jueves, 9 de junio de 2011

La Matanza de Texas IV: La Nueva Generación, old McDonald had a farm...




Título Original: The Texas Chainsaw Massacre IV, The Next Generation (1994)
Director: Kim Henkel
Guión: Kim Henkel
Actores: Renée Zellweger, Matthew McConaughey, Robert Jacks, Tonei Perensky, Joe Stevens, Lisa Marie Newmeyer, John Harrison, Tyler Cone




En 1974 La Matanza de Texas marcó un antes y un después en el cine de terror americano. Tobe Hooper llegó a la grandeza de dicho género por el camino de la imperfección y la fisicidad. Casi diez años después él mismo realizaría una secuela que, supuestamente, buscaba dar una visión paródica e irónica de la primera cinta. La Matanza de Texas II supuso un egendro a distintos niveles que ensuciaba el buen nombre de su predecesora. En 1990 llegó la tercera parte, La Matanza de Texas III, Leatherface de Jeff Bur, poco ambiciosa y deslabazada repetición de las constantes de la primera entrega a la que respetaba tanto como temía. Pero cuando nada hacía pensar que la cosa podía empeorar en 1994 llegó la hecatombe.




Kim Henkel, el co guionista de la primera La Matanza de Texas decidió dirigir en 1994 una secuela más a espaldas de su amigo y compañero Tobe Hooper y con unos por aquel entonces aún desconocidos Matthew McConaughey y Renée Zellweger como protagonistas. El resultado no podía ser bueno de ninguna manera, pero claro, que fuera tan enormemente desastroso no parecía posible. Pero La Matanza de Texas 4, La Nueva Generación es lo peor de lo peor, tanto que supuso un punto de no retorno para la saga, tocando fondo esta como nunca lo había hecho.




Esta cuarta parte de La Matanza de Texas es tan rematadamente mala que hace que la horrible y desastrosa segunda parte parezca la primera. Kim Henkel continúa, más o menos, la misma estructura que la primera y tercera parte. Pero el resultado es tan horrible, penoso, inane y aburrido que al espectador le cuesta horrores acabar la película y depositar en ella un mínimo de atención para seguirla debidamente. Todo por culpa del cúmulo de insustancialidades y ridiculeces que pueblan un cortísimo metraje que, paradójicamente, se antoja eterno de cara al espectador.




Un grupo de chicos huidos de la fiesta de graduación del instituto dan a parar a la casa de un familia de rednecks pirados. Pero ojo, estos ni parecen matarifes, ni son caníbales. ni producen terror. Sólo son un grupo de personas imbéciles transmitiendo más pena que pavor dando forma a un núcleo familiar sin lógica alguna empañando de manera inmisericorde el legado, ya de por sí bastante ultrajado en las dos anteriores entregas, de la familia protagonista de la cinta original de Tobe Hooper. Todos y cada uno de los estúpidos componentes de esta peculiar tribu dan vergüenza ajena y son capaces de llevar al espectador a un malsano estado de irritación.




Uno de ellos, el que aparentemente es el líder, ¿interpretado? por Matthew McConaughey, es el conductor de la grúa del pueblo y tiene una pierna ortopédica hidráulica que se convierte en la protagonista de la velada debido a lo disparatado del uso que se hace de la misma,sirva de ejemplo la "memorable" la escena con el duelo de mandos a distancia que la controlan. Otro componente de la familia no para de citar a filósofos y escritores como Maquiavelo u Óscar Wilde, a saber con qué intención narrativa. Por último la mujer muestra claros síntomas de indecisión o personalidad múltiple. Pero si hay algo que clama el cielo es lo acontecido en esta ocasión con Cara de Cuero,  icono de la saga y del cine de terror en general.




Si en la secuela ya el mismo Hooper lo convirtió en un pervertido que quería introducir su sierra eléctrica en las partes pudendas de Caroline Williams, recuperando más tarde algo de su personalidad, aunque no mucha, en la tercera parte, lo de esta cuarta entrega ya es de sanatorio mental. Leatherface acaba reducido a una especie de travesti, con un alarmante parecido a Rita Barberá, que sólo se dedica a maquillarse, asustarse de sus víctimas, gritar y mover los brazos de manera desquiciada. Para colmo la mítica sierra eléctrica no la coge a penas y en la secuencia final, cuando se trata de emular el mismo cierre de la cinta original, con un espectador pasando tanta vergüenza ajena como para aparta la mirada de la pantalla.




Una de las peores películas de supuesto terror que he visto en mi vida y una de las secuelas más infectas e innecesarias que he podido degustar en mi trayectoria como cinéfilo. Sólo se salva la muy gráfica y explícita escena del cráneo aplastado poco a poco por la pierna hidráulica, rodada fuera de cámara, pero con un uso bastante acertado y desagradable de los efectos de sonido. Por lo demás el producto es tan infame, infecto y horrible que hay una escena durante le metraje final que sintetiza magistralmente el conjunto de la obra con el sencillo gesto de uno de los personajes recurrentes de la franquicia.




En todas las entregas previas de la saga teníamos hacia el final la famosa escena en la que el abuelo golpeaba con un martillo a la chica protagonista como si la estuviera sacrificando cual gorrino en el matadero. En esta La Matanza de Texas IV, La Nueva Generación cuando todos se ponen a gritar como locos en el comedor, tanto los verdugos como las víctimas, y antes de que tal ritual tome forma, el anciano se levanta de la mesa y se va para no volver a salir en toda la película. Sobran las palabras. Lo próximo, hablar del remake y de la precuela del mismo, las únicas dignas herederas de la genial primera película, que por lo que un servidor ha visto hasta el momento nunca debió haber sido el germen de una serie de películas tan estúpida y bochornosa.



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