lunes, 8 de enero de 2018

Ash vs. Evil Dead: Temporada 1, terroríficamente vivos



“La vida es dura y peligrosa, y algunas veces tienes que cortarle la cabeza a alguien para sobrevivir.”




En el año 1981 se estrenó una película independiente de terror que acabaría dejando una profunda huella dentro del género. The Evil Dead o Posesión Infernal, como se la conoce en España, estaba escrita y dirigida por un cineasta de poco más de veinte años de edad llamado Sam Raimi que aunando fuerzas con su amigo Bruce Campbell, protagonista y co productor del film, realizó una pieza de una modestia desarmante que paliaba sus carencias presupuestarias por medio de una imaginación arrolladora. Esta historia sobre libros lovecraftianos que despiertan de la tumba a los muertos y a entidades poseyendo a los amigos del protagonista, el sufrido Ash Williams, no sólo se convirtió en uno de los estandartes del cine gore de los 80, también en una producción maldita (mítica su inclusión en la inefable lista británica “Video Nasties” que prohibía su distribución en el Reino Unido) que desembocaría en una trilogía, completada con Terroríficamente Muertos (Evil Dead II) y El Ejército de los Tinieblas (Army of Darkness), llegando a ser venerada por millones de fans que vieron cómo las correrías del carismático dependiente de grandes almacenes reconvertido en héroe de acción, con una motosierra por mano, se extendián hasta otros medios como el teatro, los cómics o los videojuegos culminando todo en un brutal remake, impulsado por los creadores de la saga original, dirigido por el cineasta chileno Fede Álvarez y cuya escena post créditos dejaba la puerta abierta al regreso de Ash, que no aparecía como personaje en esta revisión del film original de 1981.




Ese cameo de Bruce Campbell en el remake de Posesión Infernal estrenado en 2013 alentó y dio nueva vida a años de rumores sobre una nueva entrega de la saga original protagonizada por Ash en la que el mismo Sam Raimi estaría implicado a pesar de sus compromisos con blockbusters hollywoodienses como su trilogía de Spiderman o la tardía, e innecesaria, Oz: Un Mundo de Fantasía que daba continuación al clásico de Victor Fleming. Para deseo de muchos y y alegría de no pocos esta continuación de las andanzas sobrenaturales de Ash llegó por fin en 2015, pero no en la pantalla grande, sino en la pequeña. Como es sabido por el fandom Sam Raimi no sólo es director, guionista y actor ocasional, también es productor de exitosas series de televisión como Hércules: Sus Viajes Legendarios, Xena: La Princesa Guerrera o más recientemente la excesiva Spartacus. Esta última producción, que ofrecía una peculiar visión del mítico esclavo tracio con ingentes cantidades de violencia y sexo explícitos, se emitió en la cadena de televisión por cable Starz, la que finalmente acogería en su seno Ash vs.Evil Dead, serie catódica a modo de continuación de la saga nacida en 1981, al menos durante una temporada.




Como es lógico e inevitable la primera preocupación que vendría a la mente de todo fan de The Evil Dead es si la brutalidad de la que hizo gala la saga original, al menos en sus dos primeras entregas o el remake, iba a ser atenuada en el medio televisivo por mucho que el producto naciera bajo el amparo de una cadena de pago que es mucho más permisiva con la violencia, sabiendo que esta marcó a fuego los primeros pasos de la vida ficcional de Ashley J. Williams. La respuesta nos la ofrece pronto el episodio piloto que, como era de esperar, está co escrito y dirigido por el mismo Sam Raimi. Estos primeros compases de Ash vs. Evil Dead no sólo confirman que el bestialismo propio de la Posesión Infernal primigenia va a hacer acto de presencia de manera hiperbolizada a lo largo de estos diez capítulos, sino que la locura, el exceso, el frenético look visual y la incorrección política que forjó la personalidad de Ash van explotar salvajemente salpicando de vísceras, hemoglobina y chistes de mal gusto a una serie de televisión que no sólo rinde tributo al microcosmos de Evil Dead y lo extiende notablemente, sino que también consigue amalgamar las distintas tonalidades de las cuatro producciones cinematográficas localizadas en este peculiar universo.




La primera temporada de Ash vs. Evil Dead es bestial como el film de 1981 o su remake de 2013, autoparódica como Terroríficamente Muertos (Evil Dead II) y añade apuntes de épica y homenajes al todo tipo de cine clásico y de culto como hacía El Ejército de las Tinieblas. Sam Raimi se ocupa de ello asentando la puesta en escena del producto en el primer episodio, emulando la cámara cartoonesca y desquiciada que fue marca de la casa en la saga original, su violencia granguiñolesca y exagerada, cierta predilección por la ironía y el saberse un producto realizado por señores metidos en la cincuentena sin sentido del ridículo alguno a la hora de ejecutar una pieza sencillamente brutal para la televisión americana. Es cierto que en los tiempos de HBO, Showtime o la misma Starz ya estamos curados de espanto a la hora de ver sangre y muerte en el tubo catódico, pero hay secuencias en Ash vs. Evil Dead tan al límite de lo permisivo que un servidor en ocasiones no puede dar crédito, no ya al hecho de que Raimi y sus colaboradores hayan sido capaces de rodarlas, sino a que los productores vinculados a la cadena de pago hayan dado elvisto bueno a algunas de las muestras de violencia explícita más salvajes que se han visto en la historia de la televisión. De esta manera la serie no sólo mantiene intacta la esencia del producto en el que se basa, sino que lo lleva hasta unos límites dificilmente revasables hace sólo unos años.




En un alarde de sinceridad afirmaremos una verdad ineludible y es que tanto el punto de partida de la serie como su guión no son nada más que un cúmulo de sinsentidos narrativos para que Ash y sus colaboradores, de los que hablaremos a continuación, se enfrenten en una alocada sesión continua a todo tipo de poseídos y criaturas infernales desde el minuto uno del primer episodio. Pero de la misma manera que debemos admitir que la simplicidad de la escritura de la serie es un hecho irrefutable que un producto como Ash vs. Evil Dead, no dejando de ser un desfile de hemoglobina y mutiliaciones de todo pelaje, no necesita más para su adecuado discurrir a lo largo de los episodios, de hecho a nadie se le escapará que los guiones no eran el punto más fuerte de la franquicia original ideada por el director de la reivindicable Darkman. De esta manera la excusa de que Ash ha leído pasajes del Necronomicon bajo los efectos de la marihuana para impresionar a una chica sirve a Sam Raimi, Ivan Raimi y Tom Spezialy, los tres showrunners del proyecto, para explotar al máximo su propia creación llevándola a nuevos límites de demencia, humor negro, excesos y un descreimiento con todo lo relacionado con la integridad de la figura del héroe que queda hecha añicos con el delicioso e inesperado cierre de temporada en el décimo capítulo.




Como era de esperar el centro de esta nueva serie es el personaje de Ash al que da vida un Bruce Campbell que ha recuperado a su antiguo personaje para así volver a la palestra con la mejor de sus creaciones. Más gordo, con dentadura postiza, y tan torpe y descuidado como siempre Ash no ha cambiado mucho en treinta años y si a ello sumamos sus involuntarios comentarios racistas, sus poco sutiles técnicas de seducción y sus especiales dotes para identificar a poseídos, descacharrante el episodio con Mimi Rogers de actriz invitada, compactadas gracias al incalculable carisma de Bruce Campbell el resultado es mucho mejor de lo que esperábamos. Para continuar con el reparto podemos confirmar que a pesar de que el título de la serie es Ash vs. Evil Dead nuestro antihéroe viene escoltado por dos personajes, compañeros de trabajo en los grandes almacenes en los que sigue empleado, que no le van a la zaga en cuanto a protagonizar secuencias divertidas y enfermizas. Por un lado tenemos a Pablo (Ray Santiago) el entrañable fiel escudero de Ash que está perdidamente enamorado de la individualista y temperamental Kelly (Dana Delorenzo) que también se unirá a Ash en su cruzada contra las criaturas del mal amenazando desencadenar el infierno en la Tierra. A ellos se suman el misterioso personaje de Rubby (Lucy Lawless) y el de la agente Fisher (Jill Marie Jones) de la policía de Michigan, con los que nuestros protagonistas se encontrarán en no pocas ocasiones a lo largo de la temporada.




Frenética, indecorosa, pasada de rosca, imperfecta, viscosa, viciosa, divertida o memorable son algunos de los calificativos que se le pueden dar a la primera temporada de Ash vs. Evil Dead que nos ofreció Starz en 2015. Tras ella llegaron otras dos temporadas de las que este redactor poco o nada sabe ya que mi intención es verlas en el estado más virginal posible, en sentido metafórico, para ver si las excelente vibraciones que me ha transmitido esta primera tanda de diez episodios que al durar no más de media hora cada uno he consumido prácticamente del tirón. En una época en la que la nostalgia invade medios como el cine o la televisión es de agradecer que se erija una pieza como la que nos ocupa utilizando dicha excusa e ingeniándoselas para poner en las televisiones y plataformas de streaming de todo el mundo imágenes en las que todo tipo de armas blancas y de fuego componen un desfile de caos, muerte y mutilación demostrándonos que otro tipo de televisión abordada desde la irresponsabilidad, la temeridad, el mal gusto y la sana intención de provocar es posible. En breve la reseñas de las temporadas dos y tres acompañarán a la de esta primera que se ha convertido en una de las piezas de ficción que más me han hecho disfrutar como consumidor en los últimos años y eso con el nivel de la actual televisión americana no es decir poco precisamente.



1 comentario:

  1. Reseña publicada originalmemte en Zona Negativa

    http://www.zonanegativa.com/znseries-ash-vs-evil-dead-1a-temporada-terrorificamente-vivos/

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