jueves, 4 de mayo de 2017

Especial John Wick: Fortis Fortuna Adiuvat



Keanu Reeves es un actor canadiense de origen libanés, nació en Beirut en 1964, que comenzó a despuntar en el cine estadounidense con obras independientes como Mi Idaho Privado, uno de los estandartes del queer cinema de los 90 dirigido por su cineasta más emblemático, Gus Van Sant, o comedias adolescentes de naturaleza alocada como la mítica Bill y Ted. Aunque poco tardaría el joven Reeves en comenzar a coquetear con las grandes superproducciones norteamericanas auspiciadas por directores consagrados como Francis Ford Coppola (Drácula, de Bram Stoker) o Bernardo Bertolucci (El Pequeño Buda) o Kenneth Branagh (Mucho Ruído y Pocas Nueces) para después ir curtiéndose como actor de cine de acción en cintas como Le Llaman Bodhi (Point Break), de Kathryn Bigelow, Speed, de Jan de Bont o Johnny Mnemonic, de Robert Longo. Pero no sería hasta el año 1999 y su papel protagonista en la tan seminal como referencial Matrix o sus inferiores secuelas que tocara el cielo dentro de este género cinematográfico.




Tras su primera incursión como Neo en la saga ideada por las hermanas Lily Wachovski y Lana Wachovski comenzó a elegir papeles bastante mediocres como los de Juego asesino (The Watcher), Equipo a la Fuerza (The Replacements) o Noviembre Dulce que años más tarde sólo serían el inicio del declive de su carrera incursionando en proyectos bastante reprobables o fallidos como la adaptación en pantalla grande del cómic Hellblazer con Constantine, el remake americano de la coreana La Casa del Lago o la paupérrima revisión que Scott Derrickson (Doctor Strange, Líbranos del Mal) realizó de Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still) el clásico de la ciencia ficción que Robert Wise rodó en 1951. Cuando su fama había decrecido considerablemente de cara al gran público su debut como director con El Poder del Thai Chi (Man of Thai Chi) o su participación en la superproducción La Leyenda del Samurai (47 Ronin) hicieron resurgir poco a poco su ya conocido perfil de actor de actor consagrado en thrillers de distinto pelaje, resurrección que se confirmaría totalmente en 2014 con una película llamada John Wick.




El mismo Keanu Reeves se implicó personalmente en el proyecto de sacar adelante John Wick tomando el rol de productor ejecutivo y para dirigir el largometraje eligió a dos reconocidos jefes de especialistas de escenas de riesgo para el cine y la televisión norteamericana. Chad Stahelski y David Leitch (que no está acreditado como director en el film, pero ejerció como tal junto a su compañero) se curtieron a lo largo de los años en productos como la saga Matrix, El Club de la Lucha, 300, V de Vendetta o Buffy Cazavampiros y si tenemos en cuenta la naturaleza de cinta de acción brutalmente física de John Wick la elección de este binomio de realizadores fue todo un acierto. A continuación vamos a reseñar las dos películas de la por ahora breve franquicia, la primera estrenada en 2014 (no en España, país en el que no vio la luz en las carteleras) y la segunda que, esta vez sí, el pasado día 21 de Abril llegó a la pantalla grande en nuestro territorio para deleite de los no pocos fans españoles que “Baba Yaga” ya posee aquí y a lo largo y ancho del globo terraqueo.


John Wick: Otro Día Para Matar (2014), el último samurai




Dirección David Leitch, Chad Stahelski
Guión Derek Kolstad
Música Tyler Bates, Joel J. Richard
Fotografía Jonathan Sela
Reparto Keanu Reeves, Michael Nyqvist, Alfie Allen, Willem Dafoe, Dean Winters, Adrianne Palicki, Bridget Moynahan, John Leguizamo, David Patrick Kelly
Duración 101 min
Productora Lionsgate / 87Eleven / Company Films / DefyNite Films
Nacionalidad Estados Unidos




John Wick llegó a la carrera del Keanu Reeves cuando el canadiense más necesitaba un éxito para recuperar su estatus en la maquinaria hollywoodiense. Por suerte el protagonista de Cuando Menos te lo Esperas, que fue uno de los impulsores del proyecto, dio con una producción que le permitía tanto a él como a sus colaboradores cierta libertad creativa con la que mantener el control de la susodicha. La elección de los expertos en escenas de riesgo Chad Stahelski y David Leitch para ponerse detrás de las cámaras sin ser duchos en realización cinematográfica a petición del mismo Reeves dan buena muestra de la implicación del actor de Pactar con el Diablo (Devil’s Advocate) con John Wick y los resultados conseguidos por el film tanto en taquilla como de cara a la prensa especializada confirman el acierto que supuso toda la gestación del largometraje. El guionista Derek Kolstad, curtido en el mundo del cine de acción casi de Serie B con films como Una Bala en la Recamara (One in the Chamber) o Entrega Peligrosa (The Package), y un reparto de caras internacionales como las de Michael Nyqvist (la saga Millenium), Alfie Allen (Juego de Tronos), Willem Dafoe (Spiderman), Ian McShane (Deadwood), Adrianne Palicki (G.I. Joe: La Venganza), Lance Reddick (The Wire) o John Leguizamo (Kick-Ass 2) entre otros se sumaron a la producción y ayudaron a dar forma a una obra que en poco tiempo se convirtió en una cinta de culto dentro de su género gracias una serie de aciertos, y fallos, que pasaremos a enumerar en la siguiente reseña.




John Wick no es un proyecto que se ande con rodeos o paños calientes con respecto a su intencionalidad y desde su punto de partida argumental deja claras sus nada grandilocuentes pretensiones cinematográficas. La trama mínima sobre un ex asesino a sueldo convertido en leyenda que decide tomar venganza contra el hijo de uno de los mafiosos que en el pasado contrató sus servicios tras robarle el coche y asesinar el perro que su recientemente fallecida esposa le regaló es el catalizador de toda la sencilla pero efectiva historia que vertebra esta producción de 2014. La excusa narrativa es brutalmente genérica y emula la de cualquier muestra de cine que amalgame tramas sobre venganzas aderezadas con escenas de acción y artes marciales, aquel tipo de celuloide en el que la inefable Cannon Films de los productores israelíes Menahem Golan y Yoram Globus sustentó la mayor parte del grueso de su obra y que auspiciaron héroes de la Era Reagan como Chuck Norris, Jean Claude Van Damme, Dolph Lundgren o a un nivel más subsidiario el Michael Dudikoff de la franquicia El Guerrero Americano (American Ninja), pero añadiendo retazos del género western o las primeras producciones del cineasta chino John Woo tales como Better Tomorrow o The Killer, aunque con respecto a estas últimas siempre en un sentido más argumental que estilístico.




Esta afirmación viene dada porque nada de la estilización de violencia a ritmo de slow motion del director de Cara a Cara (Face/Off) o Broken Arrow podemos encontrar un producto como John Wick, ya que Chad Stahelski y David Leitch deciden sustentar su puesta en escena en una acción inmediata, cruda, carente de todo tipo de coreografía embellecedora y con un uso magistral del caos controlado en el que las secuencias de acción se muestran epidérmicas, descarnadas y de una fisicidad sustentada en el buen hacer de sus actores y en la veteranía de la dupla de realizadores a la hora de rodar este tipo de celuloide en el que la técnica y el montaje copan una importancia capital. Precisamente en ese modo de ejecutar la escenas más físicas encontramos la mayor virtud de un proyecto como John Wick, en la perfecta comunión entre un dúo de competentes profesionales en su ramo situados detrás de las cámaras y un “héroe de acción”, metido casi en la cincuentena cuando protagonizó el film, que se revela como un experto en la lucha cuerpo a cuerpo y el uso tanto de armas blancas como de fuego, dejando poco logar para el lucimiento de los especialistas en escenas de riesgo ya que él decidió protagonizar la mayoría de pasajes dinámicos interpretados por su personaje, entregado durante el 80% del metraje a la acción medida, equilibrada, pero siempre directa y visceral.




Como previamente hemos afirmado el guión escrito por Derek Kolstad para John Wick se dejaba de florituras o quiebros narrativos y se reducía a la esencialidad más humilde para que fueran la acción y los personajes los ejes centrales del proyecto. Pero del mismo debemos mencionar dos detalles importantes que enriquecen y dan cierto trasfondo la historia planteada para sustentar el esqueleto del largometraje. Por un lado la escritura procura realizar un retrato bastante realista, dentro del uso y abuso de los clichés de género, del mundo del crimen organizado, ese hampa en el que se mueven los gangsters, en esta ocasión mafiosos de origen ruso, como no podía ser menos. La labor de actores como Michael Nyqvist o Alfie Allen (experto en dar vida a criaturas patéticas desde que lo hizo de manera ejemplar con su Theon Greyjoy) ayuda a que el espectador se vea sumergido en ese contexto de lujo, traición, asesinato y extorsión en el que los capos crean sus propias reglas y unos códigos de supuesto honor que no tardan en traicionar amparándose en la supervivencia personal. El único problema es que tanto estos roles, como los que se encuentran del lado del protagonista (el secundario al que da vida un siempre competente Willem Dafoe) no dejan de ser comparsas del jefe de ceremonias.




Keanu Reeves se aprovecha de la otra gran virtud del guión de Derek Kolstad, toda la mística que crea alrededor de la figura de John Wick como si de una leyenda urbana que pasa de boca en boca entre susurros en el submundo del crimen se tratase, y no desperdicia la ocasión para volver a lo grande al cine de acción que le dio la fama. El “Baba Yaga” al que da vida el protagonista de Reacción en Cadena o Premonición es una figura temida hasta por aquellos que en su momento contrataron sus servicios (uno de los puntos más originales del film es plantear un villano que desde el mismo arranque del metraje teme por su vida al saber que John Wick ha jurado venganza contra su propio hijo) su famosa inexpresividad y las increíbles condiciones físicas en las que se encuentra adentrándose en la cincuentena se vuelven a su favor para dar vida a una milimétrica máquina de matar, una sombra letal que utilizando una mixtura de distintas técnicas de lucha y una destreza fuera de toda duda haciendo uso de distinto tipo de armas consigue eliminar a todo ser viviente que se interpone en su camino con la paupérrima idea de impedirle conseguir su misión. Su determinación, la idea de que el asesinato a sangre fría de lo que para él era algo más que una mascota y la ayuda de antiguos compañeros de oficio irán marcando la senda iniciada por este Ronin nacido en la época equivocada.




Como apuntábamos al inicio de esta reseña al poco tiempo de su estreno en pantalla grande y plataformas de pago John Wick se convirtió en una pieza de culto dentro de su género y en el trampolín que devolvió a Keanu Reeves a la “Primera División” de Hollywood colaborando en los nuevos proyectos de cineastas tan diferentes como Nicolas Winding Refn (The Neon Demon), Eli Roth (Knock, Knock) o Ana Lily Amirpour (The Bad Batch). De manera inexplicable una cinta como la que nos ocupa, abvlada por una carrera comercial nada desdeñable, nunca se estrenó en las carteleras españolas y tampoco vio la luz en formato físico siendo visionada por primera vez en nuestro país en la televisión nacional con una más que holgada audiencia. Este fallo ha sido subsanado en el presente año 2017 ya que la inevitable secuela John Wick: Pacto de Sangre sí ha debutado en pantalla grande para regocijo de los no pocos fans que el personaje creado por Keanu Reeves, Chad Stahelski, David Leitch y Derek Kolstad ha cosechado en nuestro país. Con casi el mismo equipo técnico de la primera entrega, una nueva hornada de caras conocidas de Hollywood dando forma a la galería de personajes secundarios y un Keanu Reeves una vez más como productor y protagonista la “segunda venida” de “Baba Yaga” ya ha sido recibida en loor de multitudes en los distintos países en los que el film ha podido ser visionado y en esta ocasión España ya no es la excepción.




John Wick: Pacto de Sangre (2017), el salario del miedo




Dirección Chad Stahelski
Guión Derek Kolstad
Música Tyler Bates, Joel J. Richard
Fotografía Dan Laustsen
Reparto Keanu Reeves, Riccardo Scamarcio, Bridget Moynahan, Ruby Rose, Peter Stormare, Ian McShane, Common, Alex Ziwak, Margaret Daly, Heidi Moneymaker, Laurence Fishburne, Lance Reddick, Claudia Gerini, John Leguizamo, Franco Nero
Duración 122 min
Productora Coproducción USA-Hong Kong; 87Eleven / Lionsgate / Thunder Road Pictures
Nacionalidad Estados Unidos




Tres años después de la primera entrega llega a las carteleras de todo el mundo John Wick: Pacto de Sangre o John Wick: Chapter 2 en su título original, la secuela del exitoso film de 2014 protagonizado por un felizmente recuperado Keanu Reeves. Con David Leitch ya definitivamente fuera de la ecuación (en breve estrenará Atomic Blonde y se implicará en el rodaje de Deadpool 2) pero Chad Stahelski una vez más al mando de la máquina y Derek Kolstad escribiendo el guión John Wick vuelve a lo grande con una secuela que manteniendo el tono, el estilo y la idiosincrasia de su antecesora consigue superarla sobre todo si nos centramos en el plano técnico, que es, una vez más, el apartado en el que esta nueva entrega de la casi recién nacida saga se hace, no ya grande, sino enorme. Si bien en John Wick: Otro Día Para Matar encontramos un notable desfile de caras conocidas dando vida a roles secundarios en esta segunda parte a los ya conocidos Ian McShane, John Leguizamo o Lance Reddick se suman nuevos rostros como los de Riccardo Scamarcio (Pasolini), Ruby Rose (Orange is the New Black), Clauida Gerini (La Pasión de Cristo), Franco Nero (Django), Common (Selma), Peter Stormare (Minority Report) o Laurence Fishburne (la saga Matrix). El resultado como era de esperar, y ya dejamos entrever en este primer párrafo, supera a la cinta primigenia de 2014 aumentando exponencialmente sus virtudes ofreciendo “más y mejor” de lo que sus autores nos ofrecieron ya en cantidades industriales en el pasado, pero también adentrándose en terrenos algo inverosímiles desde el punto de la escritura y el microcosmos creado por medio de la misma con respecto al oficio tanto de John como de aquellos que como él se dedican al crimen organizado para ganarse la vida.




Repetir la fórmula pero depurándola y limándole las aristas en la medida de lo posible para ofrecer más de la misma naturaleza pero con mayor acierto y resolutividad, seguramente esa fue la idea en mente de las cabezas pensantes detrás de un proyecto como John Wick: Chapter 2 a la hora de dar continuidad a las andanzas del más letal de los asesinos a sueldo “retirados” del submundo del hampa internacional. Una vez más el guión del competente Derek Kolstad se construye en torno a la sencillez y la linealidad tomando en esta ocasión el cumplimiento de una deuda pendiente por parte de John al mafioso Santino D’Antonio (Riccardo Scamarcio) que le llevará a enfrentarse a la mismísima Camorra italiana en tierras romanas para más tarde volver a Estados Unidos y extender hasta allí un reguero de cadáveres que antes de pasar a mejor vida cometerán la osadía de intentar dar caza infructuosamente a “Baba Yaga”. Como afirmamos el libreto es directo y conciso de modo que, al igual que sucedía en la primera entrega de 2014, el tomo de thriller frenético así como los personajes, sus relaciones interpesonales, simples pero eficientes, y las situaciones extremas en las que se ven implicados como roles se convierten en el núcleo narrativo de una producción como la que nos ocupa que no aspira a nada más que ofrecer dos horas de fruición filmada a la platea.




Como apuntábamos en la reseña de la primera entrega de John Wick uno de los mayores aciertos por parte de Keanu Reeves a la hora de ejercer como productor de dicho largometraje fue su afán por conseguir para dirigirlo a dos directores ivolucrados en el cine de acción desde sus mismas entrañas ejerciendo durante años la labor de entrenar a los especialistas de escenas de riesgo de algunos de los mejores films del Hollywood reciente con la dupla formada por David Leitch y Chad Stahelski. En esta ocasión sólo contamos con Stahelski para ponerse detrás de las cámaras y con ello acometer la realización de John Wick Chapter 2 pero el resultado es más brillante si cabe que en la anterior entrega, porque una vez más lo pasajes dinámicos, físicos, violentos y espídicos vuelven a estar expuestos en pantalla con una maestría sin mácula y con una virtud que no está al alcance de muchos artesanos de este tipo de celuloide como es una “claridad cristalina” a la hora de dar forma a las enormes secuencias de disparos, persecuciones o combates cuerpo a cuerpo con una cámara que muestra sin más movimientos que los exigidos y de manera prístina, sin lugar a confusión visual alguna, la medida orgía de caos y muerte que Wick va gestando poco a poco con pasajes sencillamente avasalladores (la persecución en los pasadizos del coliseo y el clímax final con la sala de espejos son oro puro) que se encuentran en los mejores momentos cinematográficos del 2017 añadiendo una amalgama de referencias estéticas que van desde los shooter del mundo del videojuego a clásicos del séptimo arte como La Dama de Shangái de Orson Welles.




Si alguien tenía alguna duda sobre si Keanu Reeves volvería a estar a la altura a la hora de darlo todo en el plano físico en John Wick: Pacto de Sangre puede estar tranquilo porque el canadiense de nuevo ofrece un recital de violencia explícita sencillamente brutal. Lo que el protagonista de Hardball expone en pantalla es fruto de un entrenamiento físico que se tomó muy en serio antes del rodaje de la obra que nos ocupa y si en la primera entrega las no pocas secuencias de acción que protagonizaba eran para quitarse el sombrero la interminable cascada de disparos, laceraciones, navajazos, fracturas, llaves inmovilizadoras y atropellos de coche en los que se ve implicado en esta ocasión confirman de manera fehaciente que pocos actores hay en el Hollywood actual capaces de aguantar un rodaje tan intenso como él. Su poderío a la hora de “infligir dolor ajeno” es tal que Chad Stahelski en esta ocasión le regala incluso algunos momentos para el puro lucimiento de sus aptitudes como luchador y pistolero, llegando en algunos pasajes a acontecer en pantalla una comunión entre realizador y protagonista que casi, ojo, casi llega a las cotas de maestría del galés Gareth Evans con los intérpretes de sus, hasta ahora, dos entregas de la saga The Raid, pero ciertamente con dicha dupla cinematográfica idonesia hablamos de palabras mayores y una liga en la que la franquicia John Wick todavía no juega y puede que nunca llega a hacerlo, aunque como obra fílmica no lo necesita y tampoco lo demanda.




Entre los muchos aciertos de John Wick: Pacto de Sangre sólo podemos destacar un fallo, el no del todo certero intento por parte de Derek Kolstad de extender y enriquecer el universo fictico que creó para el primer film con respecto a la visión que se daba del oficio de asesino a sueldo. Aquellos detalles que en 2014 se apuntaban con breves pinceladas se convierten aquí por culpa de cierto trazo grueso en una inverosímil “sociedad secreta de mercenarios” que parece controlar el planeta entero, unos “Illuminati” del asesinato remunerado que se encuentran tanto en los edificios más lujosos como en los suburbios más desfavorecidos de nuestra o cualquier sociedad comandados por jefes en la sombra (el alarde de poder por parte de Winston en la escena del parque es una pasada de rosca con todas las de la ley) bordeando en ocasiones la línea de una inverosimilitud casi cómica. Más allá de esa mácula narrativa esta secuela de John Wick no sólo ofrece todo y más de lo que se le exigía como continuación de una cinta ya de culto dentro del género de acción más puro, sino que también hace las veces de puente para una tercera entrega que si es fiel a los acontecimientos planteados en su recta final puede volver a ofrecernos celuloide físico y directo que sin hacer prisioneros o aspirar a ser algo que no es o debe ser supera en calidad al 95% de las producciones norteamericanas que podemos encontrar asediando nuestras carteleras todas las semanas y que son vendidas por la publicidad como muestras del cine comercial de calidad que nunca llegarán a ser.


1 comentario:

  1. Artículo publicado originalmente en la web Zona Negativa

    http://www.zonanegativa.com/zncine-especial-john-wick-fortis-fortuna-adiuvat/

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