miércoles, 8 de enero de 2014

Sombras en la Oscuridad, bienvenidos a Collinwood




Título Original House of Dark Shadows (1970)
Director Dan Curtis
Guión Sam Hall y Gordon Russell basado en la serie de Dan Curtis
Actores Jonathan Frid, Grayson Hall, Joan Bennett, Kathryn Leigh Scott, Roger Davis, Nancy Barrett, John Karlen, Thayer David, David Henes, Louis Edmonds, Don Briscoe, Dennis Patrick, Jerry Lacy




El 27 de junio de 1966 el productor, guionista y director Dan Curtis estrenó el episodio piloto de una serie diaria salida de su mano llamada Dark Shadows para la cadena ABC. El programa estaba protagonizado por Victoria Winters, una joven huérfana que viajaba Collinsport, Maine. Allí en una mansión llamada Collinwood en una colina vivían los Collins, la misteriosa familia a la que la muchacha parecía pertenecer y que estaba llena de secretos que poco a poco iría desentreñando. La serie andó dando bandazos su primer año de emisión siempre al borde de la cancelación hasta que en el famoso episodio 210 Dan Curtis tomó una rocambolesca decisión. Incluir en la trama a Barnabas Collins un vampiro de 175 años de edad que resucitaba para buscar su lugar en la familia y recuperar el amor de su amada Josette reflejado en la joven institutriz Maggie Evans.




El giro sobrenatural que dio la serie permitió a Curtis y sus guionistas incluir en la trama criaturas como zombies, licántropos, fantasmas y en el argumento historias como viajes temporales. El éxito fue rotundo, el programa tuvo una audiencia, muy alta durante sus 5 años de emisión (pasando del blanco y negro al color durante su proceso) que no fueron muchos, pero gracias a su emisión diaria el número de episodios alcanzó la escandalosa cifra de 1225 hasta su cancelación en 1971. El éxito de Dark Shadows en Estados Unidos fue brutal y hoy más de 50 años después de su estreno tiene un enorme legado formado por libros, cómics, remakes para televisión (uno en 1990 y otro en 2004, con algo de éxito el primero y ninguno el otro, que no pasó del episodio piloto) y hasta uno de reciente factura para la pantalla grande a manos de Johnny Depp y Tim Burton.




Pero la tibia aunque simpática revisión que el director de Frankenweenie hizo de las correrías de Barnabas Collins y sus descendientes no fue el primer viaje que la telenovela (más que una serie era un culebrón, no eludamos la realidad) de la ABC hizo a la pantalla grande, ya que un año antes de la cancelación del programa la Metro Goldwing Meyer propuso a Dan Curtis hacer dos largometrajes inspirados en Dark Shadows. En 1970 se estrenó en los cines de Estados Unidos la House of Dark Shadows que nos ocupa y un año después Night of Dark Shadows de la que hablaré próximamente. El resultado es una magnífica cinta sobre vampiros y maldiciones familiares que revela a Dan Curtis como un cineasta con especial talento para el terror que por desgracia no le fue reconocido fuera del tubo catódico donde dio forma a la mayor parte de su obra.




La apacible vida de los Collins se verá alterada cuando un día haga acto de presencia en la mansión Collinwood un primo lejano procedente de Inglaterra llamado Barnabas Collins y que afirma ser descendiente de un antepasado del mismo nombre que tenía relación directa con la familia. Pero poco después de la llegada de Barnabas empezarán a sucederse en las inmediaciones de la casa unos misteriosos asesinatos en los que las víctimas son encontradas sin sangre y con dos agujeros por mordedura en el cuello. Todo saldrá a la luz cuando descubramos que Barnabas es un vampiro resucitado por accidente y que busca el amor perdido de su amada Josette en la imagen de Maggie Evans, la institutriz de la casa familiar que guarda un asombroso parecida con ella.




Esta House of Dark Shadows del año 1970 condensa en su poco más de hora y media de metraje toda la primera etapa del personaje de Barnabas Collins, interpretado por Jonathan Frid, en Dark Shadows pero eliminando subtramas, roles secundarios prescindibles, centrándose en la historia central del vampiro y acentuando la crudeza, el terror y la sensualidad gracias a la libertad que el séptimo arte le daba a Dan Curtis y que la televisión no podía proporcionarle por aquel entonces. Si bien la serie adquiría una tonalidad de misterio bien perfilado en la adaptación a la pantalla grande el mismo se veía considerablemente explicitado por medio de una visión más mórbida, oscura y descarnada de las situaciones que se pudieron ver en al programa de la ABC.




Sombras en la Oscuridad es un cuento de terror gótico que combina el clasicismo estilístico de los monstruos de la Universal de los años 30 con la visceralidad revisionista de la Hammer Films británica. Dan Curtis imprime una atmósfera palpable, onírica y pesadillesca a su relato con no muertos que aunque hunden sus raíces en la literatura clásica que los forjó como personajes se mueven por brutales pulsiones psicosexuales que los convierten en amenzantes criaturas tan atrayentes como repulsivas. La visión de Curtis del mundo del vampirismo es decidicamente mórbida, profundamente carnal y primaria, pero también elegante, de un romanticismo victoriano y una alegórica sutil a la par que lúcida.




Su puesta en escena es completamente distinta a la que se podía ver en el serial televisivo, de un tono más encorsetado por la poca libertad técnica que le proporcionaba el medio. En House of Dark Shadows imperan los travellings, la slow motion bien ejecutada, el uso de planos subjetivos o la descarnada utilización de la cámara al hombro en los pasajes más truculentos (sobre todo en los ataques nocturnos de Barnabas) así como unos contrapicados que enfatizan la enormidad de la Mansión Collinwood que como es lógico (ya que en la serie también sucedía) cobra un protagonismo capital a lo largo del metraje siendo un personaje más. La labor del productor y director (seguramente también guionista aunque no salga acreditado como tal) es de nota altísima y muy remarcable desde el arranque del film hasta su apoteósico final.




El reparto es prácticamente el mismo de la serie de televisión pero todos ellos están más creíbles y entregados que en aquella aunque evidentemente no tienen  el tiempo que le emisión diaria del producto les proporcionaba para desarrollar sus personalidades. Pero los intérpretes saben sacar todo a sus personajes destacando Thayer David como el Profesor Stokes, un frío y calculador sosias de Abraham Van Henlsing con sorpresa final, Grayson Hall como la Doctora Julia Hoffman, Louis Edmonds como el descreido Roger Collins, John Karlen como el torturado Willie Loomis o la encantadora Kathryn Leigh Scott como Maggie Evans. Hasta el niño que interpreta a David, al que da vida David Henesy sabe guardar la compostura y compartir escenas de inolvidables con Nancy Barrett el alter ego en pantalla de Carolyn, otro de los personajes clave de la historia.




Pero es el porte británico (paradójico siendo de origen canadiense) del actor Jonathan Frid el que, al igual que pasaba en la Dark Shadows original, insufla vida a la película con su inolvidable caracterización del vampiro Barnabas Collins. Entre la elegancia y la brutalidad, el romanticismo y la lascivia, la mirada hipnótica y la agresión física más descarnada el que fuera por derecho protagonista de la serie de televisión devora la pantalla con su trabajo que se revela como uno de los mayores aciertos de la velada ofreciendo un vampiro que poco tiene que envidiar a las distintas encarnaciones de Drácula interpretadas por Christopher Lee, Bela Lugosi o Gary Oldman. Es más, su rechazo a aparecer en la segunda película, Night of Dark Shadows (Una Luz en la Oscuridad aquí en España) parece ser que fue el principal motivo para que aquella no conociera el éxito de la cinta que nos ocupa.




La ópera prima en el mundo de largometraje de Dan Curtis es una excelente pieza de género que no merece el olvido en el que se encuentra actualmente. Al igual que su hermana nacida en la cadena ABC su influencia estilística se dejó ver posteriormente en obras como la miniserie Salem's Lot con la que Tobe Hooper adaptó la soberbia novela de Stephen King del mismo nombre y la historia de amor entre Barnabas y Josette/Maggie no sería descabellado que influenciara a Francis Ford Coppola para dar forma a la que compartieron Drácula y Mina/Elisabeta en su polémica adaptación de la novela de Bram Stoker en 1992 que independientemente de su fidelidad a aquella era una genialidad cinematográfica. A no mucho tardar hablaré de Night of Dark Shadows que a pesar de ser considerada como una obra menor al lado de Sombras en la Oscuridad si tiene la mitad del interés que esta merecerá casi con toda seguridad la pena.



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