sábado, 5 de septiembre de 2009

Acción Mutante, hijos de un dios menor y algo tonto


Director: Alex de la Iglesia
Guión: Alex de la Iglesia y Jorge Curricoechevarria
Actores: Antonio Resines, Santiago Segura, Rossy de Palma, Álex Angulo, Fréderick Feder, Ramón Barea, Enrique San Francisco, Karra Elejalde, Fernando Guillén





Adoro a Alex de la Iglesia y su cine, pero después de ver de nuevo su ópera prima me pregunto que hubiera pasado si este hombre hubiera seguido la senda de esta Acción Mutante y El Día de la Bestia, más cazurra y paródica que el resto de sus cintas, que ya de por sí lo son, con un cachondo toque fantástico o de ciencia ficción castiza y no hubiera enfilado su carrera en productos tan entrañabales como decididamente poco ambiciosos como Muertos de Risa (sí, me gusta esa cinta) 800 Balas o Crimen Ferpecto, sólo La Comunidad con su aire exageradamente Berlanpolanskiano (soy la polla inventando palabros) podría tener algo más de enjundia como proyecto que el resto de sus films, de sus incursiones en el extranjero voy a pasar, hablo de su obra española exclusivamente.




Acción Mutante es una gamberrada deliciosa, un escupitajo en la cara del cine español de principio de los 90 anquilosado en el drama social, la comedia costumbrista y el ombliguismo guerracivilista. Buque insignia del nuevo cine vasco (que representaban el mismo De la Iglesia y gente como Daniel Calparsoro, Enrique Urbizu o Julio Medem) que irrumpió en nuestras aburridas carteleras patrias a finales del siglo XX para darle la vuelta a la narrativa ibérica insuflándole buen cine de género, ácido, satírico, actual y sobre todo divertido.




En su ópera prima Álex De la Iglesia se despacha con todo Cristo y a base de bien. Ese grupo terrorista formado por disminuidos físicos y psíquicos, esa brutal y expeditiva policía que atiza y acribilla antes de preguntar, esa jet set llena de pijos clasistas de mierda, esos omnipresentes informativos manipuladores, aderezado todo con un cojonudo humor cafre, un delicioso toque misógino y mucha mala baba para dar y regalar.




Vienen a la cabeza tanto John Carpenter como Terry Gillliam, se nota la ilusión de un director novato por divertir, innovar y tocar los huevos, con un reparto de actores geniales en el que destaca uno de los mejores papeles de Antonio Resines jamás vistos, cuando era un actor todoterreno que lo mismo se metía en una de Fernado Trueba o José Luis Cuerda que en alguna gamberrada como esta o con Urbizu en Todo por la Pasta. Los secundarios todos impagables, Karra Elejalde, Alex Angulo, Saturnino García, Fernado Guillén o el malogrado Jon Gabella en su breve papel.




Una ópera prima totalmente para el recuerdo que influiría mucho (de manera directa o no) en el estilo que le inyectó el célebre realizador francés Jean Pierre Jeneut a su Alien Resurrección (no obstante De la Iglesia rechazó dirigir tal cinta por la poca libertad que le deban detrás de la cámara). Acción Mutante es una película que muestra a un director tocacojones y descarado a día de hoy casi irreconocible, pero que existió y nos hizo ver que otro cine español fue posible, aunque sólo fuera un espejismo.


2 comentarios:

  1. ¡Dios Santo, deténgase, el Google Reader me va a explotar!
    Cuando lea, comento más en profundidad.

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  2. La verdad es que para entrar en el cine español con una space opera burra (crítica al terrorismo incluída, que no hace falta hacer desgarradores dramas para eso) hay que tener un par de cojones.
    Y aunque la película no es perfecta, la verdad es que es técnicamente impresionante (maquillaje, localizaciones, atrezzo...) y ya anunciaba a un director a tener en cuenta.
    En cuanto al resto de su carrera, creo que el compañero Alex tocó el cielo con La comunidad (impresionante en absolutamente todos los sentidos), y desde entonces se ha mantenido con la simpática 800 balas o la divertidisima Crimen Ferpecto.
    Y me parece curiosisimo que un tipo con tanta inventiva visual salga fuera de España y de películas tan fallidas como Perdita Durango o tan jodidamente planas como Los crímenes de Oxford.

    Si La marca amarilla rescata a ese director que controlaba el ritmo a la perfección y sabía planificar una película, sería ideal.

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