sábado, 27 de agosto de 2016

Ocurrió Cerca de su Casa, asesinato en 8mm




Título Original C'est Arrivé Près de Chez Vous (1992)
Director Rémy Belvaux, André Bonzel, Benoît Poelvoorde
Guión Rémy Belvaux, André Bonzel, Benoît Poelvoorde, Vincent Tavier
Actores Benoît Poelvoorde, Rémy Belvaux, Jacqueline Poelvoorde Pappaert, Nelly Pappaert, Hector Pappaert, Jenny Drye, Malou Madou





Es curioso que cuando se mencionan cuales son los trabajos cinematográficos más destacados en el subgénero found footage o falso documental todo el mundo nombra producciones como la infame Holocausto Caníbal, de Ruggero Deodato, El Proyecto de la Bruja de Blair, de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick o sagas como la española [·REC], ideada por los cineastas Jaume Balagueró y Paco Plaza y la americana Paranormal Activity. Pero pocos se acuerdan de que en 1992 dio mucho que hablar una cinta belga titulada C'est Arrivé Près de Chez Vous (Ocurrió Cerca de su Casa en España) escrita, dirigida, producida, montada y protagonizada por tres jóvenes cineastas llamados Rémy Belvaux, André Bonzel y Benoît Poelvoorde. Este film tuvo un gran éxito en el festival de Sitges de aquel año ganando los premios a mejor actor, para Benoit Poelvoorde, y mejor película teniendo como rivales en esa edición a pesos pesados como Braindead, de Peter Jackson, Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino (aunque esta se llevó los premios a mejor director y guión, como era de esperar) El Ejército de las Tinieblas, de Sam Raimi o El Almuerzo Desnudo, de David Cronenberg.




Ocurrió Cerca de su Casa narra cómo un equipo de filmación de jóvenes cineastas sigue las andanzas de Ben, un asesino en serie de cuya vida están rodando un peculiar documental. En el proceso el tan carismático como demente criminal irá explicando pormenorizadamente por un lado su vida diaría con su familia, amigos y allegados, haciendo hincapié en su pasión por la poesía, la música o el cine y por otro su modus operandi como homicida, argumentando las diferencias existentes entre matar ricos o pobres, niños o ancianos, belgas o inmigrantes, todo esto mientras va estrechando lazos con unos realizadores que se dedican a capturar sus "hazañas" cámara en mano y que poco a poco se irán implicando cada vez más en las fechorñias del protagonista llegando a convertirse primero en cómplices y después en asesinos tan o más descerebrados que él. Esta es la trama central del único film como directores de Rémy Belvaux, André Bonzel, Benoît Poelvoorde y la misma sirve al trío de autores para asestar un fuerte puñetazo en el estómago del espectador.




C'est Arrivé Près de Chez Vous es un largometraje que no hace concesión alguna a la platea, sin glorificar ni criticar los brutales actos de su protagonista los expone de manera seca, cruenta y directa. Hay quien afirma que el film del trío Belvaux/Bonzel/Poelvoorde exhala realismo por sus cuatro costados para exponer cómo poco a poco ciudadanos normales y corrientes pueden llegar a dejarse influenciar por un sociópata desalmado y con ello convertirse en personas como él. Un servidor no opina lo mismo, ya que aunque estéticamente el largometraje se deja influenciar por la veracidad estética del Free Cinema británico, el neorrealismo italiano o la Nouvelle Vague francesa, desde su mismo arranque hay un matiz de surrealismo, de exageración granguiñolesca que no nos permite tomarnos completamente en serio la obra, algo que por otro lado no suaviza las escenas bestiales que captura su vívida cámara. El largometraje no habla de un criminal que incita a otras personas a emular sus actos, ya que los cineastas que capturan para la posteridad las vivencias de Ben desde el mismo inicio del film ya son cómplices de los asesinatos que este perpetra, de modo que pasado por el prisma de ese punto de vista Ocurrió Cerca de su Casa disertaría sobre una juventud demente y enferma, pero esa no es su misión principal.




Esta visión un tanto deformada de la realidad es precisamente la que permite a los guionistas, directores y actores inyectar un humor negro sencillamente brutal y no hablamos sólo del que nace cada vez que el personaje de Ben abre la boca como al lamentar el estado laboral en el que se encontraba el guardia de una obra de raza negra al que acaba de asesinar (pero al que no quiere tocar por si le contagia el SIDA), cómo se jacta de haber eliminado a unos marroquíes pero habíendolos "enterrado mirando hacia la meca" como si de un acto respetuoso se tratase o tomar como un hábito sano empezar el mes matando a un cartero, sino también del que estructura globalmente la obra. La muerte de los dos sonidistas (¿referencia a los baterías "muertos en extrañas circunstancias" de This is Spinal Tap, otra joya del falso documental?) con las exageradas y miméticas declaraciones de Remy delante de la cámara, los protagonistas topándose con otro equipo de rodaje que acompaña a otro asesino, la  inexistente policía que nunca hace acto de presencia a pesar de que Ben mata a plena luz del día y con testigos o la reacción de los amigos del personaje principal con lo que acontece durante su cumpleaños son pasajes que confirman el tono de humor entre surrealista y políticamente incorrecto de la producción.




Aunque, como previamente hemos mencionado, este tono exagerado no es óbice para que los cineastas expongas algunas escenas de violencia explícita muy crudas, no ya sólo en el plano físico, sino también en el psicológico. El mismo film se abre con Ben estrangulando a una mujer en un tren y el desarrollo de la trama irá alternando las escenas de esta naturaleza con las más hogareñas. Podremos ver al protagonista disparar a todo tipo de viandantes, deshacerse de sus cadáveres o dar palizas de muerte a desaprensivos para que poco a poco estas situaciones vayan ganando en visceralidad, y paradójicamente, ironía. La secuencia que más recuerdó como espectador y que fue una de las que se me quedó grabadas a fuego cuando vi el film  por primera vez veinte años atrás (hace poco la revisé en bluray para realizar esta crítica) es la de la anciana a la que Ben da un "susto de muerte". Ver a la señora agonizar mientras él explica a la cámara que al ver los medicamentos para el corazón en la mesa del saló ya sabía cómo debía actuar resulta tan aterrador como descacharrante y apuntes como el personaje de Poelvoorde quitándose de encima la mano de la mujer cada vez que intenta tocarlo para pedirle ayuda transmiten una incomodidad totalmente real que atraviesa la pantalla.




No le van a la zaga tampoco secuencias como la de los dos asaltos a inmuebles, uno en un barrio adinerado y otro en uno obrero, que no se diga que nuestro protagonista es un clasista en lo que al asesinato y la tortura se refiere. De la incursión a la casa de familia rica destaca el asesinato del padre en el lavabo (ese micro captando el cuello rompiéndose) con referencia divertidísima a la película El Viejo Fusil y a Philip Noiret incluida, el ataque que sufre la madre en el suelo al ser golpeada en la cara por Ben y sobre todo la asfixia del niño con la almohada en la que el personaje principal recibe la ayuda de un Remy ya totalmente implicado con las fechorías de su "protagonista". En el otro ataque hogareño encontramos a una pareja realizando el acto sexual, seguidamente tanto Ben como todo el equipo de rodaje violan a la muchacha ante la impotente mirada de su novio (aunque no parce muy afectado, todo hay que decirlo) y al día siguiente encontramos el cuerpo de la chica con los intestinos fuera y a los protagonistas tirados por el suelo de la cocina como si hubieran pasado una noche de borrachera normal y corriente.




Lo más interesante de todas estas escenas que estamos mencionando es que se desarrollan de cara al espectador con el personaje de Ben explicándolas con sorna y un sentido del humor explícitamente mórbido que despierta la simpatía del que visiona y ahí radica una de las mayores virtudes de Ocurrió Cerca de su Casa, esa perversión vírica que transmite el objetivo de la cámara de los tres realizadores y guionistas para apelar a la complicidad de un patio de butacas que en más de una ocasión "se divertirá" con los abominables actos de este grupo de criminales. Con la implicación del equipo de rodaje en las barbaridades de Ben no sólo se retrata una generación de individuos amorales, como apunté unos párrafos más arriba, también se realiza una interesante alegoría sobre el poder vampirizador del cine, la liberación primaria a la que una cámara puede incitar cuando estamos compartiendo el día a día con un individuo que convierte el asesinato en un hábito tan rutinario como cualquier otra actividad lúdica que pudiera llevar a cabo en su quehacer diario.




Benoît Poelvoorde, él tiene la culpa de todo. El actor belga es el principal responsable de que un asesino como el que interpreta en Ocurrió Cerca de su Casa caiga bien al espectador. El Ben al que él da vida y del que conoceremos a toda su familia (la real del actor, lo que acantúa la potencial empatía que podamos sentir por él) es un dechado de carisma, socarronería, y mala baba, un tipo que puede transmitir en la misma secuencia, y con una facilidad pasmosa, terror, simpatía, elegancia y patetismo. Dentro del largometaje sus monólogos directamente a cámara son los mejores momentos del mismo como al inicio del largometraje cuando comenta cuánto lastre necesita un cadáver para ser sumergido en agua dependiendo de su edad o tamaño, cuando explica lo poco que le gusta asesinar niños mientras está matando a uno, las secuencias en las que está borracho y se encara con el equipo de rodaje o esos arrebatos artísticos en los que lo vemos recitar poesía, tocar el piano o dar lecciones sobre autores pictóricos antes o después de verlo cometer homicidios sin el más mínimo remordimiento.




C'est Arrivé Près de Chez Vous es pura sesión golfa, hija de La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick y madre de Asesinos Natos de Oliver Stone la cinta de Rémy Belvaux, André Bonzel y Benoît Poelvoorde es el equivalente cinematográfico al típico chiste de mal gusto que sólo contamos entre amigos de confianza y con bebidas espirituosas, u otras sustancias, de por medio. Su único fallo es que su fórmula se vuelve algo redundante a lo largo del metraje y su final se antoja precipitado y caótico, por lo demás nos encontramos con una reivindicable cinta de culto que supuso la única incursión como directores de sus responsables. Después André Bonzel ha ejercido de director de fotografía para otros realizadores, Rémy Belvaux se dedicó a la publicidad y tuvo sus quince minutos de renovada fama al lanzarle una tarta en plena cara a Bill Gates en 1999 para nueve años después suicidarse lanzándose a la vía de un tren. Benoît Poelvoorde por el contrario se ha convertido en una de las caras más reconocibles de la comedia romántica belga y francesa, quién lo diría habiéndose dado a conocer al mundo como el perfecto asesino de personas de la tercera edad.



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