia no me deja involucrarme con el relato que me está siendo narrado.




Otro problema de considerable preocupación es que no veo los hermanos Coen por ningún lado en esta obra, sólo en el prólogo, las escenas de ensoñaciones o algunos pasajes aislados como el de la pizarra o el de la visita al anciano rabino percibo algún eco de los tipos que tantos buenos momentos me hicieron pasar con obras como Barton Fink o No es País Para Viejos. Ni siquiera el guión, que es el apartado cinematográfico en el que los Coen son genios, me dice mucho o me aporta algún aliciente fuera de lo normal o que me haga partícipe de las aventuras de esta familia judía.




La falta del tono grangiñolesco de cintas como O Brother! o El Gran Salto o el más aspero y de rotunda sequedad que destilaban obras como Sangre Fácil o El Hombre que Nunca Estuvo Allí hace de A Serious Man una película que si no tuviera a los hermanos Coen en los créditos yo seguramente jamás tildaría como una de sus obras, porque no los reconozco como autores en el film que nos ocupa, incluso veo más ramalazos de gente como Harvey Pekar, John Sayles o ¡¡Kirk Van Houten!! que de los creadores de Arizona Baby.




Mi conclusión es esta. Los Coen hablan de que esta sea posiblemente su cinta más personal y autobiográfica, pues si eso es cierto su vida es mucho más aburrida que su obra cinematográfica basada en la ficción. De modo que lo mejor que pueden hacer es volver a hacer el cine con el que nos han deleitado desde su inicios, ya que no todo el mundo puede ofrecer obras interesantes cuando habla de sí mismo, no todo el mundo es un judio gracioso a la hora de contarnos su vida, en resumidas cuentas, no todo el mundo es Woody Allen.



lunes, 18 de enero de 2010

Sherlock Holmes



Director:
Guy Ritchie (2009)
Guión: Mike Johnson, Anthony Peckman y Guy Ritchie basado en el cómic de Lionel Wigram inspirado en los personajes de Arthur Conan Doyle
Actores: Robert Downey Jr, Jude Law, Rachel McAdams, Robert Maillet, Mark Strong, Kelly Reilly




No hay duda. La cinta que nos ocupa no es una obra basada en el personaje creado por el escritor británico Arthur Conan Doyle, es una nueva película de Guy Ritchie a la que le han espolvoreado algo de la esencia del detective más famoso de todos los tiempos con la mayoría de los alardes estilisticos y narrativos del realizador inglés autor de Revolver o Rockanrolla.




Sherlock Holmes, poco importa si se inspira directamente en la obra de Conan Doyle o el cómic de Lionel Wrigman es cine Guy Ritchie 100%. Virilidad, cierto aire misógino, suciedad física y moral, peleas a manos desnudas, submundo del hampa y un retrato de los callejones más deplorables de Londres con sus entrañables canallas y malvados representantes de las clases acomodadas.




Pero también es cierto que el autor de Lock & Stock es consciente de que su personaje central es Sherlock Holmes, por eso se hace fuerte a la hora de exagerar y enrevesar los metodos deductivos de su protagonista, desde mi punto de vista lo mejor de la cinta argumentalmente hablando. Por otro lado la estética es efectista y saturada como en toda la obra de su creador, con una realización tan tecnicamente espectacular (la escena de la cadena de explosiones, magnificamente rodada) como formalmente ligera y de poca trascendencia.




Lo mejor del film es la indudable química entre un Robert Downey Jr más canalla que nunca dando vida a Holmes y un elegante e íntegro Jude Law en la piel de Watson. Ambos comparten escenas de una notable comicidad llenas de diálogos excelentes (otro de los puntos fuertes de la película) que incluso llegan a arrancar alguna carcajada al espectador. El resto de secundarios se mueve entre una guapa Rachel McAdams en plan mujer florero sin aportar nada relevante a la trama por mucho peso que se le quiera dar su rol y un Mark Strong correctísimo dando vida Lord Blackwood.




En resumidas cuentas Sherlock Holmes sólo podrá ser disfrutada si se ve con la mirada completamente limpia y vacía de prejuicios siendo el espectador consciente de que no va a ver una ortodoxa adaptación sobre las aventuras del personaje del 221B de Baker Street, sino un mix que va desde los cómics de Alan Moore, a el cine de Jean Claude Van Damme (esas descriptivas peleas no por metidas con calzador son menos atractivas) y sí, aunque parezca raro a las novelas de Arthur Conan Doyle. Para pasar el rato señores, que no es poco.