sábado, 24 de octubre de 2009

Surveillance, dile a papá que me voy de la ciudad


Director: Jennifer Lynch (2008)
Guión: Jenniffer Lynch y Kent Harper
Actores: Julia Ormond, Bill Pullman, Pell James, Ryan Simpkins, French Stewart, Kent Harper, Kyle Biere, Hugh Dillon, Gill Gayle





Adoro esto del cine, no hace muchas entradas eché mucha mierda sobre el debut detrás de las cámaras de Jennifer Lynch, esa chorrada vergonzosa llamada Boxing Helena, una ópera prima mala como ella sola que nos mostraba a una directora que poco o nada tenía que decir en el panorama cinematográfico actual, dando muestra con ello de no haber heredado nada del talento de su padre, David Lynch. Pero ahora no me queda más remedio que realizar una sincera bajada de pantalones, porque su segunda obra Surveillance me ha parecido una grata sorpresa y una más que meritoria cinta.



Vale sí, la nena ha tirado de dos actores que han trabajado con su padre, el punto de partida y los secundarios son puro Twin Peaks, pero lo cierto es que todo lo que era falsario e impostado en su primera película es aquí un delicioso desfile de malaba baba y humor ácido mezclado con un tenso pulso narrativo lleno de suspense y giros inesperados que hacen que la trama sea de todo menos previsible.




Parece mentira que esta Jenifer Lynch sea la misma que dirigió Mi Obsesión por Helena, a diferencia de su farragoso trabajo en la cinta protagonizada por Julian Sands y Sherilyn Fenn aquí su labor es inspirada, muestra profesionalidad, control del tempo narrativo, hace una utilización notable de la profundidad de campo y la colocación de la cámara, además ata en corto a unos actores que pasan, necesariamente, de la contención a lo sobreactuado en pocos minutos.




Desde Expediente X hasta a A Dos Metros Bajo Tierra, de Stephen King a su propio padre David Lynch, incluso con algunas gotitas de Loca Academia de Policía, la realizadora teje un excelente thriller, violento, sádico, cómico, cruel y muy bien acabado. Es cierto que no estamos ante una gran obra, pero sí supone un importante paso adelante en comparación con su anterior trabajo.




La niña se ha hecho mayor, se nos ha independizado y nos muestra que Bill Pulman está viejo y gordo, pero actúa cada vez mejor, que Julia Ormond no siempre da asco como intérprete, que el gran Michael Ironside sigue al pie del cañón, que no le caen muy bien las fuerzas de la ley en los pueblos fronterizos y lo lo mejor de todo, que realmente y a diferencia de lo visto con anterioridad salido de sus manos, es una buena directora, puede que no una fuera de serie, pero con cintas como la que nos ocupa sí da esperanzas y apunta buenas maneras para que en un futuro próximo nos ofrezca cine de calidad, que no es poco en los tiempos que corren.


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