lunes, 22 de abril de 2013

To the Wonder, eau de Malick, pour homme, pour femme



Título Original To the Wonder (2012)
Director Terrence Malick
Guión Terrence Malick
Actores Ben Affleck, Olga Kurylenko, Rachel McAdams, Javier Bardem, Tatiana Chiline, Charles Baker, Romina Mondello





Terrence Malick siempre ha sido considerado un talentoso director de una poco prolífera carrera cinematográfica (una media de casi un film por década) que tardaba años en dar forma su siguiente proyecto y que tras sus dos primeros trabajos (Malas Tierras y Días del Cielo) volvió por la puerta grande en 1998 con una obra maestra incontestable llamada La Delgada Línea Roja, que adaptaba la novela homónima de James Jones (que ya llevara Andrew Morton a imágenes en 1964). Su nombre como cineasta se vio revalorizado y seis años después estrenó la interesante, pero no del todo redonda, El Nuevo Mundo, su personal visión de la historia de amor entre el colonizador John Smith y la nativa Pocahontas.




Ahí terminó el Malick reconocido unanimemente como un autor prestigioso, un señor conocido por su alergia a las conferencias de prensa, las promociones e incluso las fotos de su persona. Porque en 2011 estrenó su filma más polémico, El Árbol de la Vida. Este proyecto fue acariciado por el tejano durante años y finalmente pudo llevarlo a imágenes con Brad Pitt, Jessica Chastain y Sean Penn como protagonistas principales. El largo se estrenó oficialmente en el festival de Cannes de aquel año, ganando la Palma de Oro sin muchas discordancias. Pero cuando la obra llegó a los cines de todo el mundo dividió al público entre los que la adoraban y los que la veían como una ininteligible amalgama de documental, teología y existencialismo.Yo ya dí mi opinión sobre ella en su momento pareciéndome la mejor cinta de aquella temporada.




Tras aquel trabajo y con su fama viviendo una segunda resurrección, aunque teniendo por primera vez un considerable grupo de detractores que no congeniaban con su obra, decidió dejar de lado su carácter de cineasta poco prolífico e inmediatamente se metió en otro rodaje (el de la cinta que nos ocupa) y posteriormente en otros dos (Lawless y Knight of Cups) que se están llevando a cabo al mismo tiempo con un reparto casi idéntico. Tras ellos realizará un documental sobre naturaleza y existencialismo (dos de sus temas habituales como narrador) llamado Voyage of Time producido en el formato IMAX. En resumidas cuentas, ha pasado de hacer cine muy de cuando en cuando a rodar películas hasta de manera simultanea. Puede que por eso esta To the Wonder no sea la obra meritoria que podría esperarse de su impronta.




Neil (Ben Affleck) es un norteamericano que conoce en París a Maryna (Olga Kurylenko) una madre soltera de la que se enamora perdidamente. Su atracción es tal que ambos y la hija de ella deciden irse a vivir a Estados Unidos al hogar de él. Tras un tiempo la felicidad y la dicha de la pareja parece atenuarse, dando muestras de que el amor que ambos compartían se encuentra en un punto muerto. Maryna y su hija deciden volver a Europa y tras ello Neil se reencuentra con Jane (Rachel McAdams) antigua amiga con la que parece nacer una nueva oleada de sentimientos que posiblemente comiencen a alejarle el recuerdo de Maryna. Mientras, el padre Quintana (Javier Bardem), párroco de la ciudad en la que vive Neil, se debate interiormente entre la búsqueda de la fe, su propia felicidad y el amor de carácter divino.




Soy un admirador de Terrence Malick, nunca he visto una película suya que me decepcionara totalmente y dos de ellas son piezas destacadas para mi persona. El Árbol de la Vida me parece una obra fascinante llena de poderoso lirismo mostrado por una cámara que parece una fuerza de la naturaleza y que sabe captar con la misma grandeza los tiempos más duros de una familia del sur de Estados Unidos con una madre cándida y un padre autoritario, como la creación del planeta Tierra como tal. La Delgada Línea Roja en cambio está en un Top 5 de mis películas favoritas de la historia del cine. Una obra que sólo con su trailer ya hace que se me salten las lágrimas y que nos habla de la puereza de la naturaleza y el origen del mal en el ser humano en el marco del desembarco en Guadalcanal no puede recibir otro apelativo por mi parte que no sea obra de arte.




El problema con To the Wonder es que aún teniendo en su interior todas las constantes de su autor y de seguir esa arriesgada senda que el mismo había tomado con su obra inmediatamente anterior no deja de parecer una Cara B de aquella, realizada en ocasiones con metraje sobrante de dicho trabajo. No quiero decir con ello que el último film de Malick sea una cutrez impropia de su discurso autoral, pero sí parece haber sido llevada a cabo con el piloto automático (siempre dentro de su personal e intransferible sello como autor, que es de los más interesantes del cine contamporáneo) como si esa poesía visual que le caracteriza desde sus inicios aquí estuviera más forzada o autoimpuesta que en ocasiones pretéritas.




Con todo el film posee escenas de una brillante plasticidad llenas de vida y lirismo, la mano de Malick se percibe en cada encuadre, ya que hablamos del director actual que posiblemente sea poseedor del look visual más poderoso del cine contemporáneo, pero no dejamos de pensar en ningún momento al ver To the Wonder que nos encontramos ante una versión inferior de The Tree of Life  que en más de una ocasión cae en la cursilería, el tono de postal y la impostura estilística. Por primera vez y sin que sirva de precedente sí hay ocasiones, en esta ocasión, en la que un servidor ve en una obra de Malick imágenes que podrían haber aparecido fácilmente en una anuncio publicitario de perfumes caros.




Pero si hay un problema grave que hiere considerablemente al conjunto de la obra, incluso me arriesgaría a decir que su ausencia la mejoraría, es la inadecuada voz en off. El uso que Malick ha hecho de este recurso narrativo en ocasiones ha sido exhultante, pero en To the Wonder es sencillamente lo peor de la velada. Aquellas preguntas existenciales sobre la vida, la presencia de un dios superior, la pureza de la naturaleza o del mal inherente en el hombre que pudimos escuchar en trabajos como La Delgada Línea Roja, El Nuevo Mundo o El Árbol de la Vida dejan lugar a elucubraciones cursis, repetitivas, artificiosas y teatrales (en el peor sentido de la palabra) sobre amor que más que a obras previas del cineasta o dramas románticos de nivel nos retrotrae a la literatura barata de autoras como Corín Tellado.




Tampoco ayuda el ineficaz montaje realizado a diez manos que debieron sufrir lo suyo con su labor ya que con To the Wonder se confirma aquello de que Malick rueda cantidades industriales de celuloide con cada una de sus películas y luego descarta muchísimos minutos de metraje (de ahí el descontento de actores que ven sus papeles muy reducidos en sus films y algunos que desparecen por completo en los mismos) realizando una edición muy ajustada. El trabajo aquí hace que la subtrama de Rachel McAdams parezca una anécodta casi sin importancia (cuando no debería ser así) y que toda la historia del padre Quintana dé la impresión de estar metida con calzador y que si se eliminara del corte final del largometraje no influiría en el resultado del producto a ningún nivel.




Ni siquiera el buen hacer de unos actores que han admitido que Malick da mínimos detalles para que ellos tengan una considerable libertad a la hora de interpretar consiguen elevar demasiado el nivel de la obra. Un Ben Affleck que sigue confirmando que con los años va mejorando como actor, una Olga Kurylenko frágil y etérea y una aceptable Rachel McAdams en sus pocos momentos de metraje hacen lo que pueden para que las repetetitivas escenas de besos, miradas, achuchones varios y jugueteos continuos sean creibles y no conduzcan (demasiado) al hastío. Pero realmente poco de amor se ve en esas imágenes ya que no todos los cineastas saben transmitir romanticismo sin apenas diálogos. Wong Kar Wai sólo hay uno, por suerte para unos y desgracia para otros.




Pero el que peor lo tiene es Javier Bardem dando vida a un personaje que anda tan perdido como el mismo el actor. Lo bueno es que el protagonista de No es País Para Viejos tiene el suficiente talento como para sacar adelante el papel que sea y aquí se muestra convincente como sacerdote con dudas en permanente búsqueda del ser superior que supuestamente da sentido a su propia existencia. Pero ni su rol está bien desarrollado, ni su interacción con los personajes principales está bien perfilada, ni su historia añade a la trama algo que no sean elucubraciones teológicas de andar por casa que tienen mucho de dogmáticas y adoctrinadoras, al contrario de las que destilaba El Árbol de la Vida, que eran mucho menos sentenciosas y sesgadas.




Podemos quedarnos con el poder de las imágenes que le dan forma, la soberbia fotografía de Emmanuel Lubezki, la labor de unos actores que saben transmitir la pureza (que no pasión) de sus personajes y hasta el trabajo de su director tanto con la cámara como con el casting. Pero To the Wonder es una cinta más o menos fallida que convierte en defectos lo que en Malick siempre han sido virtudes (deconstrucción narrativa, introspección, parajes bocúlicos de una belleza desarmante). Poca reflexión sobre el amor y las relaciones de pareja encontramos en estas casi dos horas de metraje y tampoco nos da demasiadas pistas sobre cómo encontrar al creador (en el caso de creer en su existencia) porque por mucho que me duela con su última cinta Terrence Malick me ha decepcionado, porque una cosa es querer seguir la misma senda que abrió con su anterior film (arriesgado, atípico casi anticomercial) y otra que nos ofrezca una versión para dummies de aquel y por ahí no paso, por mucho que sea el señor que me enseñó que en una guerra todos los hombres tienen el mismo rostro.



2 comentarios:

  1. El caso es que no la he visto para despellejarla, tengo en muy alta estima al tipo y he ido con todo mi deseo de salir contento de verla, pero no, los fanatismos conmigo no van, cuando la cosa está bien genial cuando no pues no me callo, por mucho que me guste un director (ya me viste con Cosmpolis).

    Que sí, que sé que si su próxima película es sobre un amish mirando un ficus durante dos horas y media la veré, pero si me pasa como con esta no me cortaré en ponerla a parir. Y me jode eh, que sigo viendo el trailer de To the Wonder y se me siguen poniendo los pelos como escarpias, pero eso puede que sea por la varonil voz de Javier Bardem que me pone to cachondo.

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  2. Ea, uno que es muy sincero, como una erección indebida.

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