jueves, 28 de febrero de 2013

El Almuerzo Desnudo, the human centipede



Título Original Naked Lunch (1991)
Director David Cronenberg
Guión David Cronenberg basado en el libro de William S. Burroughs
Actores Peter Weller, Judy Davis, Ian Holm, Julian Sands, Roy Scheider, Nicholas Campbell, Monique Mercure, Michael Zelniker, Joseph Scorsiani, Robert A. Silverman, Mathilda May






William S. Burroughs nació en Saluis, Misuri, en 1914. Fue uno de los novelistas estandarte de la literatura beat y posteriormente formó parte del movimiento contracultural junto a otros autores como Thimoty Leary o Ken Kesey. Escribió novelas como Yonqui o Queer y alcanzó gran notoriedad con El Almuerzo Desnudo, editada en 1959. Su narrativa era de un carácter irónico, extremo y en varias ocasiones no líneal. En sus obras, que eran de un considerable matiz autobiográfico, abordaba temas polémicos como la adicción a distinto tipo de drogas, la homosexualidad, el antiamericanismo o la morbidez utilizando distinto tipos de criaturas como insectos o extraterrestres. Con el tiempo se convirtió en uno de los literatos más polémicos e importantes de la segunda mitad del siglo XX y un autor clave en la evolución de la narrativa estadounidense.




David Cronenberg nació en 1943 en Toronto, Canadá. Tras varios cortometrajes se inició en el mundo del largo con Vinieron Dentro de.... Tras sus primeros films fue conocido como el "Padre de la enfermedad venérea". Después de rodar obras como Scanners o Videodrome, y sustentar su teoría de la Nueva Carne, un paso más en la esquela evolutiva por medio de la unión física entre el cuerpo humano y la tecnología, debutaría con éxito en Hollywood con  La Mosca, remake del clásico de Kurt Neumann. A finales de los 80 y principios de los 90 daría forma a algunas de sus obras de madurez como Inseparables (Dead Ringers),  M. Butterfly o Crash. Durante el pasado decenio con Una Historia de Violencia y Promesas del Este recibió el elogio de un público y una crítica que ya admitían encontrarnos con él ante uno de los autores más personales del panorama cinematográfico contemporáneo.




En 1991 los caminos de estos dos creadores se cruzaron en el plano profesional cuando después de años de conversaciones entre ambos, planes de rodaje pospuestos y cambios en los equipos técnico y artístico Cronenberg puedo estrenar su atípica adaptación de El Almuerzo Desnudo, el libro más famoso de Burroughs. Esta controvertida novela de 1959 se une a la larga lista de obras literarias con fama de inadaptables al cine, aunque muchas de ellas han visto, con más o menos suerte, sus páginas convertidas en imágenes. Matadero 5, Miedo y Asco en Las Vegas o Dune demostraron en su momento que sí se pueden hacer adaptaciones cinematográficas de manuscritos complejos o atípicos, con mayor o menor fidelidad o éxito.




Pero el director de Un Método Peligroso era consciente de que el material literario que tenía entre manos era de una complicadísima adaptabilidad cinematográfica, porque el libro de William Burroughs no tiene un orden narrativo tradicional, ya que está construido a modo de pasajes aleatorios que para colmo están llenos de criaturas multiformes de naturaleza sobrehumana como máquinas de escribir vivientes con formas de escarabajo, enormes ciempiés humanoides o unas criaturas con apariencia alienígena llamadas Mugwump. De modo que tomó una decisión tan arriesgada y poco convencional como acertada en fondo y forma a la hora de llevar el libro a imágenes.




La décima película de David Cronenberg no es una adaptación ortodoxa, de la ya de por sí poco ortodoxa, novela homónima de William S. Burroughs. El canadiense decide dar un doble salto mortal sin red y abordar el proyecto como un ejercicio de metaficción en el que se nos narran algunos de los hechos más importantes de la vida del escritor a modo de biopic añadiendo a la historia conceptos, constantes, personajes o elementos narrativos propios de la obra escrita del novelista, pero desvinculándose en gran parte del argumento, de por sí bastante alambicado y carente de cohesión estructural, al menos aparentemente, que daba forma como todo literario a El Almuerzo Desnudo.




William Lee es un exterminador de plagas que vive con su mujer adicta a inyectarse el insecticida que utiliza su marido en el trabajo. Un día Bill es interceptado por la policía, llevado a comisaría y aún bajo los efectos de la larga exposición a los productos químicos que usa para eliminar bichos interrogado por un enorme escarabajo con la capacidad de hablar que presume ser su superior, un detective secreto encubierto que le encomienda la misión de eliminar a su esposa, Joan, porque es una agente doble capaz de hundir la organización para la que ambos, insecto y exterminador, trabajan. Un entramado conspiranóico, viajes a Túnez, escarcéos con homosexuales, dobles personalidades y escarabajos con forma de máquinas de escribir parlantes servirán para que Bill escriba una novela autobiográfica llamada El Almuerzo Desnudo en la que plasmará su lisérgica aventura.




Cronenberg siempre mostró fascinación por la obra de Burroughs y su influencia puede verse notablemente en las enfermedades víricas de matiz sexual que pueblan films como Shivers, parásitos que pasan de unas personas a otras provocándoles una incontrolable sed por el sexo, o Rabia, a una mujer le nace una protuberancia fálica en la axila con la que penetra a su amantes durante el coito, y años después las vainas físicas que se introducían por la espalda de los protagonistas de eXistenZ para llevarlos a universos de realidad virtual. Como autores abordaban muchas de sus obras de ficción desde el punto de vista de la enfermedad y poblaban sus relatos de seres multiformes, mutaciones o humanoides de proporciones grotescas que representaban alegorías de la sociedad occidental y su descomposición moral a nivel global. De modo que el hecho de que cruzaran sus caminos era inevitable.




La principal misión de David Cronenberg a la hora de llevar adelante el proyecto de realizar su versión cinematográfica de Naked Lunch era amalgamar su discurso autoral con el de William Burroughs. Esta idea se deja ver desde los mismos títulos de crédito en los que escuchamos el desconcertante y magnífico tema de apertura en el que se mezclan la partitura musical del compositor habitual del cine del canadiense, Howard Shore, que representaría el microcosmos del director, y el saxo del intérprete de free jazz, Ornette Coleman, que vendría a ser la alegoría de la impronta literaria de Burroughs, mostrándose desde el arranque esa dualidad artística que aúna o "muta" los dos idearios de los creadores de la historia, tanto el del que la ideó en papel como el  del que la traslada al celuloide.




El Almuerzo Desnudo toma como base el género del cine negro para sustentar su exoesquelto narrativo. El personaje de Will Lee, émulo de Burroughs que utilizó en varias de sus novelas, viste con gabardina y sombrero y no deja de ser el protagonista de un film noir clásico. Su mujer, Joan, es una mujer fatal que se desdoblará en otro personaje, Joan Frost, ecos de Vértigo de Alfred Hitchcock, con personalidad muy parecida a la de aquella e interpretada también por la actriz Judy Davis (que ese mismo 1991 también participó en esa obra maestra que es Barton Fink, de los hermanos Coen, otra pieza que hablaba sobre la creación de obras ficción). Allos se añade un entramado sobre agentes secretos y organizaciones detectivescas, villanos en la sombra y un giro final en el que descubrimos que no todos los personajes son lo que parecen a simple vista.




Pero como es lógico todo este argumento esta envuelto en una atmósfera onírica, mórbida y enrarecida en la que impera una mirada entomológica de la realidad. Bill es adicto a una droga llamada Carne Negra que le incita a tener una visión distorsionada de su entorno. Cronenberg no quería inyectar, nunca mejor dicho, esa perspectiva lisérgica sólo cuando su protagonista estuviera bajo los efectos de las drogas, de modo que decidió que todo el largometraje apelara en fondo y forma a estar localizado en un ambiente de extrañeza dejándose ver en ese Túnez de tono pesadillesco o esa Interzona, más un estado mental que una entidad tangible, en la que Bill convive con máquinas de escribir en forma de escarabajos gigantes que hablan por el ano o playboys suizos ocultando bajo su piel ciempiés gigantescos que sodomizan a pobres jóvenes homosexuales. Metáfora esta última del terror que supuso para Burroughs la incursión en sus primeros escarcéos físicos con personas de su mismo género.




El sexo también es omnipresente en el largometraje, no sólo por el que practican los personajes, también por el que exhalan objetos como, por ejemplo, las ya mencionadas máquinas de escribir (toda la perafernalia relacionada con la creación literaria tiene a lo largo del film un tono de perversión parafílica epidérmica y escamosa que puede casi olerse gracias a los maravillosos y en ocasiones repulsivos efectos de maquillaje de Chris Wallas) teniendo su culmen en una de las escenas más perturbadoras del film. Cuando Bill y Joan Frost empiezan a escribir un relato pornográfico con la máquina de escribir árabe que poco a poco va mutando el algo físico, la Nueva Carne cronenbergiana en su máximo exponente, cambiando su parte frontal en una especie de orificio vaginal (como el televisor de Videodrome en el que introducía su cabeza Max Renn o la hendidura ventral de este último) o naciendo una larga protuberancia de forma fálica en su parte trasera, como la previamente mencionada que surgía del cuerpo de Rose en Rabia, convirtiéndose finalmente en una especie de medio humanoide con múltiples tentáculos que intenta violar sin éxito a Joan en pleno coito con el protagonista.




El trabajo de Cronenberg tiene una ferrea coherencia dentro de su insana lógica. La inclusión de hechos de la vida de Burroughs, como su pasión por las armas, sus coqueteos con la bomosexualidad (llevada con mucha más elegancia y sutilidad que en la novela, se nota que Cronenberg es heterosexual y no conoce demasiado el terreno, aunque lo abordaría con más acierto en los dos films que seguirían al que nos ocupa) el ¿accidental? asesinato de su mujer jugando a Guillermo Tell, su relación de amor/odio con Túnez, el hecho de crear gran parte de su obra literaria bajo los efectos de tantas drogas que llegaba a olvidar o no reconocer sus propios manuscritos, la presencia de dos personajes secundarios llamados Hank y Martin que se basan en los escritores beat, Jack Kerouack y Alen Ginsberg o el peso en su vida de la adicción, en el sentido más amplio de la palabra, siendo tanto inspiración como lastre para el desarrollo de su carrera profesional como novelista son todo un acierto y un homenaje a la persona retratada en el largometraje. Pero en la recta final, cuando se desvela todo el entramado oculto, la cinta pierda algo de solidez y se adentra en una resolución un poco anticlimática e insatisfactoria, aunque bastante lógica por entregarse a una inteligente narración circular.




Cronenberg venía de realizar su mejor película, Inseparables (Dead Ringers). El largometraje protagonizado por los hermanos Mantle, interpretados por un inmenso Jeremy Irons, supuso la obra de madurez del canadiense, pero también una cinta que marcó un punto de inflexión en su puesta en escena, que pasó de ser física, carnal y lacerante, a más compleja, aséptica y elaborada estilísticamente, pero nunca apelando a florituras innecesarias o movimientos de cámara gratuitos. Como realizador depura su estilo y consigue entregar un trabajo elegante y medido que se contrapone en su estética a las retorcidas imágenes que recoge su objetivo siendo de una fisicidad palpable y angustiosa aunque nunca excesiva, ya que su exposición en pantalla está media con un uso magistral del caos controlado.




Los actores están en un sempiterno estado de adormecido letargo que acentúa la lectura estupefaciente de la historia. La contención se hace con el casting y ninguno de los intérpretes destaca por encima del resto, pero el atípico cast realiza un trabajo notable. Todo un acierto la elección de un Peter Weller, en su último gran papel, para dar vida a Will Lee, no sólo por que su escualida figura, casi como la de un insecto, es la más adecuada para el rol, también porque tiene un considerable parecido con Burroughs en su juventud. Le acompañan una magnífica Judy Davis en doble papel, Ian Holm como el escritor Tom Frost, otro villano que parece sacado directamente de una novela de Raymond Chandler, un perturbador Julian Sands como el millonario Yves Cloquet o Roy Scheider dando vida al Doctor Benway, rol clave dentro de la película. Aunque como en la mayoría de los films de Cronenberg los actores son sólo un medio más, como la dirección artística o la fotografía, para que pueda transmitir su discurso cinematográfico al espectador.




Sin ser una obra perfecta El Almuerzo Desnudo triunfa a la hora de transmitir el universo literario burroughsiano por medio del séptimo arte, pero curiosamente donde más podemos ver la prosa del novelista es en los momentos en los que el personaje de Peter Weller narra las dos anécdotas relacionadas con orificios anales, una en la cena con Julian Sands en el restaurante árabe y la otra de nuevo con este y el rol de Kiki yendo en el coche del protagonista de Warlock. Estamos hablando del proyecto más arriesgado de un cineasta alérgico a toda idea de autcomplaciencia autoral, un trabajo angustioso, irónico y brutal que se mueve con igual pericia tanto en la escatolgía como en la más pura de las inspiraciones artísticas. Con la cinta que nos ocupa David Cronenberg no sólo consiguió homenajear a uno de los autores que más han influido en su obra cinematográfica pasando la personalidad de aquel por su propio filtro como creador. También le sirvió para tantear el terreno de esa literatura supuestamente inadaptable que tendría su culmen en 1995 cuando llevara a imágenes Crash de James G. Ballard, esa sí, una de sus mejores creaciones y una obra maestra de cine de autor de los años 90.



martes, 26 de febrero de 2013

Un Asunto Real, something is rotten in the state of Denmark



Título Original A Royal Affair - En Kongelig Affære (2012)
Director Nikolaj Arcel
Guión Rasmus Hesiterberg y Nikolaj Arcel basado en la novela de Bodil Steensen-Leth
Actores Mads Mikkelsen, Alicia Vikander, Mikkel Boe Følsgaard, Trine Dyrholm, David Dencik






Esta semana se estrena en España A Royal Affair, producción de época danesa dirigida por Nikolaj Arcel e ideada por la compañía Zentropa, fundada por el cineasta Lars Von Trier y el productor Peter Aalbæk Jensen. Un servidor vio el film hará cosa de un mes, pero no dejaba de posponer la crítica en favor de otros films, pero ver que llegará a nuestras pantallas en breve me ha animado a hablar de esta estimable producción que me dejó considerablemente satisfecho cuando pude degustarla. y que tuvo el pasado año una destacable carrera internacional ganando varios premios como dos osos de plata en Berlín o siendo nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en representación de su país.




A finales del siglo XVII el inestable rey de Dinamarca, Christian VII (Mikkel Boe Følsgaard) contrae matrimonio con la joven Carolina Matilde (Alicia Vikander) que tiene que aguantar a un marido mentalmente petrurbado que convertirá su vida un poco menos que un infierno. Pero la llegada a la corte del nuevo doctor del rey, Johann Friedrich Struensee (Mads Mikkelsen), hombre intelectual de ideario progresista trastocará la vida en el reino danés cuando se convierta en poco más que una mano derecha para el monarca, que lo toma como su hombre confianza, y en el amante secreto de la reína Carolina que encontrará en él la pasión, la entrega y la inteligencia que nunca halló en su esposo.




Nikolaj Arcel utiliza como núcleo central de su largometraje el típico romance palaciego para realizar un fresco de unos hechos poco conocidos dentro de un periodo muy destacado de la historia de Dinamarca. El resultado es una cinta de época con reminiscencias clásicas pero con un inconfundible aroma europeo que se revela como un duro golpe la realeza del país danés y a cómo la misma se dejaba influenciar por una institución eclesiástica ultraconservadora que rechazaba cualquier atisbo de pensamiento progresista que pudiera perjudicar su posición dentro del reino.




El personaje del Doctor Strunsee, que existió realmente y cuya procedencia era alemana, representa en A Royal Affair el pensamiento ilustrado que trataba de abrirse camino en una Dinamarca arcaica y anclada en el oscurantismo o los prejuicios éticos y morales. Un hombre de considerable cultura que consigue llamar al atención de una reina que encuentra en el misterioso médico un hombre de un nivel intelectual impropio para el país por aquel entonces, un caballero elegante y honorable que se encuentra por su personalidad en las antípodas de su excéntrico e inestable marido, el rey Christian.




Desde que se estrenara en 1975 la que es la mejor película de época de la historia del cine, Barry Lyndon, todas las posteriores cintas que retratan tiempos de corsé, peluca y palacio dentro del séptimo arte se han visto influenciadas directa o indirectamente por aquella obra maestra de Stanley Kubrick y A Royal Affair no es una excepción. De la imperecedera obra protagonizada por Ryan O'Neill toma panorámicas de acabado pictórico (aunque sin llegar a la excelencia de la iluminación natural del largometraje del director de Eyes Wide Shut) un tono que aúna clasicismo y vanguardia o un aroma realista y elegante que no se adentra nunca en la escatología o la obscenidad, pero que tampoco se entrega al puritanismo formal de otras obras de este género, mostrando cierta carnalidad que nos confirma la mano de Lars Von Trier en la producción y parece ser que en el guión, pero sin estar acreditado en el mismo.




Las intrigas palaciegas se suceden continuamente, los enormes pasillos y las estancias tienen unos colores fríos durante el día (rememorando en ocasiones a la muy recuperable gelidez de Retrato de Una Dama de Jane Capion, que adaptaba la novela de homónima de Henry James) y unos tonos oscuros en los pasajes nocturnos con la presencia de tenues candelabros que recuerdan estilísticamente a (sobre todo el inicio) de otra obra maestra dentro del cine de época, aquella Amadeus con la que el checo Milos Forman tocó el cielo de su carrera como cineasta, y no será esta la única referencia a dicho film a lo largo de esta crítica. Estas dos maneras de abordar la puesta en escena y la fotografía del film acentúan el matiz de luminosidad con el que el personaje de Strunsee afecta a la vida de la reína de cara a la corte y los actos furtivos que ambos llevan a cabo como amantes cuando llega la noche respectivamente.




Mencionando de pasada la cinta de 1986 que llevaba a imágenes la rivalidad (o más bien envidia de uno hacia el otro) entre los compositores Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart hilo fino y comento la labor de los actores que es otro de los puntos fuertes de Un Asunto Real. Al rey Christian le da vida Mikkel Boe Følsgaard, que debuta en el mundo del largometraje cinematográfico con este trabajo en el que toma como inspiración al Tom Hulce (Mozart) de la ya película de Milos Forman, interpretando a un monarca sátiro, esquizofrénico, con un preocupante comportamiento infantil que permite a sus allegados manipularlo con facilidad. Su labor es la mejor de todo el plantel de actores porque transmite con verismo al espectador una sensación de inestabilidad mental que puede dar al traste con todo el entramado llevado a cabo por Strunsee para cambiar de dirección a la sociedad danesa y encarrilarla a un futuro de progreso.




Mads Mikkelsen se ocupa de interpretar a Johann Friedrich Struensee y el villano de Casino Royale (que ha tenido un fantástico 2012 con su labor en Jagten de Thomas Vinterberg dando vida a un acusado de pederastia, con premio en Cannes al mejor actor) ofrece en la cinta que nos ocupa una exquisita composición dando cuerpo y alma a un hombre de la ilustración de una riqueza intelectual y un físico viril que se contrapone al liviano y hasta andrógino del monarca. La guapísima Alicia Vikander es la reina consorte, ella es el personaje central del relato y con el que más empatizamos. Nos compadecemos de ella por casarse por conveniencia con un ser inmaduro que realmente no la quiere, nos alegramos cuando encuentra el amor en un hombre que tiene sus mismas inquietudes intelectuales y que le ofrece la pasión que su marido no sabe o quiere ofrecerle. Nota aparte para una brillante Trine Dyrholm en el rol de la madre del rey, la verdadera villana de la velada y principal culpable (aunque no la única) de todas las desgracias que sufren los protagonistas.




A Royal Affair es una apuesta interesante, un tipo de cine inteligente que trata con respeto a un espectador que puede entretenerse aprendiendo que sucedió en una etapa importante de la historia del viejo continente, pero sobre todo es el mazazo más crudo que se ha dado a la realeza desde aquella genialidad llamada La Locura del Rey Jorge, aunque dicha cinta protagonizada por un indescriptible Nigel Hawthorne no tiraba la piedra y escondía la mano (sencillamente brutal el último comentario del protagonista) como sí hace A Royal Affair, que tras explicarnos detalladamente y con profundidad moral que la ilustración fue masacrada por culpa de la influencia de la iglesia en el reinado de Dinamarca al final tratan de suavizar el golpe al decirnos que los herederos del rey Christian VII fueron los que hicieron cambiar al país escandinavo y llevarlo a una nueva era de progresismo.




A pesar de esta pequeña mácula para no tocar mucho las narices a Doña Margarita II y la familia real danesa, poco más se le puede reprochar a un largometraje tan mayúsculo como las que nos ocupa, ya que su diseño de producción, dirección artística, guión, reparto y realización forman unos sólidos cimientos que hacen de Un Asunto Real una magnífica propuesta cinematográfica para pasar poco más de dos horas de calidad e interés cultural. Hace dos noches perdió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa frente a Amour (que en breve será comentada aquí junto a otras de las cintas premiadas en la dicha gala) del austriaco Michael Haneke, pero aún así su carrera internacional está siendo todo lo destacable que se merece. Esperemos que en España también le vaya bien a partir del próximo viernes.



sábado, 23 de febrero de 2013

Mamá, no sin mis hijas



Título Original Mama (2013)
Director Andrés Muschietti
Guión Neil Cross, Barbara Muschetti, Andrés Muschetti
Actores Jessica Chastain, Nikolaj Coster-Waldau, Megan Charpentier, Isabelle Nelisse, Daniel Kash, Javier Botet, Jane Moffat, Morgan McGarry, David Fox, Dominic Cuzzocrea





Lo cierto es que transmite cierta rabia e incluso impotencia el hecho de que un director debutante que denota tener un considerable talento no da todo lo que debiera en su ópera prima como cineasta. Es lo que le ocurra al argentino Andrés Muschietti en Mamá, su debut en el mundo del largometraje apadrinado por el realizador mexicano Guillermo del Toro en labores de productor. Por desgracia todas las buenas sensaciones que transmite la película en su primera mitad van desapareciendo cuando su creador empieza a hacer concesiones a la galería y con ello ofrecer momentos que no se alejan demasiado de los que podemos ver en cualquier cinta de terror actual, con todo lo bueno y malo que eso conlleva.




Victoria y Lily son dos niñas que tras pasar cinco años viviendo en una cabaña perdida en un bosque, poco después de la muerte de sus padres, son encontradas en un estado de considerable salvajismo. El tío de las niñas, Lucas, y la novia de este, Annabel, se harán cargo de la tutela de las pequeñas. Cuando las hermanas se van a vivir con ellos se empieza a percibir en el inmueble la presencia de alguien o algo que ha seguido a las crías desde los bosques, la misma entidad que las ayudó a sobrevivir en aquella cabaña abandonada convirtiéndose en la celosa protectora de ambas.




Inspirada en un magnífico cortometraje homónimo ideado por el propio Andrés Muschietti y su hermana Bárbara (que también colabora en el guión de la obra que nos ocupa) Mamá empieza como una prometedora cinta que toma algunas constantes del cine de terror bastante comunes para abordarlas con una inteligencia expositiva muy considerable. La puesta en escena de Muscchetti es elegante, sabe mover con sabiduría la cámara (el travelling en el jardín de entrada a la casa con el coche patrulla) o buscar encuadres sutiles que sin mostrar apenas nada (en el que se ve en la izquierda a Annabele en el pasillo y a la derecha  a Lily jugando con la sábana en el dormitorio) consiguen acrecentar la tensión y el suspense de manera metódica.




Pero conforme la historia avanza la interesante labor detrás de las cámaras de Muschietti se diluye gradualmente y de la sabiduría formal en fondo y forma, como esos planos de Lily andando a cuatro patas con movimientos salvajes por los pasillos oscuros o los ruidos que la misma hace por la noche con la voz (muy buen uso de los efectos sonoros), pasamos al susto fácil con golpes de banda sonora, caminos trillados mil veces o el mostrar demasiado a la criatura, que cuando era sólo sugerida y no expuesta directamente transmitía mucha más inquietud e incomodidad que cuando la vemos en la recta final de frente y avalanzándose hacia los personajes principales, confirmándose aquello de que en el séptimo arte la intimidación psicológica siempre da mejor fruto que la física.




Aunque el mayor acierto de Mamá es la elección de Jessica Chastain para hacer el papel de Annabel, la novia rockera de Lucas. La intérprete de moda, que sería raro que la madrugada del próximo Lunes no se llevara el Oscar a la mejor actriz por su labor en La Noche Más Oscura, ofrece un trabajo más que notable dando vida a esa mujer entre asustada y protectora que va descubriendo poco a poco el peso que esas niñas van a tener en su propia existencia y que por desgracia no han venido solas de su refugio en los bosques. Además de hacer una labor notable como actríz, algo que ya vimos previamente en El Árbol de la Vida, La Deuda o la ya mencionada cinta de Kathryn Bigelow, por primera vez y sin que sirva de precedente un servidor la ve hasta atractiva, siendo una chica que físicamente no me llama mucho la atención.




Por desgracia en Mamá hay tantos aciertos como fallos. De la atmósfera, la mesura en la dirección en los primeros compases del metraje, el trabajo destacable de su protagonista, la candidez de las dos primeras niñas que dan vida a Victoria y Lily o la convicción de las que  las interpretan cinco años después, pasamos al efectismo prefabricado que busca el miedo más primario (en el peor sentido de la palabra) a un Nikolaj Coster-Waldau (el Jamie Lannister de la soberbia Juego de Tronos) que está como de pasada para llevárselo calentito, flashbacks que parecen videoclips de Nightwish o un final burtoniano que ya se entrega al exceso y la fábula fantástica gótica de postal. A ver si a la próxima Muschietti se encarrila y encuentra un discurso consecuente con su talento, porque lo tiene, pero ni él parece estar muy seguro de ello.


martes, 19 de febrero de 2013

Top Cine 2012



Ahí estoy, emulando los gestos de mi sobrino, la encarnación del mal con rizos. Pues con un poco de retraso pero ya tenemos aquí, como cada año, el Top de Cine del pasado año 2012. Como es costumbre incluyo sólo películas que se hayan estrenado oficialmente en España tanto en cines como en mercado doméstico (como el caso de una de las que voy a poner). Dejo fuera productos que ya he visto pero que no han tomado las taquillas (o videoclubs y supermercados) de estas tierras como Cabin in the Woods, Universal Sodier: Day of Reckoning (sí, iba a incluirla, no lo dudéis), A Royal Affaire (ya colgaré la crítica) o L'Ordre et la Morale. Este año ha estado muy bien cinematográficamente hablando, aunque ha sido muy comercialoide, y ha tenido especial relevancia para mí por las bastantes adaptaciones de personajes de cómics (o variantes) que nos han llegado siendo de una calidad considerable la mayoría de ellas. El orden a partir de la cuarta película no está estrictamente establecido, los puestos pueden ser intercambiables.  Vamos a ello.





Esta adaptación (la segunda) de la novela Susan Hill que han ideado la guionista Jane Goldman (Kick-Ass, Stardust, X-Men: Primera Generación) y el director James Watkins (Eden Lake) para la resucitada Hammer Films es posiblemente mi película favorita del 2012. Pieza de acabado exquisito y tono clasicista que nos narra una magnífica historia de casas encantadas con una elegancia expositiva sobresaliente y un control de la tensión y el suspense digno de uno de los grandes. A eso sumémosle un Daniel Radcliffe entrgadísimo que ya se ha deshecho de la gafas y la varita mágica para madurar como actor. La película que más disfrute el pasado año porque parece haber sido gestada teniendo en cuenta todos mis gustos y filias cinematográficas. El cine de terror clásico no ha muerto, sólo estaba dormido.







Tras 4 años y 5 películas individuales Marvel Studios encarga al talentoso Joss Whedon unir a los Vengadores en la pantalla grande. El resultado es cine espectáculo 100%, un endiablado producto lleno de acción, humor, épica, personajes carismáticos que son trasladados con fidelidad y respeto de las vieñetas a la pantalla y con ello su director conquista la cumbre del celuloide que adapta el mundo del cómic a imágenes (la otra sería El Caballero Oscuro de Christopher Nolan, llegando a la misma excelencia por un camino totalmente opuesto). Whedon recupera el cine de evasión de calidad de los 80, realiza una oda al sense of wonder y nos regala momentos y secuencias que ya están dentro del mejor celuloide de entretenimiento de los últimos años. Iron Man, Capitán América, Hulk, Viuda Negra, Thor, Ojo de Halcón y Loki ya tienen su lugar en el panteón del mejor cine sobre superhéroes jamás rodado y el creador de Buffy y Firefly por fin recibe el reconocimiento que llevaba años mereciendo. Una pequeña obra maestra del cine comercial americano, una fiesta cinematográfica en estado puro.







Cuando aquellos que hemos seguido la carrera del norteamericano Tim Burton pensábamos que había muerto debido a que año tras año nos ofrecía productos acomodaticios y a medio gas indignos de su impronta pasada, su regreso al stop motion, que tantas alegrías le dio en el pasado con Pesadilla Antes de Navidad y La Novia Cadáver, nos confirma que realmente está muy vivo y que cuando se implica al 100% en un proyecto puede demostrar que sigue siendo un autor mayúsculo. Frankenweenie, que está basada en un delicioso corto de imagen real que Burton hizo para la Disney y que fue un fracaso en su momento,  es un homenaje a todo el cine que el director de Eduardo Manostijeras ha amado a lo largo de su carrera y a su propia filmografía como cineasta. Una película llena de vitalidad sobre un perro que vuelve a la vida gracias a su amo, Víctor, una reformulación del Frankenstein de James Whale llena de referencias a la Hammer, la serie B, el cine de Roger Corman o el atómico japonés. Una carta de amor al cine y a la amistad que el tiempo convertirá en un humilde pero inolvidable clásico.








Chirstopher Nolan dice adiós a su visión del personaje de cómic creado por Bob Kane y Bill Finger en 1939 a lo grande. The Dark Knight Rises es una enorme epopeya cinematográfica que cierra una mastodóntica y memorable trilogía fílmica en la que el británico eleva el Batman icono al nivel de mito mientras humaniza y devuelve la vida a Bruce Wayne tras su redención como vigilante de Gotham. Grandilocuente, poderosa, irregular, incisiva, crepuscular, épica, imperfecta o como bien dijo el gran José Torralba, wagneriana. La última película de Christopher Nolan toma como base la novela Historia de Dos Ciudades de Charles Dickens y la refuerza con la amalgama narrativa de historias remarcables del personaje en viñetas, desde El Regreso del Caballero Oscuro, pasando por Tierra de Nadie y sin olvidar La Caída del Murciélago. Una vez más Batman trasciende su propia figura, de nuevo un villano bien construido pone contra las cuerdas al alter ego de Bruce Wayne y por última vez lo vemos salvar in extremis a la ciudad que lo vio nacer. Por el camino quedan algunas de las mejores escenas del pasado 2012: el arranque en el avión, la primera pelea con Bane, la aparición de Batman tras su retiro, el monólogo del villano a las puertas de Blackgate o ese final que como fan del personaje me pone un nudo en la garganta. Gracias a Christopher Nolan por haber dado una nueva dimensión a mi personaje de cómic favorito, una visión personal e intransferible con sus virtudes (muchas) y sus fallos (más bien pocos) que no será fácil de olvidar en los próximos años, le pese a quien le pese.








La cuarta película como director del intérprete George Clooney sigue confirmándonos que es uno de los cineastas más inteligentes del panorama cinematográfico. Esta adaptación de una obra de teatro de Beau Willimon es un thriller político que saca a relucir toda la corrupción moral que hay dentro de la política americana, arriesgándose Clooney a ganarse la enemistad de compañeros y amigos suyos porque en el film saca los esqueletos del armario del partido demócrata, el mismo en el que él milita. Un guión magistral y un reparto que le da gran parte del trabajo hecho encumbran a The Ides of March como una de las películas más interesantes e incisivas sobre el mundo de las campañas electorales estadounidenses, es cierto que podía haber dado incluso más de sí como arma arrojadiza, pero poco se le puede reprochar a esta versión dramática de la inolvidable Ciudadano Bob Roberts de Tim Robbins.








Segunda adaptación cinematográfica protagonizada por Juez Dredd (tras la terrible, pero entrañable, de los 90) el personaje creado a finales de los 70 por el inglés John Wagner y el español Carlos Ezquerra para la mítica revista británica 2000 AD. Dirigida por Pete Travis (Omagh) y protagonizada por Karl Urban (este sí es un buen Juez Dredd, no el de Stallone) esta de 2012 es una traslación mucho más fiel al cómic, llena de violencia explícita, suciedad y distopismo. Su único problema es que no sólo no contiene la ironía e incorrección política propias del tebeo sino que justifica los actos fascistoides de este mítico juez, jurado y verdugo. Una pena que se haya estrellado en la taquilla, porque es un thriller de acción altamente reivindicable.








Kevin Smith se desmarca totalmente de sus comedias freaks sobre sexo, cómics y cultura popular para saldar cuentas con la ultraderechista y homófoba iglesia baptista de Westboro comandada por  Fred Phelps y su familia. Red State es un thriller de tono setentero y aroma a serie B con una violencia, hiperrealista cruda y epidérmica, reparto bien medido (Michael Parks enorme, Melissa Leo y John Goodman memorables)  y una crítica directa y muy arriesgada no sólo a los extremismos religiosos, también al uso desporporcionado de la fuerza por parte de una ley siempre respaldada por el gobierno de turno que hace la vista gorda con tal de mantener su estado de bienestar intacto.








Los novatos Josh Trank y Max Landis (hijo de John) se marcan una interesantísima reflexión sobre la posibilidad de la existencia de personas con poderes sobrenaturales en nuestra sociedad.Proyecto abordado con el subgénero del falso documental (aporvechadísimo y llevado hasta el extremo) como estética, un tono indie en el fondo y un final deudor del Katsuhiro Otomo de Akira, pero homenajeando a los personajes superheróicos de siempre con el conjunto. Personajes creíbles dentro de lo sobrehumano, ciertos toques de crítica social y una mirada interesante sobre la corrupción moral a la que aboca la acumulación de poder. Cinta a redescubrir y valorar como es debido.









Tercer trabajo del actor Ben Affleck detrás de la cámaras que le confirma como un cineasta a tener muy en cuenta en el panorama cinematográfico actual. Argo está nspirada en hechos reales sobre un negociador de la CIA que sacó a un grupo de diplomáticos estadounidenses de Irán inventándose el rodaje de una falsa película de ciencia ficción de origen canadiense. Thriller deudor de las grandes muestras de cine de espionaje de los 70 con una perfección formal tanto en el apartado técnico como el artístico. No es tan grande como los dos anteriores films del guionista de El Indomable Will Hunting, pero merece todos los premios internacionales que está recibiendo.









El director de American History X, Tony Kaye, nos muestra el día a día y los avatares de la eseñanza pública en Estados Unidos, aplastada por un grupo de alumnos sin ideales o escala de valores y un sistema imperfecto regido por intereses puramente económicos o personales. Adrien Brody realiza el mejor trabajo de su vida con este profesor suplente que no quiere mantener vínculos afectivos con sus alumnos pero que al final verá su cómo si vida cambia al conocer a una menor de edad que se dedica a la prostitución. Desde la puesta en escena hasta todo el reparto pasando por el guión, todo funciona en este desesperanzador, pero aún así luminoso, fresco de nuestro tiempo.







Rian Johnson, el director de la estimable Brick, realiza con su último largometraje un magnífico thriller futurista con apuntes de distopía, western y cine noir. Un guión magnífico, un reparto encabezado por unos destacables Joseph Gordon-Levitt y Bruce Willis, una realización de nota alta y referencias literarias a Philip K. Dick o cinematográficas a Terminator de James Cameron o 12 Monos de Terry Gilliam solidifican el argumento de esta historia sobre viajes en el tiempo, mercenarios, traición y dilemas morales de distinta índole. Desde ya una cinta de culto dentro de su género.







Para el que suscribe la película española más interesante del 2012. El sevillano Alberto Rodríguez vuelve a sorprender tras 7 Vírgenes con este thriller policiaco basado en hechos reales que no sólo hace un retrato incómodo de las fuerzas de la ley de Andalucía, también utiliza su historia como excusa para hacer un fresco del sur de España (mi tierra) de finales de los 80 donde la política y el pueblo permitían los actos delictivos de un grupo de policías que campaban a sus anchas por los barrios marginales de la capital utilizando métodos propios de la mafia. Sólido guión, dirección acerada y un reparto excelentemente cohesionado con un Antonio de la Torre, una vez más, dando clases de interpretación.





Arriesgado, atípico y valiente biopic a manos de Clint Eastwood sobre J. Edgar Hoover, el inefable creador del FBI. Con la ayuda de Dustin Lance Black (Mi Nombres es Harvey Milk) el director de Sin Perdón humaniza hasta la desnudez física y psicológica a tan reprobable personaje mostrando todo lo bueno y lo malo que llevó a cabo durante el tiempo que ejerció su cargo, sus traumas, el peso que su posesiva madre tuvo a lo largo de su vida y su relación homosexual con Clyde Tolson, su mano derecha. La cinta bordearía la excelencia si no fuera por culpa de ese aterrador maquillaje para envejecer a los actores que si en los casos de Leonardo DiCaprio (enorme como Hoover) o Naomi Watts es bastante aceptable, en el de Armie Hammer es sencillamente agónico. Una cinta que mereció mejor suerte de la que tuvo y que supondrá en un futuro un punto importante dentro de la carrera de nuestro conversador con sillas favorito.








Un galés, Garteh Evans, ha tenido que irse a indonesia para realizar el mejor thriller de acción en bruto de la historia del cine y así pasarle con ello la mano por la cara a todas las producciones norteamericanas que presumen de ser buenas películas de género. Celuloide que escupe adrenalina por todos y cada uno de sus fotogramas, las mejores coreografías de tiroteos y acción física que un servidor ha visto en su vida (y me he criado viendo este tipo de cine desde los 5 años)  y un reparto que no duda en partirse, literalmente, la cara con tal de dar forma a un producto realista, afilado y contundente que se revela como una pieza de gran valor dentro del tipo de films al que se adscribe. Inteligentísimamente en nuestro país fue estrenada directamente en el mercado doméstico (y sólo en dvd)  sin pasar por las pantalla grande. Spain is different.








Peter Jackson regresa con mucho acierto a la Tierra Media adaptando El Hobbit pero cometiendo con ello algunos fallos. Por el lado bueno tenemos que el neozelandes sigue poseyendo un pulso envidiable a la hora de llevar a imágenes la letra de J.R.R. Tolkien y el microcosmos lleno de hobbits, elfos, enanos y criaturas fantásticas que creó en papel. Por el malo el innecesario alargamiento del relato al ser trasladado a la pantalla con el que nos mete morralla a todo trapo y alarga pasajes y secuencias con el único fin de sacarnos más dinero al hacernos pasar tres veces por el cine para ver su trabajo al completo. Con todo una ejemplar cinta de aventuras que no decepciona y que consigue enganchar de principio a fin.








Debut de Martin Scorsese en el mundo del cine para toda la familia con una deliciosa adaptación de la novela de Brian Selznick. La Invención de Hugo es una carta de amor a los orígenes del cine por parte de uno de los autores que más ama el séptimo arte. Un cuento luminoso, melancólico, visualmente impresionante (uno de los pocos usos verdaderamente acertados del formato 3D) con un guión y reparto entregado a la nostalgía, la infancia y la admiración por la figura de George Méliès, uno de los padres del medio. Cine de calidad para todos los públicos.









Para la tercera entrega de la célebre saga española el director Paco Plaza (esta vez en solitario) rompe el tablero de juego y realiza una reformulación paródica que cambiando su forma (adiós al falso documental, hola a la sorna y el humor negro) no deja ser idéntica a las otras dos películas en el fondo. La comedia se apodera de la velada, aunque el terror y el gore no sale por la ventana, y podemos encontrarnos referencias que van desde Robert Rodriguez a Luis García Berlanga sin que al director le tiemble el pulso. Una de las obras más divertidas y desprejuiciadas del 2012, a ver qué tal esa cuarta parte a manos de Jaume Balagueró que cerrará la franquicia... o no.









David Fincher es uno de los mejores cineastas que ha dado Hollywood en los últimos 25 años y hasta con el remake de la adaptación de la primera parte de la célebre trilogía novelas del sueco Stieg Larson es capaz, no sólo de superar a la versión anterior en imágenes, también bordar un thriller de alto voltaje y acabado impecable que si en el apartado artístico hay poco que reprocharle, en el técnico (dirección, montaje, fotografía) no baja del sobresaliente. A destacar su atmósfera, el reparto y unos títulos de crédito que son una obra de arte.







Takeshi Kitano vuelve a sus raíces, no sabemos si porque su vena artística se lo pedía o porque sus fans lo tenían harto de pedirle más cine sobre la yakuza japonesa, el mismo que le dio fama internacional con films como Violent Cop, Hana-Bi o Sonatine. Sea como sea Outrage es cine Kitano 100%, un thriller sobre mafiosos desalmados lleno de violencia resquebrajando momentos de calma y una labor delante y detrás de la cámara de una considerable calidad. Veremos si su secuela, Outrage Beyond, que ya dicen por ahí que es mejor que la que comento, está a la altura.








La película más taquillera de la historia del cine español está basada en hechos reales,  rodada con un oficiao fuera de toda duda y unos medios humildes dentro de las producciones grandes. J.A. Bayona, con la ayuda de un muy buene reparto, consigue realizar una obra cinematográfica remarcable, llena de vida y con un mensaje esperanzador sobre la supervivencia. Pero al director del Orfanato le puede el tremendismo y el afán sensacionalista, de modo que decide, de manera bastante cuestionable, regodearse en el dolor y le desgracía bordeando en ocasiones la pornografía emocional. Aunque estos fallos no empañan los aciertos de una cinta admirable y con verdadero corazón.









El año pasado tuve el capricho de poner en mi Top del 2011Green Lantern, floja cinta que adaptaba el universo del célebre personaje de DC. Este 2012 no podía faltar esta secuela de Ghost Rider, no sólo ya por capricho particular mío, sino porque al defenderla como una mala cinta cafre, macarra, pasada de rosca, con escenas de acción y diversión 100% disfrutable, he vivido momentos divertidos a lo largo del pasado año. Mark Neveldine y Bryan Taylor (Crank 1 y 2, Gamer) no se toman en serio esta secuela con un Nicolas Cage más sobreactuado que nunca y deciden poner su poderío visual al servicio de una historia exagerada y muy de serie B llena de satanismo, piromanía y magma para el niño y la niña. Es un bulto de película, pero al lado de su predecesora parece Ciudadano Kane.




Cosmopolis - El mazazo cinematográfico del año. Como si me hubiera dado una paliza todo el reparto de The Raid me sentí cuando vi lo decepcionante que me supuso la última cinta de mi admirado David Cronenberg. El canadiense adapta lo novela homónima de Don DeLillo y da a parir (o más bien aborta) un farragoso ejercicio de pedantería encriptada sobre economía, capitalismo y vacuidad que me dejó totalmente deconcertado y hasta cabreado. La primera (y espero que última) vez que el de Ontario me decepciona al 100%, espero que a la revisión me parezca al menos aceptable, porque finalmente la compraré por completismo, pero me va a doler ver como comparte con cosas como Promesas del Este o La Mosca.

Sherlock Holmes 2: Juego de Sombras - Segunda parte de la adaptación que Guy Ritchie realizó en 2009 del cómic de Lionel Wigram que revisiona libremente las aventuras de los personajes creados por Arthur Conan Doyle. Más ruido, más acción, más vacuidad y todo depositado en los hombros de unos divertidos Robert Downey Jr y Jude Law, una misteriosa Noomi Rapace y un memorable Moriarty a manos de Jared Harris hasta que el director de Snatch lo pone a darse de tollinas con Holmes.

La Chispa de la Vida - Tras exprimir su discurso autoral al máximo en la anárquica Balada Triste de Trompeta, Álex de la Iglesia remata con desgana esta revisión cañí de El Gran Carnaval de Billy Wilder con un buen reparto y algo de mala baba, pero sin aprovechar el material incendiario que tiene para hacer la que podría haber sido la cinta más ácida de su filmografía. A pesar del buen hacer de José Mota y Salma Hayek y de sus buenas intenciones como producto hablamos de un proyecto fallido e indigno de su autor

Shame - El británico Steve McQueen realiza un interesante análisis de la alienación del hombre contemporáneo por medio de un personaje adicto al sexo. A pesar de lo interesante de la historia el film no brillaría tanto sin la presencia de un Michael Fassbender desnudo en cuerpo y alma que tiene uno de los mejores momentos cinematográficos de 2012 en ese primer plano que le regala el director durante el clímax del menaje a trois que transmite tanta compasión como patetismo.

Sin Tregua - El guionista de Training Day, David Ayer, sigue contándonos la misma historia policíaca de siempre, esta vez desde el subgénero del falso documental. El director de Harsh Times fracasa al traicionar la esencia del producto que está realizando, porque por mucho nervio que quiera imprimir a la acción (cuando la hay) y por muy bien que estén sus actores las continuas elipsis narrativas, la confusión formal y conceptual de su propuesta y no tener nada nuevo que contar hacen que la película fracase en su cometido.

Luces RojasInteresante tercera película del español Rodrigo Cortés sobre un grupo de especialistas en desenmascarar a falso mediums y curanderos. El gallego se rodea de un muy buen reparto y realiza una labor destacable en la dirección, pero en su guión está el verdadero potencial de un film encomiable que sabe jugar con el espectador sin insultar su inteligencia.

ExtraterrestreLa segunda cinta del polifacético Nacho Vigalondo es una humilde y simpática comedia romántica localizada en una supuesta invasión alienígena de España. Minimalista, sencilla, menor, con un reparto elegido y llevado con acierto y una historia que finalmente deja al espectador con una sonrisa a en la boca.

Sombras Tenebrosas - Tim Burton lleva a la gran pantalla un mítico serial de los 60 y 70 sobre un vampiro fuera de su tiempo. El producto se adscribe a la etapa desubicada de Burton antes de sorprender a propios y extraños con su resurrección en Frankenweenie, pero es dentro de estos films insatisfactorios de los más aceptables. Destaca (como siempre en Burton, pero ya casi ni es mérito suyo) el diseño de producción, el reparto y sobre todo un Johhny Depp entrañable así como una Eva Green arrebatadora.

Men in Black 3Simpática y tardía secuela de la saga cinematográfica que adapta al cine los cómics de Lowell Cunningham. Está bien narrada, no desentona con las dos anteriores entregas (incluso supera a la segunda) tiene algunos añadidos que están llevados con acierto y consigue cerrar gracias al guión algunas tramas desarrolladas en las dos primeras partes. Se deja ver y no decepciona al fan de la franquicia.

The Amazing SpidermanLa decepción cinematográfica comiquera del año. Sony fracasa a la hora de hacer un reboot de los largometrajes sobre Spiderman y nos sale con una cinta impersonal, blanda, realizada con desgana y el piloto automático accionado en todo momento que no aprovecha el material que tiene entre manos emulando (con mucho más desacierto) todo lo que Sam Raimi mostró con más pericia en su primera incursión en el universo del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. Sólo se salvan el dúo actoral principal cuando el almíbar no los devora y las escenas de acción. Pocas esperanzas tengo en esa secuela que acabaré viendo por puro morbo viñetil.

El Dictador - Sacha Baron Cohen deja el formato falso documental que tan buenos resultados le dio en Borat y Brüno y se pasa a la ficción pura y dura. El resultado es una muy políticamente incorrecta cinta fallida que apela demasiado al subrayado, la brocha gorda y la escatología innecesaria. A pesar de todo nos quedamos con el recuerdo de un Sir Ben Kingsley haciendo el panocha con mucha sorna y ese monólogo en el que el guionista, productor e intérprete lanza sapos y culebras contra Estados Unidos, sencillamente brutal.

Prometheus - El mejor trabajo como director en años de Ridley Scott es una entretenida y acertada (aunque tópica) cinta de ciencia ficción, pero una indigna secuela de Alien: El Octavo Pasajero. Me quedo con algunos pasajes de violencia brutal (esa cesarea), un buen reparto, la atmósfera, la puesta en escena aséptica y ese David al que da vida un Michal Fassbender que ha tenido un 2012 para enmarcarlo.

Ted - Muchos saben que no soy el mayor fan de Serh McFarlane, pero contra todo pronóstico se ha ganado mi confianza con su ópra prima en la dirección cinematográfica. Ted es una comedia con el tono satírico y gamberro de su creador, pero también tiene entre chistes verdes, fanservice y salidas argumentales freak (lo de la oda a la película ochentera de Flash Gordon me sigue pareciendo memorable) sentimiento y un mensaje interesante y positivista. Enormes tanto Ted como un Mark Wahlberg al que la comedia no le sienta nada mal.

El Legado de BourneTony Gilroy, el guionista de la trilogía original se ocupa de reiniciar la saga con otro actor, un muy acertado Jeremy Renner. Una historia que engancha, un reparto de campanillas y una adecuada y medida dosificación de la acción hacen de Bourne Legacy un interesante thriller que da nueva vida a una franquicia que parecía que no podía dar más de sí.

Los Mercenarios 2Secuela de The Expendables que repite por duplicado todo lo que hizo de la primera entrega un simpático producto mediocre para el lucimiento de sus avejentados protagonistas. Un desprejuiciado elogio a los action heroes de los 80 y 90 que tiene como mayores reclamos sus escenas de acción bruta, a Jean Claude Van Damme como villano, la aparición de un Chuck Norris más Chuck Norris que nunca y el descubrimiento de Arnold Schwazzenegger y Bruce Willis como pareja de humor chusco.

ManoleteDesde ya una obra de culto de la caspa cañí, un esperpento realizado con desgana, sin pies ni cabeza, cútremente rematado y argumentalmente inconsistente. Produce más risa que otra cosa esta cinta que si ha tardado en estrenarse 7 años en España ha sido con motivo. Para la estantería del recuerdo el bronceado de Santiago Segura y la cara de "¿Qué coño hago yo aquí?" del pobre Adrien Brody.

Desafío TotalTerrible remake de la inolvidable cinta de Paul Verhoeven a manos de Len Wiseman, ese mercernario del buen gusto que ha perpetrado la saga Underworld y la cuarta entrega de La Jungla de Cristal (Die Hard). Actores guapos corren durante dos horas intentando esquivar lucecitas brillantes cegadoras para llegar al final del metraje y enfrentarse con el pelucón de un Bryan Cranston más perdido que el barco del arroz en este subproducto que tiene más de intro de videojuego que de obra cinematográfica. Largometraje a olvidar y enterrar lo más profundo posible

Mátalos Suavemente - Adaptación de la novela Cogan's Trade de George V. Higgins a manos del excelente cineasta australiano Andrew Dominik (Chopper, El Asesinato de Jesse James Por el Cobarde Robert Ford). El resultado por desgracia no está a la altura, porque aunque la puesta en escena (excepto por alguna floritura efectista innecesaria) es destacable, su trasfondo tenga más peso del que aparenta y su reparto esté a la altura, su metraje se resiente por culpa de un guión excesivamente dialogado que no va a ninguna parte y que finalmente hace pensar al espectador que no ha pasado nada a lo largo del film.

A Roma Con AmorComedia menor de Woody Allen que sin ser destacable en manera alguna regala al espectador situaciones, diálogos y personajes divertidos y 100% hijos de su creador. Ligera, superficial,  jocosa e irónica, no marcará época en la filmografía de nuestro judío favorito, pero tampoco lo necesita ni demanda. Lo mejor, la feliz recuperación del Allen actor, que como siempre da un recital de comicidad.

SalvajesUn Oliver Stone a medio gas decidido a recuperar el favor del público remata este entretenido thriller sobre narcotraficantes y cárteles de la droga basado en la novela de Don Winslow que tiene sus mayores aciertos en sus actores y la dirección de Stone. Falla la innecesaria pirueta final y que si uno la mira detenidamente más que por el director de Salvador o Platoon parece realizada por un Tony Scott (descanse en paz el buen hombre) más contenido de lo normal.

SkyfallAcertada entrega de James Bond llena de referencias a tiempos pretéritos dentro de la saga, con un villano inolvidable a manos de nuestro Javier Bardem y una chica Bond de rompe y rasga, Bérénice Marlohe. Sam Mendes demuestra ser el mejor director que ha pasado por la vida de 007, Daniel Craig se confirma como un Bond de alto nivel y las escenas de acción y la canción de Adele se llevan el gato al agua.

Crepúsculo: Amanecer 2Terrible cierre para una terrible serie de películas. La última cinta que adapta las novelas vampiricorománticas de Stephanie Meyer es una de las peores obras cinematográficas del año y tiene uno de los finales más tramposos y ridículos que un servidor ha visto en su vida. Pedofilia encubierta, pectorales apretados, vampiros oligofrénicos y actores dando lo peor de sí mismos son el mayor reclamo para este broche de ojalata que cierra la mediocridad hecha cine.

El Hombre de los Puños de HierroQuentin Tarantino apadrina aquí el debut cinematográfico del rapero norteamericano RZA. The Man With Iron Fists es un homenaje despersonalizado, descompensado, desangelado, descerebrado y muchas más cosas que empiezan por "des" que demuestra que hay que ser un gran director para meter todo el cine que te gusta en una Túrmix y que te salga algo, no ya bueno, sino decente. Por lo menos en el proceso nos echamos unas risas entre tanta coreografía de lucha indescriptible remozada en vergüenza ajena y a ritmo de hip hop.

ContrarrelojEs tan mala, tiene a un Nicolas Cage tan terrible, a un Josh Lucas tan ridículo (qué postizo capilar señores), contiene un argumento tan trillado, una dirección tan horrenda, unas secuencias de acción tan penosas que ni crítica le he hecho, es más, no pienso hacérsela nunca. Putos viajes largos en autobús.