jueves, 27 de septiembre de 2012

Mátalos Suavemente



Título Original Killing Them Softly (2012)
Director Andrew Dominik
Guión Andrew Dominik basado en la novela George V. Higgins
Actores Brad Pitt, Richard Jenkins, James Gandolfini, Ray Liotta, Sam Shepard, Scoot McNary, Ben Mendelsohn, Garret Dillahunt, Max Casella, Vincent Curatola





El largometraje Killing Them Softly supone por un lado la adaptación cinematográfica de la novela Cogan's Trade escrita por el novelista norteamericano George V. Higgins y por otro la tercera cinta del interesantísimo director de origen neozelandes Andrew Dominik, autor de la irónica y crudísima Chopper, biopic del célebre criminal australiano Mark Brandon Read interpretado por un brutal e irreconocible Eric Bana, y de la soberbia El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford con Brad Pitt, Casey Affleck, San Rockwell, Sam Shepard o Mary-Louise Parker, un enorme y atípico western que un servidor considera una de las mejores películas de la década pasada.




Pero por desgracia esta Mátalos Suavemente, a la que le tenía muchas ganas desde hace tiempo, ha supuesto una considerable decepción que no me esperaba para nada. La última cinta de Andrew Dominik no es ni mucho menos una obra cinematográfica desdeñable, pero contiene unos considerables fallos estructurales y tonales que la hacen mostrarse cuando acaba su metraje como un film más o menos fallido con el que el cineasata neozelandes, contra todo pronóstico, no ha estado a la altura ni en la escritura ni en la dirección y es una verdadera pena porque el hombre tiene talento y oficio a paladas.




Tras el atraco por parte de dos ladrones aficionados a una importante partida de poker dentro del submundo del hampa, la mafia contrata los servicios del asesino a sueldo Jackie Cogan (Bradd Pitt) que deberá elaborar un plan para eliminar a los dos atolondrados atracadores que no saben donde se han metido. Durante el proceso Jackie pondrá sus ojos sobre Marki Trattman (Ray Liotta), criminal que en su momento ya ideó un falso asalto a otra timba y que por ello es el principal sospechoso y contratará los servicios de otro gánster de New York llamado Mickey. La misión de Jackie se encontrará con varios obstáculos inesperados que podrán dar al traste con todo el trabajo y la transacción económica que ganaría con él.




Killing Them Softly es una cinta sobre gangsters que se mueve entre un Scorsese más tenebrista de lo habitual y los Coen de Fargo o Muerte Entre las Flores, es decir, que no inventa nada. No he leído la novela en la que se basa el largometraje, pero este contiene dos fallos de sólidez narrativa que hacen tambalear su esqueleto estructural. El primero es que Dominik decide centrarse más en los diálogos que en los sucesos que acontecen en la trama, prefiere que los personajes interctúen entre ellos por medio de disertaciones habladas que por acciones. El segundo es un efecto secundario derivado del primero y es que en el film realmente pasan pocas cosas o casi ninguna. No estoy en contra de historias mínimas, con ellas a veces se han forjado obras maestras, pero la poca amplitud de miras en cuanto al argumento central del film hacen que la tercera cinta del neozelandes se quede un una anécdota más que en una película remarcable.




Por otro lado, si bien la dirección es sólida, hace un buen uso de la cámara al hombro, los planos largoso las tomas estáticas con reminiscencias al clasicismo coppoliano y posee algunos momentos memorables en secuencias complicadas, apenas se ven retazos del director que con su anterior film se marcó un claroscuro americano de un lirismo arrebatador, un western pictórico en el que remataba con su objetivo planos que parecían lienzos en la línea del Stanley Kubrick de la imperecedera Barry Lyndon o el Terrence Malick de sus tres últimos films. Sirva como ejemplo el tiroteo de coche a coche, lleno de sangre y cristales digitales (un error considerable que casi todos los impactos de bala del largometraje hayan sido retocados con CGI), técnicamente es un pasaje intachable, pero también muy efectista (aunque el tema que acompaña las imágenes le regala enteros al conjunto, por cierto, excelente banda sonora) dejando muy lejos el tenebrismo deudor de Caravaggio de algunos momentos de El Asesinato de Jesse James... como el asalto al tren nocturno.





En Mátalos Suavemente Andrew Dominik ha sufrido el síndrome de Quentin Tarantino en Death Proof. Se ha visto tan seguro de su destreza con los diálogos que prefiere ver a sus criaturas conversar sobre temas más o menos triviales que llevando a cabo los chanchullos que deben ejecutar para llegar a conseguir sus propósitos económicos. Ciertamente esos momentos entre los roles comentado problemas personales o anécdotas de anteriores trabajos quedan bien en pantalla y dan peso a los protagonistas, pero a lo largo del metraje se abusa en exceso de ellos. Por muy buen papel que hagan un maduro Brad Pitt, James Gandolfini, Richard Jenkins, un muy recuperado Ray Liotta (protagonista de dos de las mejores partes del film, como la bestial y muy epidérmica paliza, muy deudora de los tiempos de Chopper y la última aparición que tiene su personaje en el largometraje), el cameo de Sam Shepard o unos inspirados Scoot McNairy (Monsters) y Ben Mendelsohn (El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace) llegado un punto cansa tanta verborrea barriobajera y amenzante cuando la historia no avanza practicamente nada por culpa de ello.




También me ha llamado mucho al atención cómo la prensa especializada y bastantes espectadores han visto una dura crítica al capitalismo norteamericano y a la crisis global cuando se cebó con aquel país, que a mí se me ha antojado como un poco creíble subtexto no muy sostenido que sólo se deja ver por la omnipresencia de discursos televisivios y radiofónicos de los dos últimos presidentes de Estados Unidos hablando de enconomía, ver en la trama que hasta los criminales cobran menos por ejecutar personas o la presencia de ese discurso interesante pero un poco fuera de lugar con el que Brad Pitt cierra el largometraje. La intención de Dominik es buena y supongo que estaba en el mismo libro de V. Higgins, pero films como Gangs of New York de Martin Scorsese o su propia El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford dieron fe con más pericia del hecho que confirma que USA es un país forjado con dinero y regado con sangre.




Como ya he comentado no estamos ante una cinta evitable o mediocre, pero sí es cierto que al menos a mí, como espectador, no me ha ofrecido todo lo que esperaba de ella. Andrew Dominik es capaz de mucho más que esto y espero que en el futuro puedo confirmarlo, porque le sobra profesionalidad, inventiva y hasta cierto tono de autoría cinematográfica bastante identificable. A ver qué tal se desenvuelve con esa Blonde que en la que está embarcado con Namoi Watts haciendo de Marilyn Monroe en la época en la que compartió vida con sus dos maridos Joe DiMaggio y Arthur Miller o alguno de sus amantes como el presidente John Fitzgerald Kenndy. Puede que el cambio radical de género le abra nuevas vías cinematográficas con las que experimentar como cineasta.



4 comentarios:

  1. se dice 'a patadas' no ' a paladas' Arminio :D :D

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  2. Hombre, Don Eljose, un honor verte por aquí.

    Se dice a paladas cuando en la expresión te refieres a una pala.

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  3. Muy buen post.
    Es cierto que la película no se centra en la trama y da más importancia a lo que piensan los personajes, a quienes deja hablar. Aun así, me gustó mucho, me encanta el trabajo de Dominik y la ambientación de esta película con el comienzo de la era Obama de fondo me pareció muy acertado.

    ¡Saludos!

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  4. Lo bueno es que el film empieza en las postrimerías de la era Bush y continúa con la Obama, Dominik nos viene a decir que en verdad no hay un cambio importante dentro de América por mucho que estén gobernada por mandatarios antagónicos.

    Yo he quedado más satisfecho con sus otros trabajos, pero como ya he dicho Killing Me Softly no es una película mala, ni mucho menos.

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